/ jueves 30 de junio de 2022

Los retos de la inclusión (parte II) 

En la primera parte de esta entrega, centraba la reflexión en comprender que si estamos hablando de inclusión hay que saber quiénes son los excluidos y sus realidades, ¿dónde viven?, ¿cómo viven?

En este orden, tenemos un reto enorme que representa la mayor de las injusticias: la pobreza extrema y la pobreza en general. La OMS estima que la esperanza de vida de las personas que viven esta condición ronda los 62.7 años, contra los 80.8 años de quienes no pertenecen a este segmento de la población.

Por supuesto que en esta realidad las mujeres y los niños representan más exclusión y más pobreza.

Hemos planteado desde COPARMEX el reto de proponer un modelo para construir como sociedad un desarrollo inclusivo, lo llamamos MDI. En este modelo, el eje impulsor desde el sector patronal es la empresa y somos los empresarios. Si proponemos algo debemos poner el ejemplo.

Durante décadas hemos escuchado hablar de la responsabilidad social del empresario e incluso existe el distintivo ESR que ha impulsado de forma extraordinaria el CEMEFI (Centro Mexicano para la Filantropía), otorgándolo a las empresas que cumplen con sus criterios propuestos.

Sin desdeñar todos estos esfuerzos de gran valor, en COPARMEX pensamos que hay que avanzar un paso más, y por eso el término responsabilidad social lo hemos denominado inclusión, lo cual nos implica un gran reto. No es solo cumplir con la enorme responsabilidad de crear fuentes de empleo digno, de arriesgar invirtiendo y reinvirtiendo, de no caer en sistemas de corrupción y tener buenas prácticas de gestión interna buscando la equidad y la inclusión de las mujeres. No es tampoco tener una fundación para que a través de ella aportemos a la comunidad apoyando a sectores vulnerables. Es un cambio de paradigma, es un cambio cultural.

Para hablar de inclusión debemos, como buenos empresarios, conocer al “mercado”, conocer a quienes son los excluidos: dónde están, cuál es su realidad y sobre todo cuáles son sus verdaderas necesidades y entender desde ellos mismos cómo pueden incluirse en este sistema que va más allá “de darles”. Se trata de incluir e incluir en la misma dinámica de igualdad de oportunidades y equidad entre todas las personas, abonando así al bien común.

Es correcto, todos los excluidos quieren y deben ser incluidos en “aportar”, para que la realidad de nuestro país y del mundo sea mejor, para qua haya desarrollo y para que éste se convierta en oportunidades para los que viven en pobreza extrema. De esta forma, ellos participarán en la construcción de esta realidad, siendo así actores de su propia transformación.

De ahí que debemos ser innovadores e inteligentemente creativos para hacer a todas las personas en pobreza, partícipes del desarrollo. ¿Cómo?, desarrollando sus capacidades, incorporándoles en nuestras cadenas de valor, invirtiendo no sólo en capacitación sino también en oportunidades.

La buena noticia es que hay ejemplos concretos que debemos seguir, el reto es viralizarlos y convertirlos en un Modelo de Desarrollo Inclusivo. #OpiniónCoparmex

Fernando Sánchez Argomedo

@fsargomedo

Presidente de la Comisión Nacional de Innovación

COPARMEX

En la primera parte de esta entrega, centraba la reflexión en comprender que si estamos hablando de inclusión hay que saber quiénes son los excluidos y sus realidades, ¿dónde viven?, ¿cómo viven?

En este orden, tenemos un reto enorme que representa la mayor de las injusticias: la pobreza extrema y la pobreza en general. La OMS estima que la esperanza de vida de las personas que viven esta condición ronda los 62.7 años, contra los 80.8 años de quienes no pertenecen a este segmento de la población.

Por supuesto que en esta realidad las mujeres y los niños representan más exclusión y más pobreza.

Hemos planteado desde COPARMEX el reto de proponer un modelo para construir como sociedad un desarrollo inclusivo, lo llamamos MDI. En este modelo, el eje impulsor desde el sector patronal es la empresa y somos los empresarios. Si proponemos algo debemos poner el ejemplo.

Durante décadas hemos escuchado hablar de la responsabilidad social del empresario e incluso existe el distintivo ESR que ha impulsado de forma extraordinaria el CEMEFI (Centro Mexicano para la Filantropía), otorgándolo a las empresas que cumplen con sus criterios propuestos.

Sin desdeñar todos estos esfuerzos de gran valor, en COPARMEX pensamos que hay que avanzar un paso más, y por eso el término responsabilidad social lo hemos denominado inclusión, lo cual nos implica un gran reto. No es solo cumplir con la enorme responsabilidad de crear fuentes de empleo digno, de arriesgar invirtiendo y reinvirtiendo, de no caer en sistemas de corrupción y tener buenas prácticas de gestión interna buscando la equidad y la inclusión de las mujeres. No es tampoco tener una fundación para que a través de ella aportemos a la comunidad apoyando a sectores vulnerables. Es un cambio de paradigma, es un cambio cultural.

Para hablar de inclusión debemos, como buenos empresarios, conocer al “mercado”, conocer a quienes son los excluidos: dónde están, cuál es su realidad y sobre todo cuáles son sus verdaderas necesidades y entender desde ellos mismos cómo pueden incluirse en este sistema que va más allá “de darles”. Se trata de incluir e incluir en la misma dinámica de igualdad de oportunidades y equidad entre todas las personas, abonando así al bien común.

Es correcto, todos los excluidos quieren y deben ser incluidos en “aportar”, para que la realidad de nuestro país y del mundo sea mejor, para qua haya desarrollo y para que éste se convierta en oportunidades para los que viven en pobreza extrema. De esta forma, ellos participarán en la construcción de esta realidad, siendo así actores de su propia transformación.

De ahí que debemos ser innovadores e inteligentemente creativos para hacer a todas las personas en pobreza, partícipes del desarrollo. ¿Cómo?, desarrollando sus capacidades, incorporándoles en nuestras cadenas de valor, invirtiendo no sólo en capacitación sino también en oportunidades.

La buena noticia es que hay ejemplos concretos que debemos seguir, el reto es viralizarlos y convertirlos en un Modelo de Desarrollo Inclusivo. #OpiniónCoparmex

Fernando Sánchez Argomedo

@fsargomedo

Presidente de la Comisión Nacional de Innovación

COPARMEX