/ miércoles 11 de octubre de 2017

México y el Premio Nobel de la Paz 2017

De nueva cuenta México se viste de gala. La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, siglas en inglés), acaba de ser merecedora del Premio en este 2017.

Uno de sus más destacados miembros egresado de la UNAM, Jans Fromow de la International Physician for the Prevention of Nuclear War es Consejero Internacional y fue vicepresidente para Latinoamérica del IPPNW (siglas en inglés) organismo que ha recibido diversos reconocimientos internacionales.

El doctor Fromow es oftalmólogo -lo que debe tener doblemente contento al rector Enrique Graue- es además académico y ejerce su profesión. Retomo algunas de sus palabras: (el premio a) la Campaña “…es acertado pues no hay ninguna justificación científica, ética o moral para la existencia de las armas nucleares” y agrega que “es un compromiso para la educación, para la cultura de la paz y la resolución no violenta de los conflictos”.

En efecto, hay que destacar que muchos mexicanos han estado trabajando en el país y en otras partes del mundo en temas nucleares tanto en la investigación como en la negociación en organismos internacionales como la ONU y no es la primera vez que México destaca en ello, sobre todo a partir del Tratado de Tlatelolco lo que le valió a Alfonso García Robles recibir el Premio en 1982.

Después de la II Guerra Mundial, el interés por los temas nucleares se incrementó con motivo de las bombas que detonó Estados Unidos en Japón y porque la llamada Guerra Fría hacía prever que un número mayor de países desarrollarían armas de esta naturaleza, como así fue; al igual de otro fuerte número que tienen el potencial de hacerlo.

Hoy día un reconocimiento a los esfuerzos por la abolición de las armas nucleares cobra extrema relevancia y no es exagerado decirlo así, ante los conflictos que han vuelto a tener lugar en nuestros días en la escena global por personajes como Kim Jong-un el líder norcoreano y el Presidente estadounidense. El primero se ha atrevido a lanzar misiles en la zona lo que ha enervado los ánimos y ha puesto focos naranjas a países en la zona, lo que ha hecho reaccionar a Trump con una respuesta de ataque mayor por las amenazas de Corea del Norte a territorios norteamericanos. La situación se complica pues están en medio también entre otras Rusia y China, más los conflictos en Medio Oriente.

En 2015 se había logrado disminuir las posibilidades de que Irán continuara con su programa nuclear y llegó a acuerdos con las principales potencias, principalmente con el gobierno de Obama, con tal de que le levantaran las sanciones que lo perjudicaban en su economía; pero a la llegada de Trump a la presidencia el problema con Irán volvió a tomar un cariz peligroso, al grado tal que el Gobierno iraní ha amenazado con salirse del pacto.

Ante este panorama, por utópico que pueda parecer, el esfuerzo por la abolición de armas nucleares reconocido con el premio Nobel, debe de tener una resonancia mayor, pues todo el globo terráqueo corre el riesgo de sufrir las consecuencias. Algunas predicciones de un desastre de esta naturaleza ya comienzan a visualizarse.

De nueva cuenta México se viste de gala. La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, siglas en inglés), acaba de ser merecedora del Premio en este 2017.

Uno de sus más destacados miembros egresado de la UNAM, Jans Fromow de la International Physician for the Prevention of Nuclear War es Consejero Internacional y fue vicepresidente para Latinoamérica del IPPNW (siglas en inglés) organismo que ha recibido diversos reconocimientos internacionales.

El doctor Fromow es oftalmólogo -lo que debe tener doblemente contento al rector Enrique Graue- es además académico y ejerce su profesión. Retomo algunas de sus palabras: (el premio a) la Campaña “…es acertado pues no hay ninguna justificación científica, ética o moral para la existencia de las armas nucleares” y agrega que “es un compromiso para la educación, para la cultura de la paz y la resolución no violenta de los conflictos”.

En efecto, hay que destacar que muchos mexicanos han estado trabajando en el país y en otras partes del mundo en temas nucleares tanto en la investigación como en la negociación en organismos internacionales como la ONU y no es la primera vez que México destaca en ello, sobre todo a partir del Tratado de Tlatelolco lo que le valió a Alfonso García Robles recibir el Premio en 1982.

Después de la II Guerra Mundial, el interés por los temas nucleares se incrementó con motivo de las bombas que detonó Estados Unidos en Japón y porque la llamada Guerra Fría hacía prever que un número mayor de países desarrollarían armas de esta naturaleza, como así fue; al igual de otro fuerte número que tienen el potencial de hacerlo.

Hoy día un reconocimiento a los esfuerzos por la abolición de las armas nucleares cobra extrema relevancia y no es exagerado decirlo así, ante los conflictos que han vuelto a tener lugar en nuestros días en la escena global por personajes como Kim Jong-un el líder norcoreano y el Presidente estadounidense. El primero se ha atrevido a lanzar misiles en la zona lo que ha enervado los ánimos y ha puesto focos naranjas a países en la zona, lo que ha hecho reaccionar a Trump con una respuesta de ataque mayor por las amenazas de Corea del Norte a territorios norteamericanos. La situación se complica pues están en medio también entre otras Rusia y China, más los conflictos en Medio Oriente.

En 2015 se había logrado disminuir las posibilidades de que Irán continuara con su programa nuclear y llegó a acuerdos con las principales potencias, principalmente con el gobierno de Obama, con tal de que le levantaran las sanciones que lo perjudicaban en su economía; pero a la llegada de Trump a la presidencia el problema con Irán volvió a tomar un cariz peligroso, al grado tal que el Gobierno iraní ha amenazado con salirse del pacto.

Ante este panorama, por utópico que pueda parecer, el esfuerzo por la abolición de armas nucleares reconocido con el premio Nobel, debe de tener una resonancia mayor, pues todo el globo terráqueo corre el riesgo de sufrir las consecuencias. Algunas predicciones de un desastre de esta naturaleza ya comienzan a visualizarse.