/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Meses de cambios y política industrial

Como era de esperarse, el informe del primer año de gobierno de la 4T causó contrastes ente los amagos de los analistas y la popularidad del presidente que parece estar a toda prueba. Para algunos, la trayectoria de nueve meses de gobierno implica un conjunto de decisiones controversiales, cambio de enfoque en múltiples de los programas federales y coinciden en dos pendientes fundamentales, por un lado, el bajo crecimiento económico y por otro, la violencia y la seguridad.

Para otro grupo bastante representativo, el primer año de gobierno es el resultado de un cambio completo de enfoque, de mayor compromiso con los que menos tienen y un viraje total a un régimen corrupto que aumentó las desigualdades, el maridaje entre el poder económico y el poder político, así como el desmantelamiento de un régimen de privilegios y privilegiados que lastimaba al pueblo.

Para los empresarios ha sido un gran contraste el primer año de la administración en donde resaltan el tema de la confianza, la coherencia de las políticas públicas y el adecuado manejo de las finanzas públicas, razón por la cual, también hay contrastes en opiniones favorables y desfavorables. Entre las decisiones más criticadas por el empresariado son las consultas públicas a modo, la cancelación del NAIM, la construcción de la refinería de Dos Bocas, la renegociación de los contratos de los gasoductos, el METROBÚS de Torreón y Gómez Palacio, así como las compras públicas consolidadas y el supuesto desfase del gasto.

Para el presidente y su optimismo, el informe fue un espacio de propaganda y difusión de sus resultados, ampliamente difundidos en 169 conferencias de prensa, un informe de 100 días, un informe al año del triunfo electoral y un informe de nueve meses expresados en 65 minutos de mensaje que presentó las bases de la 4T en cuanto a resultados, enfoques, políticas y proyección de futuro.

Al igual que el Plan Nacional de Desarrollo, el primer informe resulta un manifiesto político, una conversación con el pueblo de México y a su vez, con los adversarios políticos del régimen, con los cuales mantiene una distancia sistémica y se confronta en cada ocasión.

Sin duda, hay una nueva política industrial, una política nacionalista y un sistema de bienestar en formación. El principal eje de acción radica en el nacionalismo energético, el rescate de las Empresas Productivas del Estado, el combate al huachicol y la configuración de una soberanía energética que fortalece la producción, reduce la vulnerabilidad y focaliza inversiones para garantizar precios estables y suficiencia de energéticos para una economía altamente carbonizada.

La política industrial también establece una soberanía alimentaria como base y punto de partida para reactivar el campo y la agroindustria. En ella se concentran instrumentos que minimizan imperfecciones del mercado, reduce el intermediarismo y apoya el aumento de la productividad.

Destaca en la política industrial de ciencia, tecnología e innovación con un nuevo enfoque de “pentahélice” que incluye la participación de la academia, la sociedad, la industria, el gobierno y el medio ambiente para la articulación productiva sustentable mediante el desarrollo tecnológico y la innovación abierta.

En la política industrial también se encuentra el fomento a la innovación y digitalización de los procesos productivos y el desarrollo de regiones innovadoras mediante centros de innovación industrial para el fomento de la Industria 4.0.

La defensa comercial ha sido una marca de la política industrial de la 4T a las ramas del hierro y el acero, el aluminio y el tomate. La ratificación del T MEC y su negociación exitosa también marca una apuesta por el libre comercio, los acuerdos comerciales y la integración económica de América del Norte.

Las medidas contracíclicas resultan también una política industrial de fomento y aceleración de negocios mediante el adelanto de las licitaciones del 2020, la consolidación de fondos d garantía para multiplicar el crédito y el despliegue del presupuesto de infraestructura para incidir en la recuperación del sector de la construcción.

Por último, otro aspecto fundamental de la política industrial en estos nueve meses del gobierno de la 4T se refiere a los proyectos estratégicos en el sur sureste de México que incluyen la refinería de Dos Bocas, el corredor transítsmico, caminos rurales y parques industriales en municipios con alta marginación, así como el Tren Maya.

Para los sectores económicos, la estabilización de las políticas públicas, la recuperación de la senda del crecimiento y la construcción de más confianza en el clima de negocios, será necesario para reactivar la inversión nacional y extranjera en el contexto de una transición tecnológica y energética que reclaman mayor innovación y desarrollo tecnológico en los ecosistemas empresariales para poder competir en los mercados nacional y global.

