/ domingo 4 de marzo de 2018

Mayores inversiones extranjeras

La economía mexicana presenta avances importantes que se están traduciendo en beneficios concretos para la mayoría de la población. Las medidas de política económica, prudentes y responsables, llevadas a cabo por el Gobierno Federal desde el inicio de la actual Administración, aunadas a las reformas estructurales, han permitido contar con fundamentos sólidos y condiciones de certidumbre y confianza en el país.

Una variable clave es la Inversión Extranjera Directa (IED), que se ha convertido en la segunda fuente de divisas más importante de nuestra economía. Para poner en su justa dimensión este tema, basta mencionar que, de enero a diciembre de 2017, registró 29 mil 695 millones de dólares, 11.1 por ciento mayor que la cifra preliminar de igual periodo del año inmediato anterior. Tan sólo durante el cuarto trimestre del año pasado se captaron 5 mil 904 millones, monto que representa 3.1 por ciento con relación al mismo trimestre de 2016, el cual ascendió a 5 mil 726 millones.

Los datos son reveladores, en lo que va de la presente administración, la IED acumulada alcanza una cifra histórica de 171,471 millones de dólares, 50.7 por ciento mayor a la cantidad originalmente reportada en el mismo periodo del sexenio anterior, de 113,808 millones y 82.8 por ciento por arriba de la captada entre 2001 y 2005.

Gracias a esta tendencia positiva, la IED acumulada supera en 8.8 por ciento la meta planteada en el Pan Nacional de Desarrollo 2013-2018, once meses antes de que concluya la presente administración.

Cabe destacar que, por países de origen, 46.8 por ciento del total de dicha inversión, proviene de los Estados Unidos; 9.1 por ciento de Canadá; 9.0 por ciento de España; 8 por ciento de Alemania y 5.5 por ciento de Japón, principalmente.

México se está consolidando, pues, como un destino seguro a las inversiones, lo que revela un hecho fundamental que no debemos soslayar: la confianza en nuestro país a partir de las reformas estructurales, que son vistas como una ventana de oportunidad para atraer inversiones y, con ello, generar más empleos y oportunidades en beneficio de más mexicanas y mexicanos.

Gracias, a estas reformas, el país está proyectando una mayor confianza y certidumbre en el exterior, la cual se está materializando en la ampliación de inversiones. Ello es producto –hay que recalcarlo– de la consolidación del paquete de reformas estructurales concretado por los mexicanos.

De acuerdo con los especialistas, existe una relación directa entre el crecimiento económico y la Inversión Extranjera Directa. No sólo permite aumentar los recursos disponibles para la realización de inversiones y la formación de capital; sino que constituye también un vehículo muy importante de transferencia de tecnología de producción, capacidad técnica, capacidad de innovación y prácticas institucionales y de gestión entre diferentes sitios, a la vez que posibilita obtener acceso a redes internacionales de comercialización.

Debido a la tendencia positiva mostrada por la economía nacional, el mundo confía cada día más en México, posibilitando un mayor flujo de inversiones del exterior. Sin duda, son buenas noticias si tomamos en cuenta la complejidad del escenario internacional, marcado recientemente por la renegociación de modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En este contexto, resulta primordial seguir potenciando los beneficios tangibles y concretos de las reformas, con el objetivo de atraer mayores inversiones que permitan consolidar el crecimiento económico y la generación de empleos que, a la vez, se traduzcan en el mejoramiento sistemático del bienestar y la calidad de vida de las familias mexicanas.

graciela.ortiz.glez@gog.org.mx

Twitter:@GOrtizGlez

Facebook: graciela.ortizgonzalez

La economía mexicana presenta avances importantes que se están traduciendo en beneficios concretos para la mayoría de la población. Las medidas de política económica, prudentes y responsables, llevadas a cabo por el Gobierno Federal desde el inicio de la actual Administración, aunadas a las reformas estructurales, han permitido contar con fundamentos sólidos y condiciones de certidumbre y confianza en el país.

Una variable clave es la Inversión Extranjera Directa (IED), que se ha convertido en la segunda fuente de divisas más importante de nuestra economía. Para poner en su justa dimensión este tema, basta mencionar que, de enero a diciembre de 2017, registró 29 mil 695 millones de dólares, 11.1 por ciento mayor que la cifra preliminar de igual periodo del año inmediato anterior. Tan sólo durante el cuarto trimestre del año pasado se captaron 5 mil 904 millones, monto que representa 3.1 por ciento con relación al mismo trimestre de 2016, el cual ascendió a 5 mil 726 millones.

Los datos son reveladores, en lo que va de la presente administración, la IED acumulada alcanza una cifra histórica de 171,471 millones de dólares, 50.7 por ciento mayor a la cantidad originalmente reportada en el mismo periodo del sexenio anterior, de 113,808 millones y 82.8 por ciento por arriba de la captada entre 2001 y 2005.

Gracias a esta tendencia positiva, la IED acumulada supera en 8.8 por ciento la meta planteada en el Pan Nacional de Desarrollo 2013-2018, once meses antes de que concluya la presente administración.

Cabe destacar que, por países de origen, 46.8 por ciento del total de dicha inversión, proviene de los Estados Unidos; 9.1 por ciento de Canadá; 9.0 por ciento de España; 8 por ciento de Alemania y 5.5 por ciento de Japón, principalmente.

México se está consolidando, pues, como un destino seguro a las inversiones, lo que revela un hecho fundamental que no debemos soslayar: la confianza en nuestro país a partir de las reformas estructurales, que son vistas como una ventana de oportunidad para atraer inversiones y, con ello, generar más empleos y oportunidades en beneficio de más mexicanas y mexicanos.

Gracias, a estas reformas, el país está proyectando una mayor confianza y certidumbre en el exterior, la cual se está materializando en la ampliación de inversiones. Ello es producto –hay que recalcarlo– de la consolidación del paquete de reformas estructurales concretado por los mexicanos.

De acuerdo con los especialistas, existe una relación directa entre el crecimiento económico y la Inversión Extranjera Directa. No sólo permite aumentar los recursos disponibles para la realización de inversiones y la formación de capital; sino que constituye también un vehículo muy importante de transferencia de tecnología de producción, capacidad técnica, capacidad de innovación y prácticas institucionales y de gestión entre diferentes sitios, a la vez que posibilita obtener acceso a redes internacionales de comercialización.

Debido a la tendencia positiva mostrada por la economía nacional, el mundo confía cada día más en México, posibilitando un mayor flujo de inversiones del exterior. Sin duda, son buenas noticias si tomamos en cuenta la complejidad del escenario internacional, marcado recientemente por la renegociación de modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En este contexto, resulta primordial seguir potenciando los beneficios tangibles y concretos de las reformas, con el objetivo de atraer mayores inversiones que permitan consolidar el crecimiento económico y la generación de empleos que, a la vez, se traduzcan en el mejoramiento sistemático del bienestar y la calidad de vida de las familias mexicanas.

graciela.ortiz.glez@gog.org.mx

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