/ lunes 6 de noviembre de 2017

Los especialistas en cortinas de humo

Los gobernadores de Coahuila en los últimos 12 años, hermanos de nombres Humberto y Rubén y de apellido Moreira, con el interregno de un testaferro prófugo pero de ubicación bien conocida, han diseñado una estrategia distractiva que hasta ahora les ha resultado exitosa. Se trata de cortinas de humo en las que utilizan como instrumento al Congreso local.

Como bien conoce la opinión pública, el tándem Moreira ha incurrido en no pocos excesos, arbitrariedades y atropellos. Y hasta ahora, con singular ingenio, se reconoce, han salido relativamente bien librados. En primer lugar porque tienen cómplices a los que les tiene cuenta que este par de hermanos continúen impunes, porque está de por medio la cabeza de unos y otros. Es decir, de los responsables directos de las tropelías y de los que de éstas, de una u otra manera, se han beneficiado.

El otro elemento que navega a su favor, implícito en lo anterior, es la impunidad. De pronto a nadie sorprende que a pesar de denuncias, evidencias, indicios de claras transgresiones a la ley, en su letra y en su espíritu, y sin embargo nada pase. Hasta que finalmente suceda. Como seguramente habrá de ocurrir con este par de hermanos, tarde o temprano. Pues sencillamente no es posible siquiera imaginar que casos de escándalo como los que han protagonizado queden absolutamente y por siempre impunes en un régimen democrático, en un Estado de Derecho. Sencillamente inconcebible.

La estrategia distractiva que en ocasiones anteriores les ha funcionado para sus propósitos ha consistido en buscar y rebuscar un tema polémico hasta dar con él. En tanto más controvertido, mejor. Siempre habrá alguno que sea especialmente caro, atractivo para una minoría. Y lo ideal es que se trate de una minoría beligerante, de esas que saben aprovechar de la mejor manera las oportunidades que se les ofrecen para atender sus requerimientos. Así como capitalizar la tradicional indolencia de la mayoría ciudadana pasiva, de esa mayoría silenciosa que en el mejor de los casos reacciona tardíamente, o nunca reacciona.

Ejemplos de lo que en Coahuila ha sucedido en los últimos 12 años hay de sobra. Entre otros, el descubrimiento del escandaloso endeudamiento público estatal, mantenido oculto durante varios años; las cientos de desapariciones forzosas de personas, respecto de las cuales la autoridad estatal prácticamente nada sustantivo ha hecho; el ostentoso enriquecimiento de no pocos funcionarios estatales y aún municipales, que no pueden pisar suelo estadounidense porque en ese país sí son sometidos a la justicia, de la que aquí se burlan; por las impresionantes masacres, como la de Allende y las de Torreón hace varios años, sin que nada eficaz se haya hecho hasta ahora para dar con los responsables; por las atrocidades cometidas en los penales, como el de Piedras Negras, impunes hasta la fecha, y otros casos similares.

Es curioso, pero cuando las cosas se les complican a los Moreira éstos se sacan de la manga alguna iniciativa de ley que provoca controversia. Así ha sucedido con la legalización de los matrimonios igualitarios, la prohibición de las corridas de toros (no obstante que sostienen un museo público de la tauromaquia), la adopción de menores por parejas del mismo sexo, entre otras. Y luego, recién, propusieron al Congreso local la despenalización del aborto hasta el duodécimo mes de gestación. Después recularon. Lo que a no pocos ha sorprendido. Veremos.

Los gobernadores de Coahuila en los últimos 12 años, hermanos de nombres Humberto y Rubén y de apellido Moreira, con el interregno de un testaferro prófugo pero de ubicación bien conocida, han diseñado una estrategia distractiva que hasta ahora les ha resultado exitosa. Se trata de cortinas de humo en las que utilizan como instrumento al Congreso local.

Como bien conoce la opinión pública, el tándem Moreira ha incurrido en no pocos excesos, arbitrariedades y atropellos. Y hasta ahora, con singular ingenio, se reconoce, han salido relativamente bien librados. En primer lugar porque tienen cómplices a los que les tiene cuenta que este par de hermanos continúen impunes, porque está de por medio la cabeza de unos y otros. Es decir, de los responsables directos de las tropelías y de los que de éstas, de una u otra manera, se han beneficiado.

El otro elemento que navega a su favor, implícito en lo anterior, es la impunidad. De pronto a nadie sorprende que a pesar de denuncias, evidencias, indicios de claras transgresiones a la ley, en su letra y en su espíritu, y sin embargo nada pase. Hasta que finalmente suceda. Como seguramente habrá de ocurrir con este par de hermanos, tarde o temprano. Pues sencillamente no es posible siquiera imaginar que casos de escándalo como los que han protagonizado queden absolutamente y por siempre impunes en un régimen democrático, en un Estado de Derecho. Sencillamente inconcebible.

La estrategia distractiva que en ocasiones anteriores les ha funcionado para sus propósitos ha consistido en buscar y rebuscar un tema polémico hasta dar con él. En tanto más controvertido, mejor. Siempre habrá alguno que sea especialmente caro, atractivo para una minoría. Y lo ideal es que se trate de una minoría beligerante, de esas que saben aprovechar de la mejor manera las oportunidades que se les ofrecen para atender sus requerimientos. Así como capitalizar la tradicional indolencia de la mayoría ciudadana pasiva, de esa mayoría silenciosa que en el mejor de los casos reacciona tardíamente, o nunca reacciona.

Ejemplos de lo que en Coahuila ha sucedido en los últimos 12 años hay de sobra. Entre otros, el descubrimiento del escandaloso endeudamiento público estatal, mantenido oculto durante varios años; las cientos de desapariciones forzosas de personas, respecto de las cuales la autoridad estatal prácticamente nada sustantivo ha hecho; el ostentoso enriquecimiento de no pocos funcionarios estatales y aún municipales, que no pueden pisar suelo estadounidense porque en ese país sí son sometidos a la justicia, de la que aquí se burlan; por las impresionantes masacres, como la de Allende y las de Torreón hace varios años, sin que nada eficaz se haya hecho hasta ahora para dar con los responsables; por las atrocidades cometidas en los penales, como el de Piedras Negras, impunes hasta la fecha, y otros casos similares.

Es curioso, pero cuando las cosas se les complican a los Moreira éstos se sacan de la manga alguna iniciativa de ley que provoca controversia. Así ha sucedido con la legalización de los matrimonios igualitarios, la prohibición de las corridas de toros (no obstante que sostienen un museo público de la tauromaquia), la adopción de menores por parejas del mismo sexo, entre otras. Y luego, recién, propusieron al Congreso local la despenalización del aborto hasta el duodécimo mes de gestación. Después recularon. Lo que a no pocos ha sorprendido. Veremos.