/ lunes 31 de diciembre de 2018

Martha Érika Alonso

Que las mujeres accedan al Poder ha sido harto complicado; en todo el mundo se han tenido que enfrentar diversas dificultades caracterizadas por la discriminación por la condición de género. Hay que decirlo con todas sus letras: las mujeres son discriminadas por ser mujeres. Los obstaculizadores que contribuyen a la discriminación múltiple cuando se disputa el poder provocan que la desigualdad sea mayormente manifiesta. En el Derecho internacional se ha aprobado la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres y su Protocolo Facultativo que reconoce la competencia del Comité de Expertas quienes reciben los informes de los Estados Parte y recomiendan acciones para avanzar en el reconocimiento y en el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres de todas las edades y de todas las condiciones.

El Consejo Económico y Social de Naciones Unidas concibe la Perspectiva de Género como la categoría imprescindible para el adelanto de las mujeres, su empoderamiento y el reconocimiento de todos sus derechos humanos como cuestiones indispensables para el avance de la paz, el desarrollo sostenible y la justicia social y judicial de las sociedades.

La Perspectiva de Género es “el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas en todos los sectores y a todos los niveles” a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se evite la perpetuación de la desigualdad. Tiene como objetivo final la igualdad sustantiva entre los géneros.

Hay avances en los congresos federal y locales porque reformamos la Constitución y obligamos a los partidos políticos a inscribir candidaturas de mujeres y hombres de manera paritaria. Sin embargo en el ámbito local todavía hay muchos obstáculos que remontar. Las mujeres candidatas de todos los partidos son víctimas de diversas formas de violencia política de género. Y el caso de quien fue Gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, no fue la excepción. Ella enfrentó lo que ningún otro candidato en otra elección. Por una impugnación de su contrincante, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación realizó conteo de nuevo del voto por voto, casilla por casilla de la elección reafirmando su triunfo. Fue impugnada de nuevo y la Sala Superior volvió a reafirmar que ganó legítimamente.

Martha Érika sabía muy bien lo que provoca la discriminación de género, por eso iba a constituir la Secretaría de Igualdad de género y tenía firme compromiso para trabajar con acciones públicas desde su gobierno a favor de los derechos humanos de las mujeres y niñas poblanas.

Martha Érika fue víctima de prejuicios por su relación personal con el ex Gobernador Moreno Valle, hoy también fallecido en circunstancias que deben aclararse de manera plena.

La muerte de quien solo fue Gobernadora por 10 días nos debe llevar a la reflexión hasta dónde una confrontación con tanta animadversión afecta la dignidad humana de las personas creando esos obstáculos que refiere la perspectiva de género.

El montaje de poderes inconstitucionales y el deplorable maltrato del Presidente al no reconocerla, sólo enturbiaron la democracia y el ambiente político local. En un escueto análisis preguntémonos si en vez de ella quien hubiera ganado fuese hombre las reacciones de su contrincante -que nunca la reconoció en vida como Gobernadora- o del Presidente que ni siquiera envió a un representante del gobierno federal a su primer acto de gobierno, hubieran sido igual.

Esta tragedia debe llevarnos a una seria reflexión sobre cómo debemos actuar en la democracia. Hasta dónde nos es éticamente permitido seguir vilipendiando a quien nos gana.

Con Martha Érika se evidenció la falta de una actitud democrática al impedírsele gobernar de manera normal; tanto López Obrador como Barbosa y Morena la hostigaron porque les ganó, y subrayo: porque una Mujer les ganó la elección. La animadversión misógina trascendió hasta la irracionalidad; pero hoy frente a estos terribles hechos, es imposible borrar la historia y sus consecuencias.

Defensora de los derechos humanos.

@angelicadelap

Que las mujeres accedan al Poder ha sido harto complicado; en todo el mundo se han tenido que enfrentar diversas dificultades caracterizadas por la discriminación por la condición de género. Hay que decirlo con todas sus letras: las mujeres son discriminadas por ser mujeres. Los obstaculizadores que contribuyen a la discriminación múltiple cuando se disputa el poder provocan que la desigualdad sea mayormente manifiesta. En el Derecho internacional se ha aprobado la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres y su Protocolo Facultativo que reconoce la competencia del Comité de Expertas quienes reciben los informes de los Estados Parte y recomiendan acciones para avanzar en el reconocimiento y en el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres de todas las edades y de todas las condiciones.

El Consejo Económico y Social de Naciones Unidas concibe la Perspectiva de Género como la categoría imprescindible para el adelanto de las mujeres, su empoderamiento y el reconocimiento de todos sus derechos humanos como cuestiones indispensables para el avance de la paz, el desarrollo sostenible y la justicia social y judicial de las sociedades.

La Perspectiva de Género es “el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas en todos los sectores y a todos los niveles” a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se evite la perpetuación de la desigualdad. Tiene como objetivo final la igualdad sustantiva entre los géneros.

Hay avances en los congresos federal y locales porque reformamos la Constitución y obligamos a los partidos políticos a inscribir candidaturas de mujeres y hombres de manera paritaria. Sin embargo en el ámbito local todavía hay muchos obstáculos que remontar. Las mujeres candidatas de todos los partidos son víctimas de diversas formas de violencia política de género. Y el caso de quien fue Gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, no fue la excepción. Ella enfrentó lo que ningún otro candidato en otra elección. Por una impugnación de su contrincante, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación realizó conteo de nuevo del voto por voto, casilla por casilla de la elección reafirmando su triunfo. Fue impugnada de nuevo y la Sala Superior volvió a reafirmar que ganó legítimamente.

Martha Érika sabía muy bien lo que provoca la discriminación de género, por eso iba a constituir la Secretaría de Igualdad de género y tenía firme compromiso para trabajar con acciones públicas desde su gobierno a favor de los derechos humanos de las mujeres y niñas poblanas.

Martha Érika fue víctima de prejuicios por su relación personal con el ex Gobernador Moreno Valle, hoy también fallecido en circunstancias que deben aclararse de manera plena.

La muerte de quien solo fue Gobernadora por 10 días nos debe llevar a la reflexión hasta dónde una confrontación con tanta animadversión afecta la dignidad humana de las personas creando esos obstáculos que refiere la perspectiva de género.

El montaje de poderes inconstitucionales y el deplorable maltrato del Presidente al no reconocerla, sólo enturbiaron la democracia y el ambiente político local. En un escueto análisis preguntémonos si en vez de ella quien hubiera ganado fuese hombre las reacciones de su contrincante -que nunca la reconoció en vida como Gobernadora- o del Presidente que ni siquiera envió a un representante del gobierno federal a su primer acto de gobierno, hubieran sido igual.

Esta tragedia debe llevarnos a una seria reflexión sobre cómo debemos actuar en la democracia. Hasta dónde nos es éticamente permitido seguir vilipendiando a quien nos gana.

Con Martha Érika se evidenció la falta de una actitud democrática al impedírsele gobernar de manera normal; tanto López Obrador como Barbosa y Morena la hostigaron porque les ganó, y subrayo: porque una Mujer les ganó la elección. La animadversión misógina trascendió hasta la irracionalidad; pero hoy frente a estos terribles hechos, es imposible borrar la historia y sus consecuencias.

Defensora de los derechos humanos.

@angelicadelap