/ jueves 7 de enero de 2021

Los simuladores

La palabra es el espejo de la acción.

Solón


Primer acto. Un ciudadano que vive en un palacio, que cuenta con todos los servicios, los cuales son sufragados por las contribuciones de una masa de cumplidos terrícolas y, además, recibe un salario muy superior al ingreso de la mayoría de la población, se enlaza en su cuenta de Facebook o Twitter, para informar que sembrará un arbolito en un lugar que no es de su propiedad. Es tierno su discurso y habla de las propiedades del ahuehuete. Esparciendo miel verbal. Sin embargo, ese mismo sensible “sembrador” no ha dudado en destruir la flora y la fauna para poner en marcha un cuestionable y cuestionado tren, y tampoco en afectar el medio ambiente con energías contaminantes mediante sus proyectos prioritarios.


Segundo acto. Un partido que es todo menos partido, lleva a cabo un proceso demoscópico para nombrar a sus dirigentes (presidencia y secretaría general). El desaseo en la jornada es notable. Dos candidatos se disputaron el poder: por un lado, un remiso militante multicolor, saltimbanquis y especialista en el oportunismo; por otro, un empleado grisáceo, dispuesto a obedecer a sus jefes (AMLO y Ebrard) sin ningún reparo.


El nuevo presidente de Morena ha cumplido bien su cometido: nombrar los candidatos a gobernadores, mediante encuestas que no se sabe quién las hizo. Sólo los incautos o fanáticos ignoran que el “dedazo” vino de Palacio Nacional. Sí, como se hacía en los gobiernos que tanto critican. Es previsible que la rebelión de los perdedores será acallada y no prosperará, así es el poder despótico. Quizá veamos a esos mismos morenistas abanderando a otros partidos. Las convicciones y los ideales poco valen. Como solía suceder. El déjà vu.


Tercer acto. Un joven imberbe ejerce su indiscutible derecho a vacacionar en una playa mexicana, sin embargo se le “olvidó ” que es el principal promotor de la estrategia sanitarista del gobierno y quien ha insistido en poner en práctica restricciones en la movilidad. Su jefe máximo lo defendió, diciendo que “ha trabajado mucho”. Impecable mensaje que no dirigió a los miles de médicos y enfermeras.


Es claro, que, con estos ejemplos se puede formular una pregunta llena de candidez: ¿existe alguna diferencia entre el gobierno actual y las práctica del pasado? El autoritarismo y la doble moral de AMLO supera cualquier desplante de otros dirigentes anteriores; es más, ejerce una mezcla de perorata nacionalista/nostálgica mezclada con políticas económicas neoliberales dando prioridad a la estabilidad macroeconómica, compensada con un fuerte gasto en progrmas asitencialistas para navegar con las desiguldades. Sí, no nos extraña, son simples simuladores.


pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

La palabra es el espejo de la acción.

Solón


Primer acto. Un ciudadano que vive en un palacio, que cuenta con todos los servicios, los cuales son sufragados por las contribuciones de una masa de cumplidos terrícolas y, además, recibe un salario muy superior al ingreso de la mayoría de la población, se enlaza en su cuenta de Facebook o Twitter, para informar que sembrará un arbolito en un lugar que no es de su propiedad. Es tierno su discurso y habla de las propiedades del ahuehuete. Esparciendo miel verbal. Sin embargo, ese mismo sensible “sembrador” no ha dudado en destruir la flora y la fauna para poner en marcha un cuestionable y cuestionado tren, y tampoco en afectar el medio ambiente con energías contaminantes mediante sus proyectos prioritarios.


Segundo acto. Un partido que es todo menos partido, lleva a cabo un proceso demoscópico para nombrar a sus dirigentes (presidencia y secretaría general). El desaseo en la jornada es notable. Dos candidatos se disputaron el poder: por un lado, un remiso militante multicolor, saltimbanquis y especialista en el oportunismo; por otro, un empleado grisáceo, dispuesto a obedecer a sus jefes (AMLO y Ebrard) sin ningún reparo.


El nuevo presidente de Morena ha cumplido bien su cometido: nombrar los candidatos a gobernadores, mediante encuestas que no se sabe quién las hizo. Sólo los incautos o fanáticos ignoran que el “dedazo” vino de Palacio Nacional. Sí, como se hacía en los gobiernos que tanto critican. Es previsible que la rebelión de los perdedores será acallada y no prosperará, así es el poder despótico. Quizá veamos a esos mismos morenistas abanderando a otros partidos. Las convicciones y los ideales poco valen. Como solía suceder. El déjà vu.


Tercer acto. Un joven imberbe ejerce su indiscutible derecho a vacacionar en una playa mexicana, sin embargo se le “olvidó ” que es el principal promotor de la estrategia sanitarista del gobierno y quien ha insistido en poner en práctica restricciones en la movilidad. Su jefe máximo lo defendió, diciendo que “ha trabajado mucho”. Impecable mensaje que no dirigió a los miles de médicos y enfermeras.


Es claro, que, con estos ejemplos se puede formular una pregunta llena de candidez: ¿existe alguna diferencia entre el gobierno actual y las práctica del pasado? El autoritarismo y la doble moral de AMLO supera cualquier desplante de otros dirigentes anteriores; es más, ejerce una mezcla de perorata nacionalista/nostálgica mezclada con políticas económicas neoliberales dando prioridad a la estabilidad macroeconómica, compensada con un fuerte gasto en progrmas asitencialistas para navegar con las desiguldades. Sí, no nos extraña, son simples simuladores.


pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

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