/ lunes 14 de octubre de 2019

Los derechos humanos a merced del Presidente

El actual Ombudsman ha decidido no buscar la reelección, es un mal augurio, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos era prácticamente la última barrera de contención y control frente al todopoderoso Presidente de la República, porque todo indica la SCJN está sucumbiendo ya ante el asedio lopezobradorista.

Hace 5 años en el Senado logramos instaurar una nueva época de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos acorde a la reforma del 11 de junio de 2011. La elección de quién finalmente quedó al frente de la CNDH fue consensuada. Con más de dos tercios decidimos garantizar una CNDH independiente y autónoma con Luis Raúl González Pérez como Presidente.

Hemos observado que al Presidente López Obrador no le gustan las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por decir lo menos. Y en represalia le redujo los recursos asignados en el presupuesto, la descalifica constantemente de manera más que irrespetuosa desde su púlpito mañanero, en ocasiones incluso rayando en el insulto simplón. Con esta clara determinación del Presidente de cuestionar la eficacia y la autonomía de la CNDH, lo que busca en realidad es disputar la legitimidad a una instancia cuyo poder ético y moral incomoda enormemente a quien se asume como único dueño de la verdad, harto peligroso para la República.

Hoy que concluye el período de Luis Raúl González Pérez podemos constatar la pertinencia de su elección: ni con el gobierno de Peña Nieto, ni con el de López Obrador se ha dejado presionar, ni ha resuelto a modo asuntos de trascendencia nacional o le ha dado la vuelta a asuntos relevantes. Los informes, recomendaciones y posicionamientos son públicos: la CNDH ha actuado con probidad y autonomía frente al poder, atendiendo problemáticas en materia de salud, seguridad, protección de niñas, niños y adolescentes, mujeres, migrantes, indígenas, atención a cuestiones ambientales, o frente a casos como el de Ayotzinapa cuya recomendación es superior a la de cualquier organismo internacional y como señala el Ombusdman, no se entiende porqué se pretende construir realidades alternas a las verdades inscritas y derivadas de la investigación de la CNDH; si realmente este gobierno quiere llegar al fondo de lo acontecido en Iguala y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal rural Raúl Isidro Burgos, debería atender esta recomendación.

Otra recomendación emblemática es sobre las Estancias Infantiles porque se protege los derechos a la educación temprana de cientos de miles de niñas y niños más pobres; por un absurdo prejuicio político de AMLO fue derogado este programa.

El Ombusdman González Pérez ha dicho que no va a buscar la reelección aunque puede hacerlo; y es una lástima porque la República requiere equilibrios que vigilen y alerten sobre violaciones a los Derechos Humanos. Esperemos que la persona que le sustituya no sea alguien que decida el Presidente López Obrador. Hoy no le gusta la CNDH porque cuestiona sus decisiones; por eso, me atrevo a señalar que los derechos humanos están en vilo.

Hago un llamado respetuoso al Senado de la República para que la decisión que tome derivada de la Convocatoria para elegir a quién encabece la CNDH, sea sustentada y en base en el principio de progresividad. En materia de derechos humanos no puede haber un paso hacia atrás.

El actual Ombudsman ha decidido no buscar la reelección, es un mal augurio, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos era prácticamente la última barrera de contención y control frente al todopoderoso Presidente de la República, porque todo indica la SCJN está sucumbiendo ya ante el asedio lopezobradorista.

Hace 5 años en el Senado logramos instaurar una nueva época de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos acorde a la reforma del 11 de junio de 2011. La elección de quién finalmente quedó al frente de la CNDH fue consensuada. Con más de dos tercios decidimos garantizar una CNDH independiente y autónoma con Luis Raúl González Pérez como Presidente.

Hemos observado que al Presidente López Obrador no le gustan las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por decir lo menos. Y en represalia le redujo los recursos asignados en el presupuesto, la descalifica constantemente de manera más que irrespetuosa desde su púlpito mañanero, en ocasiones incluso rayando en el insulto simplón. Con esta clara determinación del Presidente de cuestionar la eficacia y la autonomía de la CNDH, lo que busca en realidad es disputar la legitimidad a una instancia cuyo poder ético y moral incomoda enormemente a quien se asume como único dueño de la verdad, harto peligroso para la República.

Hoy que concluye el período de Luis Raúl González Pérez podemos constatar la pertinencia de su elección: ni con el gobierno de Peña Nieto, ni con el de López Obrador se ha dejado presionar, ni ha resuelto a modo asuntos de trascendencia nacional o le ha dado la vuelta a asuntos relevantes. Los informes, recomendaciones y posicionamientos son públicos: la CNDH ha actuado con probidad y autonomía frente al poder, atendiendo problemáticas en materia de salud, seguridad, protección de niñas, niños y adolescentes, mujeres, migrantes, indígenas, atención a cuestiones ambientales, o frente a casos como el de Ayotzinapa cuya recomendación es superior a la de cualquier organismo internacional y como señala el Ombusdman, no se entiende porqué se pretende construir realidades alternas a las verdades inscritas y derivadas de la investigación de la CNDH; si realmente este gobierno quiere llegar al fondo de lo acontecido en Iguala y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal rural Raúl Isidro Burgos, debería atender esta recomendación.

Otra recomendación emblemática es sobre las Estancias Infantiles porque se protege los derechos a la educación temprana de cientos de miles de niñas y niños más pobres; por un absurdo prejuicio político de AMLO fue derogado este programa.

El Ombusdman González Pérez ha dicho que no va a buscar la reelección aunque puede hacerlo; y es una lástima porque la República requiere equilibrios que vigilen y alerten sobre violaciones a los Derechos Humanos. Esperemos que la persona que le sustituya no sea alguien que decida el Presidente López Obrador. Hoy no le gusta la CNDH porque cuestiona sus decisiones; por eso, me atrevo a señalar que los derechos humanos están en vilo.

Hago un llamado respetuoso al Senado de la República para que la decisión que tome derivada de la Convocatoria para elegir a quién encabece la CNDH, sea sustentada y en base en el principio de progresividad. En materia de derechos humanos no puede haber un paso hacia atrás.