/ domingo 6 de octubre de 2019

Memoria para unos, olvido para otros

La historiadora María de los Ángeles Magdaleno Cárdenas, especialista en la investigación de archivos, publicó en Históricas, el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, número 99, enero-abril de 2014, el ensayo Los otros muertos. En ese ensayo, Magdaleno documenta con todo detalle, una larga lista de crímenes y atrocidades cometidas por los integrantes de los distintos grupos guerrilleros durante la década de los años 70 del siglo pasado.

En la lista de asesinatos, producto de emboscadas, asaltos, secuestros, torturas entre otros graves delitos, la autora detalla cómo soldados, policías judiciales, municipales, bancarios, cajeras de centros comerciales, taxistas, albañiles, maestros, profesionistas como médicos e ingenieros, desde luego, estudiantes y hasta simples transeúntes, forman parte de una larga lista de la cual, por razones ideológicas y de conveniencia política, no se quiere recordar. Sobre todo llama la atención que en un gobierno que hace constantes llamados a la conciliación, a no juzgar el pasado, no hay por el momento, vestigio alguno de que se pretenda realizar un balance documentado, sereno y alejado de las posiciones que nos ubican en la equivocada ruta de establecer una historia de “buenos y malos”.

Lo anterior viene a colación, por las disculpas ofrecidas a nombre del Estado mexicano (que no del gobierno), por parte de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero a un ex guerrillera. Y también con la conmemoración de los acontecimientos de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. Sin duda, que ha llegado el momento de recordar que en las confrontaciones con la guerrilla, sobre todo los soldados del Ejército Mexicano, cumplían con la misión fundamental de defender a las instituciones y a la Nación, ante ataques armados producto emboscadas o ataques por sorpresa (por cierto armas de grueso calibre eran las que usaban los guerrilleros).

Sin duda, que los abusos y arbitrariedades, se deben castigar y estas no prescriben con la historia. Pero eso es muy diferente a lo que en Psicología se conoce como “memoria selectiva”. Es decir, que la persona usa sus recuerdos en función de un fin específico, deshaciéndose de los que no le son de provecho para lograrlo. Me parece que el gobierno se equivoca al seguir la ruta de la selectividad de las personas afectadas por la violencia política de las décadas 60 y 70 del siglo XX. Si en verdad se busca hacer justicia histórica, allí están los casos de Sudáfrica y la forma en que procesaron la era del apartheid y el racismo. También, los procesos de reconciliación –si bien polémicos, en Colombia son un referencia.

Es una oportunidad la que tenemos como sociedad democrática, en escribir la historia alejada de los dogmatismos y prejuicios ideológicos. Aquí ni guerra sucia ni dictadura militar. Ubiquemos la historia de México, como el ensayo de Magdaleno Cárdenas.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

La historiadora María de los Ángeles Magdaleno Cárdenas, especialista en la investigación de archivos, publicó en Históricas, el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, número 99, enero-abril de 2014, el ensayo Los otros muertos. En ese ensayo, Magdaleno documenta con todo detalle, una larga lista de crímenes y atrocidades cometidas por los integrantes de los distintos grupos guerrilleros durante la década de los años 70 del siglo pasado.

En la lista de asesinatos, producto de emboscadas, asaltos, secuestros, torturas entre otros graves delitos, la autora detalla cómo soldados, policías judiciales, municipales, bancarios, cajeras de centros comerciales, taxistas, albañiles, maestros, profesionistas como médicos e ingenieros, desde luego, estudiantes y hasta simples transeúntes, forman parte de una larga lista de la cual, por razones ideológicas y de conveniencia política, no se quiere recordar. Sobre todo llama la atención que en un gobierno que hace constantes llamados a la conciliación, a no juzgar el pasado, no hay por el momento, vestigio alguno de que se pretenda realizar un balance documentado, sereno y alejado de las posiciones que nos ubican en la equivocada ruta de establecer una historia de “buenos y malos”.

Lo anterior viene a colación, por las disculpas ofrecidas a nombre del Estado mexicano (que no del gobierno), por parte de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero a un ex guerrillera. Y también con la conmemoración de los acontecimientos de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. Sin duda, que ha llegado el momento de recordar que en las confrontaciones con la guerrilla, sobre todo los soldados del Ejército Mexicano, cumplían con la misión fundamental de defender a las instituciones y a la Nación, ante ataques armados producto emboscadas o ataques por sorpresa (por cierto armas de grueso calibre eran las que usaban los guerrilleros).

Sin duda, que los abusos y arbitrariedades, se deben castigar y estas no prescriben con la historia. Pero eso es muy diferente a lo que en Psicología se conoce como “memoria selectiva”. Es decir, que la persona usa sus recuerdos en función de un fin específico, deshaciéndose de los que no le son de provecho para lograrlo. Me parece que el gobierno se equivoca al seguir la ruta de la selectividad de las personas afectadas por la violencia política de las décadas 60 y 70 del siglo XX. Si en verdad se busca hacer justicia histórica, allí están los casos de Sudáfrica y la forma en que procesaron la era del apartheid y el racismo. También, los procesos de reconciliación –si bien polémicos, en Colombia son un referencia.

Es una oportunidad la que tenemos como sociedad democrática, en escribir la historia alejada de los dogmatismos y prejuicios ideológicos. Aquí ni guerra sucia ni dictadura militar. Ubiquemos la historia de México, como el ensayo de Magdaleno Cárdenas.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso