/ viernes 7 de octubre de 2022

Más cerca del pasado que del futuro 

Por Daniela Caire

Venimos del siglo conocido como el “siglo genocida” o “siglo del horror” en el que se perpetraron varios genocidios alrededor del mundo: en Armenia, en la ex Yugoslavia, Camboya, Ruanda, el Holocausto, entre otros. Sin embargo, ¿realmente son atrocidades del pasado? Se supone que, con la creación de distintos organismos internacionales, la adopción de acuerdos como la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio de 1948, y la creación de conciencia sobre el tema, se emplearían los mecanismos necesarios para erradicar estas prácticas. No obstante, la realidad refleja que esto ha fallado.

Actualmente somos testigos de genocidios que no están siendo atendidos; con falta de presión y atención de la comunidad internacional para detener estas violaciones masivas a derechos humanos y, lo peor, es que al no ser llamados por lo que son, no son tratados con la gravedad que exigen.

China ha detenido arbitrariamente a más de 1 millón de uigures musulmanes en campos de concentración (llamados ‘campos de reeducación’) desde 2017 en la región de Xinjiang. De acuerdo con varios reportes, uigures han sido sometidos a trabajos forzados, esterilizaciones involuntarias, se ha prohibido el estudio del islam, entre otros abusos de derechos. En su totalidad, estas y otras prácticas entran dentro de la definición de genocidio estipulada en el Estatuto de Roma. Pero la ONU se ha limitado a llamarles ‘crímenes de lesa humanidad’, fallando en condenar a China.

En paralelo, India ha estado levantando preocupaciones a raíz de acciones realizadas por el gobierno de Narendra Modi con la intención de volver al país hindú y deshacerse de los musulmanes dentro de él. Genocide Watch ha alertado sobre un posible genocidio en el futuro en contra de los musulmanes. Y, aunque medios internacionales reportan frecuentemente que su vida está en riesgo, la comunidad internacional no lo condena. Hablan de que hay discriminación contra la minoría musulmana, pero no lo definen, ni están tomando pasos para prevenir lo que es: un genocidio en construcción.

La realidad es que estamos más cerca del pasado que del futuro prometido bajo el lema de “Nunca Más” después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué los Estados y la ONU se muestran tan reacios en definir estos crímenes con el término correcto? ¿Qué hay detrás de esta omisión y negligencia? La comunidad internacional debe dejar de politizar estas tragedias para salir de su ciclo de inconsistencias que está jugando con millones de vidas inocentes.


Por Daniela Caire

Venimos del siglo conocido como el “siglo genocida” o “siglo del horror” en el que se perpetraron varios genocidios alrededor del mundo: en Armenia, en la ex Yugoslavia, Camboya, Ruanda, el Holocausto, entre otros. Sin embargo, ¿realmente son atrocidades del pasado? Se supone que, con la creación de distintos organismos internacionales, la adopción de acuerdos como la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio de 1948, y la creación de conciencia sobre el tema, se emplearían los mecanismos necesarios para erradicar estas prácticas. No obstante, la realidad refleja que esto ha fallado.

Actualmente somos testigos de genocidios que no están siendo atendidos; con falta de presión y atención de la comunidad internacional para detener estas violaciones masivas a derechos humanos y, lo peor, es que al no ser llamados por lo que son, no son tratados con la gravedad que exigen.

China ha detenido arbitrariamente a más de 1 millón de uigures musulmanes en campos de concentración (llamados ‘campos de reeducación’) desde 2017 en la región de Xinjiang. De acuerdo con varios reportes, uigures han sido sometidos a trabajos forzados, esterilizaciones involuntarias, se ha prohibido el estudio del islam, entre otros abusos de derechos. En su totalidad, estas y otras prácticas entran dentro de la definición de genocidio estipulada en el Estatuto de Roma. Pero la ONU se ha limitado a llamarles ‘crímenes de lesa humanidad’, fallando en condenar a China.

En paralelo, India ha estado levantando preocupaciones a raíz de acciones realizadas por el gobierno de Narendra Modi con la intención de volver al país hindú y deshacerse de los musulmanes dentro de él. Genocide Watch ha alertado sobre un posible genocidio en el futuro en contra de los musulmanes. Y, aunque medios internacionales reportan frecuentemente que su vida está en riesgo, la comunidad internacional no lo condena. Hablan de que hay discriminación contra la minoría musulmana, pero no lo definen, ni están tomando pasos para prevenir lo que es: un genocidio en construcción.

La realidad es que estamos más cerca del pasado que del futuro prometido bajo el lema de “Nunca Más” después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué los Estados y la ONU se muestran tan reacios en definir estos crímenes con el término correcto? ¿Qué hay detrás de esta omisión y negligencia? La comunidad internacional debe dejar de politizar estas tragedias para salir de su ciclo de inconsistencias que está jugando con millones de vidas inocentes.