/ lunes 16 de abril de 2018

Lula Livre

Lo decía el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Lula ha sido puesto en prisión por haber implementado políticas acertadas durante su gobierno, por poner por delante a sus ciudadanos y a su país, por trastocar intereses de grupos que no paran en ambición. A los ojos del mundo, Lula da Silva sigue siendo el líder obrero que hace más de una década, llegó a ser Presidente de Brasil. Su legado fue tan importante que durante su gestión, el país lusoparlante fue considerado la mayor potencia que haya existido en Sudamérica.

La lucha de Lula continúa, aunque hoy tras muros y rejas, preso por la cólera de una cobarde vendetta ejecutada por Sergio Moro y ordenada por Michel Temer. Sin embargo, el respaldo a su figura y a su legado ha llegado de la mano que ha tendido el ahora José Mujica, ex Presidente de Uruguay, quien además de defenderle públicamente, ha señalado viajará a Curitiba a visitar a su amigo.

El mito de Lula va más allá de quienes los apoyan y de quienes lo condenan, las cifras hablan por sí mismas, y el hecho de se convirtiera después de la destitución de Dilma y su persecución, en el candidato puntero de cara a la elecciones de octubre próximo, es apenas un indicio.

En 2010, tras ocho años de gobierno del país más grande de Latinoamérica y el quinto más poblado del planeta, Luiz Inacio dejó el cargo con un índice de aprobación histórico del 87%, con un crecimiento del PIB sostenido mayor al 4%, sin un dólar de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la reducción de la tasa de desempleo al 50%, y un liderazgo internacional incuestionable.

Hoy sin embargo, un escándalo de corrupción conocido en el argot brasileiro como Lava Jato en el que ha sido imposible comprobar culpabilidad alguna de Lula, ha puesto tras las rejas a uno de los mejores presidentes que ha tenido Latinoamérica en su historia moderna. El juzgado en una estrecha decisión, -apenas por un voto- decidió ese destino para el sindicalista, sin embargo el dolo del Juez Sérgio Moro, ha hecho evidente que el objetivo era sacarle de la boleta electoral

Brasil pasa por una profunda crisis política y social, que contrasta radicalmente con la estabilidad y crecimiento que le distinguieron durante la gestión de Lula. El Brasil que había sobrevivido de manera admirable la crisis mundial de 2008, hoy se encuentra inmerso en un caos de magnitudes épicas.

Que las cortes lleven a prisión a un ex Presidente, es un reclamo que tendría mucha popularidad en nuestro país. Sin embargo, lo que vemos hoy en Brasil pareciera estar lejos de un combate anticorrupción sin tregua, se trata más bien, de un uso faccioso del poder judicial, uno que ha sido herramienta no sólo para derrocar a la primera mujer Presidenta de Brasil, sino para ensuciar el legado de uno de los gobiernos más legítimos en los últimos tiempos, para llevar tras las rejas a un líder que hoy, es propuesto ya para Nobel de la Paz.

Detrás de Lava Jato, no está Moro, son los consorcios mediáticos, las mineras, los especuladores financieros, todos aquellos a los que Lula les restó privilegios para poder poner como prioridad el desarrollo de su país y sus ciudadanos. Hoy, Lula y todo lo que acontece en torno a él ha provocado un estallido social en Brasil en un ambiente político completamente crispado. La principal preocupación de la derecha brasileña no es que Lula se convierta en héroe preso, o que muerto se transforme en mito, sino que libre sería nuevamente Presidente.

Diputada por Movimiento Ciudadano

Lo decía el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Lula ha sido puesto en prisión por haber implementado políticas acertadas durante su gobierno, por poner por delante a sus ciudadanos y a su país, por trastocar intereses de grupos que no paran en ambición. A los ojos del mundo, Lula da Silva sigue siendo el líder obrero que hace más de una década, llegó a ser Presidente de Brasil. Su legado fue tan importante que durante su gestión, el país lusoparlante fue considerado la mayor potencia que haya existido en Sudamérica.

La lucha de Lula continúa, aunque hoy tras muros y rejas, preso por la cólera de una cobarde vendetta ejecutada por Sergio Moro y ordenada por Michel Temer. Sin embargo, el respaldo a su figura y a su legado ha llegado de la mano que ha tendido el ahora José Mujica, ex Presidente de Uruguay, quien además de defenderle públicamente, ha señalado viajará a Curitiba a visitar a su amigo.

El mito de Lula va más allá de quienes los apoyan y de quienes lo condenan, las cifras hablan por sí mismas, y el hecho de se convirtiera después de la destitución de Dilma y su persecución, en el candidato puntero de cara a la elecciones de octubre próximo, es apenas un indicio.

En 2010, tras ocho años de gobierno del país más grande de Latinoamérica y el quinto más poblado del planeta, Luiz Inacio dejó el cargo con un índice de aprobación histórico del 87%, con un crecimiento del PIB sostenido mayor al 4%, sin un dólar de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la reducción de la tasa de desempleo al 50%, y un liderazgo internacional incuestionable.

Hoy sin embargo, un escándalo de corrupción conocido en el argot brasileiro como Lava Jato en el que ha sido imposible comprobar culpabilidad alguna de Lula, ha puesto tras las rejas a uno de los mejores presidentes que ha tenido Latinoamérica en su historia moderna. El juzgado en una estrecha decisión, -apenas por un voto- decidió ese destino para el sindicalista, sin embargo el dolo del Juez Sérgio Moro, ha hecho evidente que el objetivo era sacarle de la boleta electoral

Brasil pasa por una profunda crisis política y social, que contrasta radicalmente con la estabilidad y crecimiento que le distinguieron durante la gestión de Lula. El Brasil que había sobrevivido de manera admirable la crisis mundial de 2008, hoy se encuentra inmerso en un caos de magnitudes épicas.

Que las cortes lleven a prisión a un ex Presidente, es un reclamo que tendría mucha popularidad en nuestro país. Sin embargo, lo que vemos hoy en Brasil pareciera estar lejos de un combate anticorrupción sin tregua, se trata más bien, de un uso faccioso del poder judicial, uno que ha sido herramienta no sólo para derrocar a la primera mujer Presidenta de Brasil, sino para ensuciar el legado de uno de los gobiernos más legítimos en los últimos tiempos, para llevar tras las rejas a un líder que hoy, es propuesto ya para Nobel de la Paz.

Detrás de Lava Jato, no está Moro, son los consorcios mediáticos, las mineras, los especuladores financieros, todos aquellos a los que Lula les restó privilegios para poder poner como prioridad el desarrollo de su país y sus ciudadanos. Hoy, Lula y todo lo que acontece en torno a él ha provocado un estallido social en Brasil en un ambiente político completamente crispado. La principal preocupación de la derecha brasileña no es que Lula se convierta en héroe preso, o que muerto se transforme en mito, sino que libre sería nuevamente Presidente.

Diputada por Movimiento Ciudadano