/ domingo 26 de diciembre de 2021

Matrix sólo hay una

@lamoviola

Era 1999 y la industria cinematográfica hollywoodense asombraba con el regreso de la franquicia Star Wars.y su Episodio I, con el retorno por si fuera poco, en la dirección del autor de la saga poderosísima: George Lucas. Era una de las notas principales a nivel fílmico del año. Los géneros se mantenían estables: una película de acción por aquí, alguna comedia romántica por acá. Había la oportunidad de explorar, pero nada rompía lo establecido. Entonces llegó Matrix de las ahora hermanas Wachowski y todo siguió igual. No, es broma. La idea si revolucionó los tonos de la Ciencia ficción en F/X y contenido digamos filosófico durante algún tiempo.

La película de 1999, es de cierta forma para mucho chavo ruco, hasta estandarte generacional. Eso hay que reconocerlo, el filme, tiene su mérito, luego vinieron las secuelas. Y ahí es donde llegó el adocenamiento. Y entonces sí todo siguió igual.

En 2003, llegarían The matrix reloaded y The matrix revolucions ya sin el mismo impacto cultural y cinematográfico. Bueno para algunos hasta filosófico. Claro, contribuyeron al mito y al impacto cultural, pero no como el filme original. Ya para entonces, se perfilaba la vorágine de cine parque de diversiones del que tanto se lamenta Scorsese. Una mente creadora, puede ser secuestrada por esa gran Matrix que es la industria. Parece que a las hermanas Wachowski, les ha pasado esto.

En The matrix resurreccions (Lana Wachowski, 2021), el ciber noir (me acabo, según yo, de inventar al término), promete por lo menos una propuesta estética de interés, aunado a una introducción, asociada claro, sobre todo con las películas anteriores los primeros minutos, pero poco tiempo después aparece nuestro deprimido favorito Keanu Reeves, para hacer lo suyo: hablar en pantalla como si se hubiera desayuno tres tafils con su capuchino y es ahí donde la franquicia torció la excelente idea original.

Y es que en este punto, uno no sabe si lo que importa es la filosofía para oficinistas que es el espíritu de la saga original o una sinopsis que navega entre una historia de reencuentro y amor o los densos y clavados diálogos, sacados de lo más intenso de Gene Roddenberry, (Star trek), con complejo de Ridley Scott (Blade Runner), pero nunca llega al nivel de Asimov o Philliph K. Dick, aunque suene rudo para las Wachowski. Cabe recordar que a finales de la década de los noventa y principios del milenio, justo se puso de moda, una ciencia ficción muy en el canon de la industria: A.I. Inteligencia artificial (Spielberg. 2001) o El hombre bicentenario (Columbos, 1999). Como ejemplos.

En el primer caso, el filme se engolosina con diálogos de marcada tendencia pop- filosófica, al grado de con toda intención hacer que el espectador se confunda. Técnica usada por los guionistas del film-noir para distraer al espectador de lo importante, que es poco. En serio, muchos de los temas principales, se ven en Umberto Eco ( La misteriosa llama de la reina Loana, 2004) , en asuntos como la memoria y en varios ensayos de Vargas Llosa cuando se aborda el asunto de la mente del creador.

Cargada de diálogos brillantes y profundos de los que ya no me acuerdo, el filme cuenta la odisea de Thomas/Neo (Reeves), ya en la historia digamos romántica, que es lo central, por recuperar a su amorcito Trinity (Carrie- Anne Moss) y me discriminan a mi Lauren Fishburne (Morpheous) pata meter a Yahya Abdul- Mateen II.

Al primer filme. No se le puede negar su mérito. Este tiene sus momentos, pero en el fondo es lo virtual, lo intangible. Sin alma.

¡Feliz año¡




@lamoviola

Era 1999 y la industria cinematográfica hollywoodense asombraba con el regreso de la franquicia Star Wars.y su Episodio I, con el retorno por si fuera poco, en la dirección del autor de la saga poderosísima: George Lucas. Era una de las notas principales a nivel fílmico del año. Los géneros se mantenían estables: una película de acción por aquí, alguna comedia romántica por acá. Había la oportunidad de explorar, pero nada rompía lo establecido. Entonces llegó Matrix de las ahora hermanas Wachowski y todo siguió igual. No, es broma. La idea si revolucionó los tonos de la Ciencia ficción en F/X y contenido digamos filosófico durante algún tiempo.

La película de 1999, es de cierta forma para mucho chavo ruco, hasta estandarte generacional. Eso hay que reconocerlo, el filme, tiene su mérito, luego vinieron las secuelas. Y ahí es donde llegó el adocenamiento. Y entonces sí todo siguió igual.

En 2003, llegarían The matrix reloaded y The matrix revolucions ya sin el mismo impacto cultural y cinematográfico. Bueno para algunos hasta filosófico. Claro, contribuyeron al mito y al impacto cultural, pero no como el filme original. Ya para entonces, se perfilaba la vorágine de cine parque de diversiones del que tanto se lamenta Scorsese. Una mente creadora, puede ser secuestrada por esa gran Matrix que es la industria. Parece que a las hermanas Wachowski, les ha pasado esto.

En The matrix resurreccions (Lana Wachowski, 2021), el ciber noir (me acabo, según yo, de inventar al término), promete por lo menos una propuesta estética de interés, aunado a una introducción, asociada claro, sobre todo con las películas anteriores los primeros minutos, pero poco tiempo después aparece nuestro deprimido favorito Keanu Reeves, para hacer lo suyo: hablar en pantalla como si se hubiera desayuno tres tafils con su capuchino y es ahí donde la franquicia torció la excelente idea original.

Y es que en este punto, uno no sabe si lo que importa es la filosofía para oficinistas que es el espíritu de la saga original o una sinopsis que navega entre una historia de reencuentro y amor o los densos y clavados diálogos, sacados de lo más intenso de Gene Roddenberry, (Star trek), con complejo de Ridley Scott (Blade Runner), pero nunca llega al nivel de Asimov o Philliph K. Dick, aunque suene rudo para las Wachowski. Cabe recordar que a finales de la década de los noventa y principios del milenio, justo se puso de moda, una ciencia ficción muy en el canon de la industria: A.I. Inteligencia artificial (Spielberg. 2001) o El hombre bicentenario (Columbos, 1999). Como ejemplos.

En el primer caso, el filme se engolosina con diálogos de marcada tendencia pop- filosófica, al grado de con toda intención hacer que el espectador se confunda. Técnica usada por los guionistas del film-noir para distraer al espectador de lo importante, que es poco. En serio, muchos de los temas principales, se ven en Umberto Eco ( La misteriosa llama de la reina Loana, 2004) , en asuntos como la memoria y en varios ensayos de Vargas Llosa cuando se aborda el asunto de la mente del creador.

Cargada de diálogos brillantes y profundos de los que ya no me acuerdo, el filme cuenta la odisea de Thomas/Neo (Reeves), ya en la historia digamos romántica, que es lo central, por recuperar a su amorcito Trinity (Carrie- Anne Moss) y me discriminan a mi Lauren Fishburne (Morpheous) pata meter a Yahya Abdul- Mateen II.

Al primer filme. No se le puede negar su mérito. Este tiene sus momentos, pero en el fondo es lo virtual, lo intangible. Sin alma.

¡Feliz año¡