/ viernes 26 de enero de 2018

Menos pilas y baterías para un medio ambiente más limpio

Las pilas y las baterías continúan siendo productos de consumo masivo en nuestras sociedades. Aunque la mayoría de las veces pueden ser prescindibles la población las consume porque facilitan su vida diaria. En otros casos, resultan ser de gran utilidad y difícilmente reemplazables, como en el caso de las baterías para automóviles, celulares e incluso aparatos para sordera.

Sin embargo, es necesario tener presente que todas las pilas y baterías pueden representar un daño potencial, ya que contienen materiales contaminantes que, de ser liberados, pueden causar envenenamiento en las personas y serias repercusiones ambientales.

Normalmente se encuentran compuestas por materiales pesados como el mercurio, cadmio, plomo, magnesio, entre otros y, de acuerdo con la organización Greenpeace, el 30% del contenido de cada una de las pilas es altamente tóxico.

Especialistas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), aseguran que una sola pila alcalina desechada tiene el potencial de contaminar hasta 100 mil litros de agua si llega a desprender sus componentes en un cuerpo de agua, pudiendo originar en las personas enfermedades como el cáncer, problemas de riñones, pulmones, epidermis y al sistema nervioso central.

Si son desechadas al aire libre, como en los bosques, sus componentes pueden contaminar el suelo o filtrarse al subsuelo, contaminando los mantos acuíferos que ahí se encuentran y afectando la flora y fauna del lugar.

Ese es solamente el potencial dañino de una pila, sin embargo, se calcula que anualmente se desechan cientos de millones de pilas en todo el mundo, siendo China e India los mayores consumidores. Tan sólo en México, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), se consumen en promedio 13 pilas alcalinas por persona al año.

El mayor problema relacionado al uso de estos productos tiene que ver con su gestión al momento de terminar su vida útil. Todo tipo de pilas y baterías requieren de un manejo especial para ser desechadas, a fin de que sus componentes no terminen convirtiéndose en fuentes de contaminación peligrosas para la población y el medio ambiente.

Desafortunadamente, en México gran parte de la población carece de la información sobre cómo deben ser desechadas, por lo que su destino suelen ser, la mayoría de las veces, los vertederos al aire libre, pudiendo llegar a otro tipo de ecosistemas, ríos y mares, con el potencial peligro que ello representa.

Ninguna pila o batería se encuentra libre de contaminantes, por lo que todos deberíamos optar por cambiar hacia otras fuentes de energía o utilizar pilas recargables, las cuales pueden sustituir hasta 300 desechables. De no tener otra opción, lo más conveniente para no dañar al medio ambiente y nuestra salud o la de otras personas, es saber cómo desecharlas adecuadamente.

Debemos separar las pilas y baterías  del resto de los residuos domiciliarios comunes; en la medida de lo posible y si no se van a tirar inmediatamente, deben ser encapsuladas en bolsas de plástico o envases PET con un poco de aserrín, para evitar que se derramen sus componentes y que contaminen; finalmente, al momento de ser desechadas, es necesario advertir al recolector sobre las baterías para que pueda hacer la separación efectiva.

También podemos acudir con nuestras pilas a un centro de reciclaje autorizado en nuestra comunidad, o bien depositarlas en alguno de los contenedores de reciclaje dispuestos en todo el país.

Seamos consumidores responsables, aprendamos y enseñemos a los nuestros a separar, reutilizar y reciclar todo tipo de desechos.

Senador del PRI por Sinaloa

@AaronIrizar  

Facebook.com/aaron.irizarlopez

Las pilas y las baterías continúan siendo productos de consumo masivo en nuestras sociedades. Aunque la mayoría de las veces pueden ser prescindibles la población las consume porque facilitan su vida diaria. En otros casos, resultan ser de gran utilidad y difícilmente reemplazables, como en el caso de las baterías para automóviles, celulares e incluso aparatos para sordera.

Sin embargo, es necesario tener presente que todas las pilas y baterías pueden representar un daño potencial, ya que contienen materiales contaminantes que, de ser liberados, pueden causar envenenamiento en las personas y serias repercusiones ambientales.

Normalmente se encuentran compuestas por materiales pesados como el mercurio, cadmio, plomo, magnesio, entre otros y, de acuerdo con la organización Greenpeace, el 30% del contenido de cada una de las pilas es altamente tóxico.

Especialistas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), aseguran que una sola pila alcalina desechada tiene el potencial de contaminar hasta 100 mil litros de agua si llega a desprender sus componentes en un cuerpo de agua, pudiendo originar en las personas enfermedades como el cáncer, problemas de riñones, pulmones, epidermis y al sistema nervioso central.

Si son desechadas al aire libre, como en los bosques, sus componentes pueden contaminar el suelo o filtrarse al subsuelo, contaminando los mantos acuíferos que ahí se encuentran y afectando la flora y fauna del lugar.

Ese es solamente el potencial dañino de una pila, sin embargo, se calcula que anualmente se desechan cientos de millones de pilas en todo el mundo, siendo China e India los mayores consumidores. Tan sólo en México, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), se consumen en promedio 13 pilas alcalinas por persona al año.

El mayor problema relacionado al uso de estos productos tiene que ver con su gestión al momento de terminar su vida útil. Todo tipo de pilas y baterías requieren de un manejo especial para ser desechadas, a fin de que sus componentes no terminen convirtiéndose en fuentes de contaminación peligrosas para la población y el medio ambiente.

Desafortunadamente, en México gran parte de la población carece de la información sobre cómo deben ser desechadas, por lo que su destino suelen ser, la mayoría de las veces, los vertederos al aire libre, pudiendo llegar a otro tipo de ecosistemas, ríos y mares, con el potencial peligro que ello representa.

Ninguna pila o batería se encuentra libre de contaminantes, por lo que todos deberíamos optar por cambiar hacia otras fuentes de energía o utilizar pilas recargables, las cuales pueden sustituir hasta 300 desechables. De no tener otra opción, lo más conveniente para no dañar al medio ambiente y nuestra salud o la de otras personas, es saber cómo desecharlas adecuadamente.

Debemos separar las pilas y baterías  del resto de los residuos domiciliarios comunes; en la medida de lo posible y si no se van a tirar inmediatamente, deben ser encapsuladas en bolsas de plástico o envases PET con un poco de aserrín, para evitar que se derramen sus componentes y que contaminen; finalmente, al momento de ser desechadas, es necesario advertir al recolector sobre las baterías para que pueda hacer la separación efectiva.

También podemos acudir con nuestras pilas a un centro de reciclaje autorizado en nuestra comunidad, o bien depositarlas en alguno de los contenedores de reciclaje dispuestos en todo el país.

Seamos consumidores responsables, aprendamos y enseñemos a los nuestros a separar, reutilizar y reciclar todo tipo de desechos.

Senador del PRI por Sinaloa

@AaronIrizar  

Facebook.com/aaron.irizarlopez