/ jueves 12 de agosto de 2021

Los jóvenes no sólo son el futuro sino un presente clave  

Por Cristóbal Thompson

Hace un par de años leí un dato que me dejó atónito: sin intervención, los millennials podrían ver cómo las tasas de mortalidad de su generación aumentan en más del 40% en comparación con los de la generación X cuando tuvieron la misma edad. Y aunque el estudio está centrado en los jóvenes en EU, la data es por sí misma reveladora y vale la pena extrapolarla al caso mexicano.

Los jóvenes en México también ven que su salud se deteriora más rápido que la generación anterior a medida que crecen y esto se debe tanto a las condiciones de salud física - como la hipertensión, colesterol alto, diabetes, entre otras-, como a los hábitos y el transcurrir de la vida diaria -sedentarismo, estrés, depresión-. Además su acceso a los servicios de salud es muy limitado: el 66% de los hombres y 65% de las mujeres de 12 a 29 años de edad no tienen acceso a la seguridad social, y el 22.1% de los hombres y 17.1% de las mujeres de este grupo de edad no cuentan con adscripción a ninguna institución de salud pública o privada.

El que los jóvenes vean disminuida su salud no solo va a truncar sus vidas, sino que resultará en una mayor demanda de tratamientos y mayores costos de atención médica en los años por venir. Consideren solo esto: de acuerdo con la OCDE solo las consecuencias del sobrepeso y las enfermedades relacionadas, durante los siguientes treinta años, reducirá la vida promedio de las y los mexicanos en 4.2 años; y tratar la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas representará para nuestro país cerca 8.9% del gasto anual de salud.

Más aún, una salud deficiente entre los jóvenes evitará que contribuyan a la economía tanto como lo harían si estuvieran saludables.

Y si el escenario ya se veía complicado en 2019, la pandemia solo le ha sumado complejidad, pues de acuerdo con el Young people championing post-pandemic future, el 90% de los jóvenes del mundo han reportado un aumento de la ansiedad, más de mil millones de estudiantes de casi todos los países se han visto afectados por el cierre de escuelas y el 80% de las jóvenes están preocupadas por su futuro, y uno de cada seis jóvenes ha perdido el trabajo.

Pero el futuro no se ha escrito. Y los jóvenes, como nativos digitales, pueden ser la primera generación en exigir y obtener un conjunto claro de derechos relacionados con el rápido desarrollo tecnológico. Desde ahí pueden aportar valiosas contribuciones para poner en marcha soluciones de salud digital que respondan a sus necesidades.

Los jóvenes están en una posición única para trabajar en colaboración con expertos en salud para comprender y maximizar las aplicaciones potenciales de la salud digital, los macrodatos y las formas en que la tecnología puede conectar a las personas, las ideas y el progreso.

Los jóvenes de hoy son los líderes del mañana; sin ellos no se puede construir un futuro más sostenible con sistemas de salud sólidos. Necesitamos liderazgo juvenil si queremos alcanzar la ambición establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La juventud es el motor de la innovación, la creatividad y las nuevas soluciones de gobernanza del mundo que se construye para el mañana.

Es momento de dar mayor peso a la participación de este sector de la población que no solo es el futuro, sino un presente clave que debe ser parte de la conversación mexicana sobre salud.


Por Cristóbal Thompson

Hace un par de años leí un dato que me dejó atónito: sin intervención, los millennials podrían ver cómo las tasas de mortalidad de su generación aumentan en más del 40% en comparación con los de la generación X cuando tuvieron la misma edad. Y aunque el estudio está centrado en los jóvenes en EU, la data es por sí misma reveladora y vale la pena extrapolarla al caso mexicano.

Los jóvenes en México también ven que su salud se deteriora más rápido que la generación anterior a medida que crecen y esto se debe tanto a las condiciones de salud física - como la hipertensión, colesterol alto, diabetes, entre otras-, como a los hábitos y el transcurrir de la vida diaria -sedentarismo, estrés, depresión-. Además su acceso a los servicios de salud es muy limitado: el 66% de los hombres y 65% de las mujeres de 12 a 29 años de edad no tienen acceso a la seguridad social, y el 22.1% de los hombres y 17.1% de las mujeres de este grupo de edad no cuentan con adscripción a ninguna institución de salud pública o privada.

El que los jóvenes vean disminuida su salud no solo va a truncar sus vidas, sino que resultará en una mayor demanda de tratamientos y mayores costos de atención médica en los años por venir. Consideren solo esto: de acuerdo con la OCDE solo las consecuencias del sobrepeso y las enfermedades relacionadas, durante los siguientes treinta años, reducirá la vida promedio de las y los mexicanos en 4.2 años; y tratar la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas representará para nuestro país cerca 8.9% del gasto anual de salud.

Más aún, una salud deficiente entre los jóvenes evitará que contribuyan a la economía tanto como lo harían si estuvieran saludables.

Y si el escenario ya se veía complicado en 2019, la pandemia solo le ha sumado complejidad, pues de acuerdo con el Young people championing post-pandemic future, el 90% de los jóvenes del mundo han reportado un aumento de la ansiedad, más de mil millones de estudiantes de casi todos los países se han visto afectados por el cierre de escuelas y el 80% de las jóvenes están preocupadas por su futuro, y uno de cada seis jóvenes ha perdido el trabajo.

Pero el futuro no se ha escrito. Y los jóvenes, como nativos digitales, pueden ser la primera generación en exigir y obtener un conjunto claro de derechos relacionados con el rápido desarrollo tecnológico. Desde ahí pueden aportar valiosas contribuciones para poner en marcha soluciones de salud digital que respondan a sus necesidades.

Los jóvenes están en una posición única para trabajar en colaboración con expertos en salud para comprender y maximizar las aplicaciones potenciales de la salud digital, los macrodatos y las formas en que la tecnología puede conectar a las personas, las ideas y el progreso.

Los jóvenes de hoy son los líderes del mañana; sin ellos no se puede construir un futuro más sostenible con sistemas de salud sólidos. Necesitamos liderazgo juvenil si queremos alcanzar la ambición establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La juventud es el motor de la innovación, la creatividad y las nuevas soluciones de gobernanza del mundo que se construye para el mañana.

Es momento de dar mayor peso a la participación de este sector de la población que no solo es el futuro, sino un presente clave que debe ser parte de la conversación mexicana sobre salud.