Como era de esperarse, el informe del primer año de gobierno de la 4T causó contrastes ente los amagos de los analistas y la popularidad del presidente que parece estar a toda prueba. Para algunos, la trayectoria de nueve meses de gobierno implica un conjunto de decisiones controversiales, cambio de enfoque en múltiples de los programas federales y coinciden en dos pendientes fundamentales, por un lado, el bajo crecimiento económico y por otro, la violencia y la seguridad.

Para otro grupo bastante representativo, el primer año de gobierno es el resultado de un cambio completo de enfoque, de mayor compromiso con los que menos tienen y un viraje total a un régimen corrupto que aumentó las desigualdades, el maridaje entre el poder económico y el poder político, así como el desmantelamiento de un régimen de privilegios y privilegiados que lastimaba al pueblo.

Para los empresarios ha sido un gran contraste el primer año de la administración en donde resaltan el tema de la confianza, la coherencia de las políticas públicas y el adecuado manejo de las finanzas públicas, razón por la cual, también hay contrastes en opiniones favorables y desfavorables. Entre las decisiones más criticadas por el empresariado son las consultas públicas a modo, la cancelación del NAIM, la construcción de la refinería de Dos Bocas, la renegociación de los contratos de los gasoductos, el METROBÚS de Torreón y Gómez Palacio, así como las compras públicas consolidadas y el supuesto desfase del gasto.

Para el presidente y su optimismo, el informe fue un espacio de propaganda y difusión de sus resultados, ampliamente difundidos en 169 conferencias de prensa, un informe de 100 días, un informe al año del triunfo electoral y un informe de nueve meses expresados en 65 minutos de mensaje que presentó las bases de la 4T en cuanto a resultados, enfoques, políticas y proyección de futuro.

Al igual que el Plan Nacional de Desarrollo, el primer informe resulta un manifiesto político, una conversación con el pueblo de México y a su vez, con los adversarios políticos del régimen, con los cuales mantiene una distancia sistémica y se confronta en cada ocasión.

Sin duda, hay una nueva política industrial, una política nacionalista y un sistema de bienestar en formación. El principal eje de acción radica en el nacionalismo energético, el rescate de las Empresas Productivas del Estado, el combate al huachicol y la configuración de una soberanía energética que fortalece la producción, reduce la vulnerabilidad y focaliza inversiones para garantizar precios estables y suficiencia de energéticos para una economía altamente carbonizada.

La política industrial también establece una soberanía alimentaria como base y punto de partida para reactivar el campo y la agroindustria. En ella se concentran instrumentos que minimizan imperfecciones del mercado, reduce el intermediarismo y apoya el aumento de la productividad.

Destaca en la política industrial de ciencia, tecnología e innovación con un nuevo enfoque de “pentahélice” que incluye la participación de la academia, la sociedad, la industria, el gobierno y el medio ambiente para la articulación productiva sustentable mediante el desarrollo tecnológico y la innovación abierta.

En la política industrial también se encuentra el fomento a la innovación y digitalización de los procesos productivos y el desarrollo de regiones innovadoras mediante centros de innovación industrial para el fomento de la Industria 4.0.

La defensa comercial ha sido una marca de la política industrial de la 4T a las ramas del hierro y el acero, el aluminio y el tomate. La ratificación del T MEC y su negociación exitosa también marca una apuesta por el libre comercio, los acuerdos comerciales y la integración económica de América del Norte.

Las medidas contracíclicas resultan también una política industrial de fomento y aceleración de negocios mediante el adelanto de las licitaciones del 2020, la consolidación de fondos d garantía para multiplicar el crédito y el despliegue del presupuesto de infraestructura para incidir en la recuperación del sector de la construcción.

Por último, otro aspecto fundamental de la política industrial en estos nueve meses del gobierno de la 4T se refiere a los proyectos estratégicos en el sur sureste de México que incluyen la refinería de Dos Bocas, el corredor transítsmico, caminos rurales y parques industriales en municipios con alta marginación, así como el Tren Maya.

Para los sectores económicos, la estabilización de las políticas públicas, la recuperación de la senda del crecimiento y la construcción de más confianza en el clima de negocios, será necesario para reactivar la inversión nacional y extranjera en el contexto de una transición tecnológica y energética que reclaman mayor innovación y desarrollo tecnológico en los ecosistemas empresariales para poder competir en los mercados nacional y global.