/ sábado 23 de septiembre de 2017

México, la solidaridad de su gente

Miles de mexicanos han hecho suya la reconstrucción de México. La respuesta de la sociedad mexicana, ante los desastrosos efectos de los sismos del 7 y 19 de septiembre, ha mostrado un pueblo cohesionado y una ciudadanía solidaria. La gente de México ha dejado ver su mejor cara.

El pasado 7 de septiembre, un sismo de 8.2 grados de magnitud afectó a los estados de Chiapas, Oaxaca y Tabasco. A los 12 días, el 19 de septiembre, aniversario del sismo de 1985, otro movimiento tectónico de 7.1 afectó a la Ciudad de México y a los estados de Morelos, Puebla, México, Guerrero y Tlaxcala. Los daños se cuentan en centenares de víctimas y miles de hogares

destruidos.

Ante la emergencia, la ciudadanía se organizó para apoyarse unos a otros. La experiencia del sismo del 85 dejó una gran marca, ya partir de ese desastre, la cultura de protección civil se ha impregnado en cada mexicano y se ha reforzado con muchos simulacros. Lo anterior ayudó en los acontecimientos recientes para que la ciudadanía conociera los procedimientos a seguir en caso de emergencia, y que muchas personas participaran en brigadas para ayudara sus vecinos, compañeros de trabajo ode escuela, así como a cualquier persona que necesitara apoyo.

En muchas de las ciudades afectadas, son los ciudadanos y ciudadanas las que tomaron las calles ehicieron suyas las acciones de ayuda humanitaria. No es que los gobiernos no cumplan con sus obligacionesante desastres naturales de esta magnitud, los recursos de las instituciones son sobrepasados. Es en estos momentos, cuando las personas voluntariamente suman sus esfuerzos para apoyar a los más

necesitados.

Pasada la emergencia, los ánimos de la ciudadanía no han bajado. Las calles se siguen llenando de personas que quieren ayudar en la contingencia. La solidaridad de la gente se ve cuando buscan personas atrapadas, remueven escombros, realizan diagnósticos estructurales, revisan el buen estado de instalaciones de gas y electricidad, recolectan y distribuyen víveres, acondicionan albergues y, lo más importante, brindan palabras de aliento a las víctimas.

La sociedad mexicana no se ha cruzado de brazos, ha hecho suyas las acciones de ayuda humanitaria. Se ve el entusiasmo de ayudar con el único fin de mejorar las condiciones adversas de los damnificados. La sociedad está trabajando junta, cohesionada. La solidaridad es el elemento principal en cada acto voluntario. Es esto lo que un país tan afectado necesita, el trabajo hombro a hombro de su gente.

Es la ciudadanía, sin duda alguna, la que reconstruirá el país. La cohesión social que se ha generado en estos días tan difíciles es admirable. No hay héroes o heroínas, son cientos de desconocidos que se están dando la mano uno a otro, y construyen cadenas enormes de ayuda comunitaria.

A México lo va a reconstruir la solidaridad de su gente.

Miles de mexicanos han hecho suya la reconstrucción de México. La respuesta de la sociedad mexicana, ante los desastrosos efectos de los sismos del 7 y 19 de septiembre, ha mostrado un pueblo cohesionado y una ciudadanía solidaria. La gente de México ha dejado ver su mejor cara.

El pasado 7 de septiembre, un sismo de 8.2 grados de magnitud afectó a los estados de Chiapas, Oaxaca y Tabasco. A los 12 días, el 19 de septiembre, aniversario del sismo de 1985, otro movimiento tectónico de 7.1 afectó a la Ciudad de México y a los estados de Morelos, Puebla, México, Guerrero y Tlaxcala. Los daños se cuentan en centenares de víctimas y miles de hogares

destruidos.

Ante la emergencia, la ciudadanía se organizó para apoyarse unos a otros. La experiencia del sismo del 85 dejó una gran marca, ya partir de ese desastre, la cultura de protección civil se ha impregnado en cada mexicano y se ha reforzado con muchos simulacros. Lo anterior ayudó en los acontecimientos recientes para que la ciudadanía conociera los procedimientos a seguir en caso de emergencia, y que muchas personas participaran en brigadas para ayudara sus vecinos, compañeros de trabajo ode escuela, así como a cualquier persona que necesitara apoyo.

En muchas de las ciudades afectadas, son los ciudadanos y ciudadanas las que tomaron las calles ehicieron suyas las acciones de ayuda humanitaria. No es que los gobiernos no cumplan con sus obligacionesante desastres naturales de esta magnitud, los recursos de las instituciones son sobrepasados. Es en estos momentos, cuando las personas voluntariamente suman sus esfuerzos para apoyar a los más

necesitados.

Pasada la emergencia, los ánimos de la ciudadanía no han bajado. Las calles se siguen llenando de personas que quieren ayudar en la contingencia. La solidaridad de la gente se ve cuando buscan personas atrapadas, remueven escombros, realizan diagnósticos estructurales, revisan el buen estado de instalaciones de gas y electricidad, recolectan y distribuyen víveres, acondicionan albergues y, lo más importante, brindan palabras de aliento a las víctimas.

La sociedad mexicana no se ha cruzado de brazos, ha hecho suyas las acciones de ayuda humanitaria. Se ve el entusiasmo de ayudar con el único fin de mejorar las condiciones adversas de los damnificados. La sociedad está trabajando junta, cohesionada. La solidaridad es el elemento principal en cada acto voluntario. Es esto lo que un país tan afectado necesita, el trabajo hombro a hombro de su gente.

Es la ciudadanía, sin duda alguna, la que reconstruirá el país. La cohesión social que se ha generado en estos días tan difíciles es admirable. No hay héroes o heroínas, son cientos de desconocidos que se están dando la mano uno a otro, y construyen cadenas enormes de ayuda comunitaria.

A México lo va a reconstruir la solidaridad de su gente.