/ jueves 15 de febrero de 2018

Los nuevos juegos geopolíticos (¿Y México?)

En realidad, . En estos años, ante el surgimiento de nuevos antagonismos a los Estados y a la paz social en el mundo, también ha reclamado un sistemático ajuste en las misiones convencionales de las Fuerzas Armadas.

De Rusia a Estados Unidos, pasando por México y China, la gran transformación del tablero geopolítico va de la mano de la formulación de las áreas prioritarias para el reforzamiento de los intereses nacionales, en dónde a diferencia de todo el siglo XX, ahora no juega un papel, ni siquiera visible, la ideología. Hoy la colisiones son en sentido estrticto, consecuencia de la rivalidad desatada se apor la ambición, el temor o ambas cosas, por parte de gobernantes, élites, empresas y pueblos. En el Polo Norte, en el Oceáno Pacífico además de una larga lista de zonas limítrofes, son claros ejemplos en dónde las reivindicaciones ideológicas no son ni origen ni causa.

Los que sí son soporte, y mucho más peligrosos, son los prejuicios raciales, religiosos, étnicos, que en su mezcla, arrojan resultados como el fanatismo, la intolerancia y la exclusión. Veamos por ejemplo, la persistente actitud del Presidente de los Estados Unidos para la construcción del muro entre México y su país. También en la provicia de Xin Xiang, en China, la forma en que es tratada la minoría igur, de formación islámica, para reconocer en ambos casos, la ausencia de una visión basada de la natural e indisoluble convivencia, que con sus diferencias o reservas, éstas no deben o no debieran prevalecer sobre la fatalidad de la geografía.

Nuestro país, de forma inherente a su presencia en el Continente Americano y en la geopolítica mundial, debiera jugar un papel mucho más dinámico, en el sentido de la cooperación en las agendas de Seguridad Internacional y Regional, en tanto las capacidades y proyección del Poder Nacional de México. Soportado en una cultura de clase mundial, lo que se conoce como el soft power, de acuerdo con el afortunado témino acuñado por Joseph Nye, nuestro país, cuenta con recursos que le aportan los recursos suficientes para resolver y contrarrestar, inclusive, las presiones en este caso, del gobierno de los Estados Unidos.

Sin embargo, la cuestión es por qué no se ha avanzado los suficiente en esa dirección. Desde la perspectiva de los centros de información y análisis civiles en México, estos se consumen en la inmediatez y la respuesta a modo ante los constantes imprevistos, sean estos de seguridad pública o provenientes de los antagonismos que intengran la agenda internacional. Ante la proximidad del cambio de gobierno, si de verdad se busca innovar para mejorar, se debe empezar por organizar las bases para la proyección de nuestro poder nacional. Lo demás, serán planteamientos propagandísticos.

javierolivaposada@gmail.com

En realidad, . En estos años, ante el surgimiento de nuevos antagonismos a los Estados y a la paz social en el mundo, también ha reclamado un sistemático ajuste en las misiones convencionales de las Fuerzas Armadas.

De Rusia a Estados Unidos, pasando por México y China, la gran transformación del tablero geopolítico va de la mano de la formulación de las áreas prioritarias para el reforzamiento de los intereses nacionales, en dónde a diferencia de todo el siglo XX, ahora no juega un papel, ni siquiera visible, la ideología. Hoy la colisiones son en sentido estrticto, consecuencia de la rivalidad desatada se apor la ambición, el temor o ambas cosas, por parte de gobernantes, élites, empresas y pueblos. En el Polo Norte, en el Oceáno Pacífico además de una larga lista de zonas limítrofes, son claros ejemplos en dónde las reivindicaciones ideológicas no son ni origen ni causa.

Los que sí son soporte, y mucho más peligrosos, son los prejuicios raciales, religiosos, étnicos, que en su mezcla, arrojan resultados como el fanatismo, la intolerancia y la exclusión. Veamos por ejemplo, la persistente actitud del Presidente de los Estados Unidos para la construcción del muro entre México y su país. También en la provicia de Xin Xiang, en China, la forma en que es tratada la minoría igur, de formación islámica, para reconocer en ambos casos, la ausencia de una visión basada de la natural e indisoluble convivencia, que con sus diferencias o reservas, éstas no deben o no debieran prevalecer sobre la fatalidad de la geografía.

Nuestro país, de forma inherente a su presencia en el Continente Americano y en la geopolítica mundial, debiera jugar un papel mucho más dinámico, en el sentido de la cooperación en las agendas de Seguridad Internacional y Regional, en tanto las capacidades y proyección del Poder Nacional de México. Soportado en una cultura de clase mundial, lo que se conoce como el soft power, de acuerdo con el afortunado témino acuñado por Joseph Nye, nuestro país, cuenta con recursos que le aportan los recursos suficientes para resolver y contrarrestar, inclusive, las presiones en este caso, del gobierno de los Estados Unidos.

Sin embargo, la cuestión es por qué no se ha avanzado los suficiente en esa dirección. Desde la perspectiva de los centros de información y análisis civiles en México, estos se consumen en la inmediatez y la respuesta a modo ante los constantes imprevistos, sean estos de seguridad pública o provenientes de los antagonismos que intengran la agenda internacional. Ante la proximidad del cambio de gobierno, si de verdad se busca innovar para mejorar, se debe empezar por organizar las bases para la proyección de nuestro poder nacional. Lo demás, serán planteamientos propagandísticos.

javierolivaposada@gmail.com