/ jueves 18 de enero de 2018

México evalúa | La seguridad en las campañas

Por David Ramírez*

Han transcurrido casi 60 días desde que iniciaron las precampañas para renovar el Ejecutivo Federal. Si se mantiene la tendencia del mes pasado, los precandidatos habrán acumulado un aproximado de 170 horas de menciones y noticias en medios electrónicos[1]. Sin embargo, y por más sorprendente que parezca, el tema de seguridad no ha ocupado un lugar relevante en la discusión.

Los tres precandidatos que encabezan las encuestas no han tenido como prioridad la presentación de estrategias y programas detallados sobre la política de seguridad para el próximo sexenio. Por el contrario, han optado por lanzar ideas generales que, más que alimentar la discusión, han servido para atacarse entre ellos. Mientras tanto, se siguen acumulando las horas y los ciudadanos continuamos sin conocer propuestas concretas en contra de la inseguridad.

Por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador ha sido quien se ha mostrado más proactivo en el tema. El pasado 4 de enero, el aspirante presidencial presentó su plan de seguridad, hizo pública su propuesta para encabezar una futura Secretaría de Seguridad Pública Federal y nombró a los integrantes de un Consejo Asesor.

 No pasó mucho tiempo para que sus adversarios reaccionaran. Ricardo Anaya comenzó a hablar sobre el mando mixto, el fortalecimiento del sistema penal y la procuración de justicia. Por el otro lado, José Antonio Meade habló sobre la generación de inteligencia, el combate al lavado de dinero, el control de armas y la homologación de los delitos.

Desafortunadamente, el común denominador en cada una de las posturas ha sido la falta de detalle, con lo que dejan entrever un grado importante de desconocimiento o desinterés por los retos en seguridad que enfrenta el país. De lo contrario, por qué parece que todas las ideas sobre el tema de seguridad que se lanzan desde las campañas están dirigidas a la criminalidad vinculada al tráfico de drogas (la gran mayoría delitos del fuero federal) cuando el 95% de los delitos registrados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de enero a noviembre de 2017 fueron del fuero común. Otro buen ejemplo es la prevención. En general, las alusiones a la prevención del delito y la violencia han sido escuetas, a pesar de que se ha acumulado suficiente evidencia a favor de las políticas públicas de prevención como la forma más eficiente de reducir las conductas criminales y violentas en el largo plazo.

En lo que los futuros candidatos presidenciales y, en el ámbito de sus competencias, los contendientes a gubernaturas y alcaldías, se deciden a hablar del tema de manera seria e informada, desde el sector no-gubernamental vamos a intensificar nuestra demanda a favor de que las campañas perfilen un programa de seguridad que se ajuste a las necesidades reales del país. Un programa que incorpore conceptos clave para la política pública -como diagnósticos, sustentabilidad y evaluación-, así como estrategias que busquen fortalecer las capacidades institucionales desde lo local, en los cuatro pilares de la política de seguridad: policía, prevención, justicia y prisiones.

Después de tantos años envueltos en la crisis, es tiempo de demandar propuestas reales y viables. Desde la sociedad civil, exigimos que las campañas aborden seriamente la seguridad para algún día recobrar lo que hemos perdido.

*Coordinador del Programa de Seguridad en México Evalúa


Por David Ramírez*

Han transcurrido casi 60 días desde que iniciaron las precampañas para renovar el Ejecutivo Federal. Si se mantiene la tendencia del mes pasado, los precandidatos habrán acumulado un aproximado de 170 horas de menciones y noticias en medios electrónicos[1]. Sin embargo, y por más sorprendente que parezca, el tema de seguridad no ha ocupado un lugar relevante en la discusión.

Los tres precandidatos que encabezan las encuestas no han tenido como prioridad la presentación de estrategias y programas detallados sobre la política de seguridad para el próximo sexenio. Por el contrario, han optado por lanzar ideas generales que, más que alimentar la discusión, han servido para atacarse entre ellos. Mientras tanto, se siguen acumulando las horas y los ciudadanos continuamos sin conocer propuestas concretas en contra de la inseguridad.

Por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador ha sido quien se ha mostrado más proactivo en el tema. El pasado 4 de enero, el aspirante presidencial presentó su plan de seguridad, hizo pública su propuesta para encabezar una futura Secretaría de Seguridad Pública Federal y nombró a los integrantes de un Consejo Asesor.

 No pasó mucho tiempo para que sus adversarios reaccionaran. Ricardo Anaya comenzó a hablar sobre el mando mixto, el fortalecimiento del sistema penal y la procuración de justicia. Por el otro lado, José Antonio Meade habló sobre la generación de inteligencia, el combate al lavado de dinero, el control de armas y la homologación de los delitos.

Desafortunadamente, el común denominador en cada una de las posturas ha sido la falta de detalle, con lo que dejan entrever un grado importante de desconocimiento o desinterés por los retos en seguridad que enfrenta el país. De lo contrario, por qué parece que todas las ideas sobre el tema de seguridad que se lanzan desde las campañas están dirigidas a la criminalidad vinculada al tráfico de drogas (la gran mayoría delitos del fuero federal) cuando el 95% de los delitos registrados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de enero a noviembre de 2017 fueron del fuero común. Otro buen ejemplo es la prevención. En general, las alusiones a la prevención del delito y la violencia han sido escuetas, a pesar de que se ha acumulado suficiente evidencia a favor de las políticas públicas de prevención como la forma más eficiente de reducir las conductas criminales y violentas en el largo plazo.

En lo que los futuros candidatos presidenciales y, en el ámbito de sus competencias, los contendientes a gubernaturas y alcaldías, se deciden a hablar del tema de manera seria e informada, desde el sector no-gubernamental vamos a intensificar nuestra demanda a favor de que las campañas perfilen un programa de seguridad que se ajuste a las necesidades reales del país. Un programa que incorpore conceptos clave para la política pública -como diagnósticos, sustentabilidad y evaluación-, así como estrategias que busquen fortalecer las capacidades institucionales desde lo local, en los cuatro pilares de la política de seguridad: policía, prevención, justicia y prisiones.

Después de tantos años envueltos en la crisis, es tiempo de demandar propuestas reales y viables. Desde la sociedad civil, exigimos que las campañas aborden seriamente la seguridad para algún día recobrar lo que hemos perdido.

*Coordinador del Programa de Seguridad en México Evalúa


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