/ domingo 11 de agosto de 2019

Los medios de comunicación ante la violencia criminal

Este es sin duda, uno de los temas que más polémica genera en nuestros días. Lo mismo se lee en la opinión pública en la Unión Europea, que en Estados Unidos, en Latinoamérica o en el resto del mundo. Sean los medios de comunicación convencionales y sus extensiones en las redes digitales, así como los propios sistemas de internet, el papel que éstos desempeñan en el tratamiento de la violencia criminal, resulta crucial para abordarlo sea como una forma para concientizar al usuario o, en el peor de los sentidos, para utilizar imágenes y/o testimonios como una forma de ampliar su influencia y ganancias.

Los acontecimientos que hemos vivido en México en los últimos 15 días, que van de El Paso a Uruapan, pasando desde luego por la capital del país, nos muestran no sólo la vulnerabilidad de las estructuras civiles de materia de seguridad civil y procuración de justicia, sino también la ilimitada condición de exposición casi inmediata, de escenas que propician miedo, alarma o lo peor, morbo por observar como son agredidas o liquidadas personas ¿libertad de expresión? ¿abuso de la libertad de expresión? ¿debe regularse o no la transmisión de dichas imágenes?

Es interesante observar como se tratan ese tipo de eventos en otras democracias. Hay una enorme facilidad para que desde un teléfono celular o dispositivo móvil, el usuario pueda difundir lo que le apetezca. Pero en casos como el Reino Unido o Francia, que en años recientes han padecido la violencia criminal del terrorismo, han establecido protocolos de control para el manejo de la información generada por ese tipo de actos. Sean los atentados de Birmingham o París, en acuerdo con las empresas dueñas de las redes digitales de comunicación más usadas, por ley se controlan las transmisiones de escenas que pueden resultar en primera instancia, una apología a la violencia y por lo tanto, ser un vehículo indeseado a las causas o motivos de semejantes acciones asesinas.

Lo mismo ha sucedido con distintos sitios de internet, cuentas de Facebook, Instagram, Twitter, que hacen apología de la violencia racista, xenófoba, homofóbica y demás expresiones que incitan a las acciones criminales en contra de determinados grupos o causas sociales. En México, como sabemos no existe normatividad alguna que se cumpla. Por supuesto que se trata de una polémica muy sensible y que en no pocas ocasiones, los argumentos conducen a suponer que actuar en forma similar a los casos europeos, nos acerca a las tentaciones autoritarias y de censura.

Por eso, lo más relevante para nuestro país, es el código de ética o bien, más sencillo aún, los criterios editoriales para difundir o no, imágenes y textos, que puedan incitar a la comisión de delitos o acciones violentas en contra de representantes de las estructuras de gobierno o contra los integrantes de la porra del equipo de futbol adversario. Lo cierto es que vivimos una tendencia a la alza de la violencia en general. Algo nos toca hacer para evitar que siga creciendo.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Este es sin duda, uno de los temas que más polémica genera en nuestros días. Lo mismo se lee en la opinión pública en la Unión Europea, que en Estados Unidos, en Latinoamérica o en el resto del mundo. Sean los medios de comunicación convencionales y sus extensiones en las redes digitales, así como los propios sistemas de internet, el papel que éstos desempeñan en el tratamiento de la violencia criminal, resulta crucial para abordarlo sea como una forma para concientizar al usuario o, en el peor de los sentidos, para utilizar imágenes y/o testimonios como una forma de ampliar su influencia y ganancias.

Los acontecimientos que hemos vivido en México en los últimos 15 días, que van de El Paso a Uruapan, pasando desde luego por la capital del país, nos muestran no sólo la vulnerabilidad de las estructuras civiles de materia de seguridad civil y procuración de justicia, sino también la ilimitada condición de exposición casi inmediata, de escenas que propician miedo, alarma o lo peor, morbo por observar como son agredidas o liquidadas personas ¿libertad de expresión? ¿abuso de la libertad de expresión? ¿debe regularse o no la transmisión de dichas imágenes?

Es interesante observar como se tratan ese tipo de eventos en otras democracias. Hay una enorme facilidad para que desde un teléfono celular o dispositivo móvil, el usuario pueda difundir lo que le apetezca. Pero en casos como el Reino Unido o Francia, que en años recientes han padecido la violencia criminal del terrorismo, han establecido protocolos de control para el manejo de la información generada por ese tipo de actos. Sean los atentados de Birmingham o París, en acuerdo con las empresas dueñas de las redes digitales de comunicación más usadas, por ley se controlan las transmisiones de escenas que pueden resultar en primera instancia, una apología a la violencia y por lo tanto, ser un vehículo indeseado a las causas o motivos de semejantes acciones asesinas.

Lo mismo ha sucedido con distintos sitios de internet, cuentas de Facebook, Instagram, Twitter, que hacen apología de la violencia racista, xenófoba, homofóbica y demás expresiones que incitan a las acciones criminales en contra de determinados grupos o causas sociales. En México, como sabemos no existe normatividad alguna que se cumpla. Por supuesto que se trata de una polémica muy sensible y que en no pocas ocasiones, los argumentos conducen a suponer que actuar en forma similar a los casos europeos, nos acerca a las tentaciones autoritarias y de censura.

Por eso, lo más relevante para nuestro país, es el código de ética o bien, más sencillo aún, los criterios editoriales para difundir o no, imágenes y textos, que puedan incitar a la comisión de delitos o acciones violentas en contra de representantes de las estructuras de gobierno o contra los integrantes de la porra del equipo de futbol adversario. Lo cierto es que vivimos una tendencia a la alza de la violencia en general. Algo nos toca hacer para evitar que siga creciendo.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso