/ miércoles 14 de febrero de 2018

Los que llegan y los que ya están

Un par de videos –que circularon profusamente en las redes, pintan de cuerpo entero a la clase política. En uno aparecía un candidato a una presidencia municipal; en el otro, un grupito de diputados chihuahuenses, “desayunaba”.

Anuar Selmen González era el prospecto del Partido Verde, para la alcaldía de Jalpan de la Serra, Querétaro. El individuo apareció, botella en mano, gritándoles –sólo Dios sabe a quienes-, “Pinches jodidos asquerosos, vamos, salud jodidos”. Regia imagen de un individuo, que aspira a dirigir uno de los eslabones más importantes de la cadena gubernamental, al ser el más cercano enlace con la población.

El escándalo fue mayúsculo y el Verde emitió un boletín, desacreditándolo y echando rollo sobre su comité de ética y sus principios.  ¿Servirá la mentada comisión, cuando se conocen las “hazañas” del “Niño Verde” –González Torres-, propietario del mentado cotarro? Temerosos de la achicharrada, bajaron de cuajo al mequetrefe, aunque habría que preguntarles porqué lo encumbraron.

Un sátrapa más, que podía haber aparecido en las boletas. Encima de su falta de talante, como para ocupar un cargo público, Anuar es tonto de capirote. Hasta el más lelo de los “grillos”, le teme al internet y en especial, en tiempos electoreros, se guarda de que lo pesquen en un desfiguro.  

 El palomeo de las listas partidistas, sigue siendo un misterio para el resto de los mortales. ¿Con qué criterios se eligen a quienes, en primera instancia son la cara de un organismo político? –Se supone que todos querrían que apareciera limpia-.

Morena se emperra en registrar a Víctor Hugo Lobo, como pretenso a la Miguel Hidalgo capitalina. El personaje tiene trayectoria negra, averiguaciones previas, expedientes judiciales y ya tuvo la Delegación la desgracia de soportarlo tres años, en los que entronizó la corrupción. Por más denuncias públicas en su contra, la dinastía López Obrador, lo impone. ¿En qué destaca? En su habilidad para movilizar a los consabidos sectores –ambulantes, puesteros-, buenos para las manifestaciones, para amedrentar a los contrarios, a cambio de las consabidas prebendas y las retribuciones económicas al jefe.

El segundo video, también es de vergüenza. Un grupo de diputados chihuahuenses, desayuna opíparamente, frente a un grupo de indígenas Rarámuris (Tarahumara), a quienes “recibieron” para escuchar su problema, en vista de que el gobierno estatal, ni caso.

Emulando al evangélico Rico Epulón, les dejaron las ¡migajas! Ni la cortesía de invitarles un triste café, mientras ellos zampaban como descosidos. Agraviante la falta de sensibilidad de los legisladores, cuando la conflictiva de estas comunidades es harto sabida.

Entre el azote del narco, “avecindado” en la agreste sierra y las compañías madereras –entre otras tragedias-, empeñadas en llevarse hasta el último árbol, este pueblo intenta sobrevivir, inmerso en la miseria. El peligro de que te confundan con un narco, o las venganzas de éstos, resultan en constantes matanzas.

Sin importar las siglas, poco o nada se ocupan sus desgobernadores de quienes sólo cuentan con el apoyo incondicional de algunos sacerdotes (En particular, Jesuitas) y unas pocas religiosas. Como al resto de los pueblos autóctonos, se explotan sus recursos y se les abandona a la buena de Dios.

Los prospectos, de pegar de alaridos. Los que llegaron, trepados en el Olimpo de los dioses. ¡Menudo panorama!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Un par de videos –que circularon profusamente en las redes, pintan de cuerpo entero a la clase política. En uno aparecía un candidato a una presidencia municipal; en el otro, un grupito de diputados chihuahuenses, “desayunaba”.

Anuar Selmen González era el prospecto del Partido Verde, para la alcaldía de Jalpan de la Serra, Querétaro. El individuo apareció, botella en mano, gritándoles –sólo Dios sabe a quienes-, “Pinches jodidos asquerosos, vamos, salud jodidos”. Regia imagen de un individuo, que aspira a dirigir uno de los eslabones más importantes de la cadena gubernamental, al ser el más cercano enlace con la población.

El escándalo fue mayúsculo y el Verde emitió un boletín, desacreditándolo y echando rollo sobre su comité de ética y sus principios.  ¿Servirá la mentada comisión, cuando se conocen las “hazañas” del “Niño Verde” –González Torres-, propietario del mentado cotarro? Temerosos de la achicharrada, bajaron de cuajo al mequetrefe, aunque habría que preguntarles porqué lo encumbraron.

Un sátrapa más, que podía haber aparecido en las boletas. Encima de su falta de talante, como para ocupar un cargo público, Anuar es tonto de capirote. Hasta el más lelo de los “grillos”, le teme al internet y en especial, en tiempos electoreros, se guarda de que lo pesquen en un desfiguro.  

 El palomeo de las listas partidistas, sigue siendo un misterio para el resto de los mortales. ¿Con qué criterios se eligen a quienes, en primera instancia son la cara de un organismo político? –Se supone que todos querrían que apareciera limpia-.

Morena se emperra en registrar a Víctor Hugo Lobo, como pretenso a la Miguel Hidalgo capitalina. El personaje tiene trayectoria negra, averiguaciones previas, expedientes judiciales y ya tuvo la Delegación la desgracia de soportarlo tres años, en los que entronizó la corrupción. Por más denuncias públicas en su contra, la dinastía López Obrador, lo impone. ¿En qué destaca? En su habilidad para movilizar a los consabidos sectores –ambulantes, puesteros-, buenos para las manifestaciones, para amedrentar a los contrarios, a cambio de las consabidas prebendas y las retribuciones económicas al jefe.

El segundo video, también es de vergüenza. Un grupo de diputados chihuahuenses, desayuna opíparamente, frente a un grupo de indígenas Rarámuris (Tarahumara), a quienes “recibieron” para escuchar su problema, en vista de que el gobierno estatal, ni caso.

Emulando al evangélico Rico Epulón, les dejaron las ¡migajas! Ni la cortesía de invitarles un triste café, mientras ellos zampaban como descosidos. Agraviante la falta de sensibilidad de los legisladores, cuando la conflictiva de estas comunidades es harto sabida.

Entre el azote del narco, “avecindado” en la agreste sierra y las compañías madereras –entre otras tragedias-, empeñadas en llevarse hasta el último árbol, este pueblo intenta sobrevivir, inmerso en la miseria. El peligro de que te confundan con un narco, o las venganzas de éstos, resultan en constantes matanzas.

Sin importar las siglas, poco o nada se ocupan sus desgobernadores de quienes sólo cuentan con el apoyo incondicional de algunos sacerdotes (En particular, Jesuitas) y unas pocas religiosas. Como al resto de los pueblos autóctonos, se explotan sus recursos y se les abandona a la buena de Dios.

Los prospectos, de pegar de alaridos. Los que llegaron, trepados en el Olimpo de los dioses. ¡Menudo panorama!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq