No importa la nacionalidad, el mundo entero ha manifestado su indignación ante las inhumanas políticas migratorias que ha pretendido impulsar Donald Trump; sin embargo, como vecinos del sur de aquel país, México ha manifestado el más rotundo rechazo a la intención de separar familias, hecho que viola los más elementales criterios en materia de derechos humanos y de protección a la niñez… Ahora que como madre, faltan palabras para calificar las pretenciones del Sr. Trump: un tema que concierne a todos como seres humanos, dado que se trata de la intención de provocar una crisis humanitaria.
Evidentemente la llamada “política de tolerancia cero a la inmigración” ordenada por el presidente estadounidense y cuyo apartado de separación de niños y sus padres hubo de rectificar ante la presión internacional –incluídas lágrimas de su esposa, Melania, y su hija Ivanka-, es tan solo un ejemplo de un hombre poderoso que no sabe lo que está haciendo: una terrible estupidez como las que acostumbra hacer Donald que al parecer aun no se da cuenta de en dónde está parado, no deja su discurso amenazante.
Conforme a lo que el pueblo norteamericano hizo manifiesto durante el primer año del gobierno Trumpista, el discurso de miedo y odio funcionó como una buena herramienta para la contención migratoria: en mayo del 2017, poco después de asumir la presidencia, la policía fronteriza logró la detención de alrededor de 19 mil migrantes ilegales; un año después, este mayo la cifra ascendió a 52 mil, más del doble.
No obstante, no podemos olvidar lo que el tema migratorio implica para nuestros vecinos del norte, al encontrar que en el 2014 Barack Obama adopto igualmente una política de tolerancia cero ante el alza sin precedente de migraciones ilegales entre las que destacaron las de menores no acompañados por adultos: en mayo de 2014, con Obama como presidente, la policía arrestó a más de 68 mil migrantes ilegales, cerca de 16 mil más que este mayo de Trump.
Hemos de desatacar, sin embargo, que el criterio de las detenciones hace 4 años nunca fue separar a las familias cuando venían en ellas menores de edad, sino mantenerlas detenidas si, pero unidas, tal y como lo que ahora ha anunciado hará Trump… Se trata ciertamente de un gran problema para el pueblo estadounidense, que en su momento trastornó el sistema nervioso de Barack como lo hace hoy con Trump; Obama era un presidente sensible y preparado para el cargo, Trump además de su racismo, no lo está.
Para nuestra fortuna, la comunidad internacional en lo general respondió con firmeza y oportunidad al repudio de las medidas anunciadas por Trump, hecho que evitó complicaciones mayores, aunque hemos de reconocer que la tardanza en el manifiesto inmediato por parte de nuestro país aportó severas críticas tanto al canciller Luis Videgaray, como al presidente Enrique Peña.
Y es que no podemos menos que cuestionar, ¿qué puede pasar por la cabeza de un gobernante dispuesto a separar familias y repartir niños en jaulas como si fuesen animales?
Mal, muy mal Mr. Trump que hemos de admitir, sorprende con sus malévolas intenciones aunque sabemos sus alcances…
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