/ martes 8 de septiembre de 2020

Los retos de Andrés Manuel

Bajo el contexto y los efectos de la pandemia por el Covid-19 y el complejo escenario económico, es necesario hacer un análisis del Segundo Informe del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Existen logros que se deben resaltar como los apoyos a 23 millones de familias y comunidades indígenas a través de programas sociales, miles de becas otorgadas a estudiantes, adultos mayores y sectores prioritarios, además, el ahorro de 560 mil millones de pesos derivado de la austeridad republicana, entre otros beneficios.

Sin embargo, diversos retos en el futuro inmediato, particularmente en materia económica. El presidente reconoció que en agosto se crearon 93 mil nuevas plazas de trabajo, y “vamos saliendo adelante”. Pero aún no superamos la crisis sanitaria y diversos organismos visualizan una recesión mundial que innegablemente nos impactará.

Aunque el paquete económico del próximo año fiscal se avizora austera, el gobierno federal tendrá la obligación de rediseñar sus políticas para impulsar y detonar la economía en todas las regiones del país y estimular a los sectores productivos. Además, garantizar un techo presupuestal para todos los programas sociales y contener los efectos adversos de la pobreza en nuestro país.

El otro escenario es el combate a la corrupción. Andrés Manuel ha dado pasos importantes y contundentes donde reconoce la independencia y la autonomía de la Fiscalía General de la República y el Poder Judicial. Efectivamente, la peste de la corrupción generó una profunda crisis en el país al grado de degradar el tejido social y las instituciones.

Llama la atención que el primer mandatario sostenga que su gobierno “no será recordado por corrupto”. Sin embargo, falta erradicar de la administración pública a todo aquel funcionario que no comulga con la misma visión y compromiso de este gobierno. Falta aniquilar la enquistada cultura de la corrupción.

“Si seguimos actuando con apego a principios y aplicando con voluntad firme la política de moralización de la vida pública, nada ni nadie podrá detener la consumación de los sagrados principios de la soberanía del pueblo”, sostiene en su libro Hacia una Economía Moral.

Empero, Andrés Manuel aún tiene largo tramo para hacer historia; para consolidar un verdadero Estado de derecho y edificar instituciones fiables, integradoras y sólidas; para contener aquellos grupos de poder que siguen lucrando en diversos espacios de la vida pública.

En este tercer año de la administración federal, López Obrador, tendrá que seguir demostrando que “tenemos el mejor gobierno en el peor momento”.

Bajo el contexto y los efectos de la pandemia por el Covid-19 y el complejo escenario económico, es necesario hacer un análisis del Segundo Informe del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Existen logros que se deben resaltar como los apoyos a 23 millones de familias y comunidades indígenas a través de programas sociales, miles de becas otorgadas a estudiantes, adultos mayores y sectores prioritarios, además, el ahorro de 560 mil millones de pesos derivado de la austeridad republicana, entre otros beneficios.

Sin embargo, diversos retos en el futuro inmediato, particularmente en materia económica. El presidente reconoció que en agosto se crearon 93 mil nuevas plazas de trabajo, y “vamos saliendo adelante”. Pero aún no superamos la crisis sanitaria y diversos organismos visualizan una recesión mundial que innegablemente nos impactará.

Aunque el paquete económico del próximo año fiscal se avizora austera, el gobierno federal tendrá la obligación de rediseñar sus políticas para impulsar y detonar la economía en todas las regiones del país y estimular a los sectores productivos. Además, garantizar un techo presupuestal para todos los programas sociales y contener los efectos adversos de la pobreza en nuestro país.

El otro escenario es el combate a la corrupción. Andrés Manuel ha dado pasos importantes y contundentes donde reconoce la independencia y la autonomía de la Fiscalía General de la República y el Poder Judicial. Efectivamente, la peste de la corrupción generó una profunda crisis en el país al grado de degradar el tejido social y las instituciones.

Llama la atención que el primer mandatario sostenga que su gobierno “no será recordado por corrupto”. Sin embargo, falta erradicar de la administración pública a todo aquel funcionario que no comulga con la misma visión y compromiso de este gobierno. Falta aniquilar la enquistada cultura de la corrupción.

“Si seguimos actuando con apego a principios y aplicando con voluntad firme la política de moralización de la vida pública, nada ni nadie podrá detener la consumación de los sagrados principios de la soberanía del pueblo”, sostiene en su libro Hacia una Economía Moral.

Empero, Andrés Manuel aún tiene largo tramo para hacer historia; para consolidar un verdadero Estado de derecho y edificar instituciones fiables, integradoras y sólidas; para contener aquellos grupos de poder que siguen lucrando en diversos espacios de la vida pública.

En este tercer año de la administración federal, López Obrador, tendrá que seguir demostrando que “tenemos el mejor gobierno en el peor momento”.