El 21 de enero de 2022, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión recibió a la secretaria de Energía de los Estados Unidos de América, Jennifer Granholm, acompañada de su comitiva y del embajador de esa nación en México, Ken Salazar.
En el encuentro participaron la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, la senadora Olga Sánchez Cordero; el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Baja, el diputado Sergio Gutiérrez; las y los representantes de las diversas fuerzas políticas del Congreso mexicano, y quien esto escribe, en mi calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.
Aprovecho este espacio para agradecer públicamente las expresiones de la secretaria Granholm y del embajador Salazar, al reconocer nuestro liderazgo y capacidad de diálogo para alcanzar acuerdos.
Los temas que se abordaron en esta reunión cordial, constructiva y, sobre todo, de respeto por parte de todas las personas presentes fueron la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica, propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y la cooperación entre ambas naciones en el ámbito de las energías limpias.
Quienes acudieron en nombre de las diferentes fracciones políticas representadas en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión pudieron expresar con absoluta libertad sus puntos de vista relativos a la iniciativa, en un ambiente plural y de tolerancia, es decir, en una atmósfera plenamente democrática.
La secretaria Granholm manifestó las preocupaciones de la administración del presidente Joe Biden respecto al posible impacto negativo de la reforma eléctrica en la inversión privada de empresas estadounidenses en nuestro país.
En tal sentido, cabe señalar que las inquietudes establecidas por diversos actores políticos y económicos de México y Estados Unidos, así como por el mismo gobierno del presidente Biden, a través de la secretaria Granholm, han sido escuchadas y están siendo atendidas, para continuar en el camino de la cooperación y la colaboración bilaterales.
Ya el presidente López Obrador lo ha clarificado, al señalar que existe disposición al diálogo, además de que se revisarán los casos de las empresas estadounidenses que consideren que existe injusticia en relación con sus inversiones en México, pero, al mismo tiempo, recordando que el gobierno del presidente Biden no protege la corrupción.
El objetivo de la iniciativa de reforma eléctrica es corregir de raíz el modelo de mercado en la materia, que se generó en el país a partir de la aprobación de las llamadas reformas estructurales. Es lamentable, pero existe desinformación al respecto de lo que esta reforma implica; por ejemplo, se dice que el gobierno mexicano está en contra de las energías renovables, lo cual es falso. La transición energética debe de ser un proceso ordenado y progresivo para sustituir las energías tradicionales por las renovables, y no tener un déficit de electricidad en el corto o mediano plazo.
Un caso ilustrativo es el de Alemania, en donde la insuficiente generación de electricidad por medio de energías renovables —que son intermitentes— la ha llevado a la recarbonización y utilización de gas para cubrir la demanda eléctrica de su industria y economía. Ejemplos de lo anterior son la inauguración de la nueva unidad de producción eléctrica a base de carbón, Datteln 4, en Renania del Norte-Westfalia, así como la terminación del gasoducto Nord Stream 2, que transportará gas desde Rusia.
México se encuentra en la ruta correcta hacia la transición energética. La reunión entre legisladoras y legisladores del Congreso de la Unión con la secretaria Granholm y el embajador Salazar son muestra de que las relaciones bilaterales México-Estados Unidos transitan por el camino del diálogo, del respeto a la soberanía, de la colaboración, de la construcción de acuerdos entre iguales, del fortalecimiento de la competitividad de América del Norte y, especialmente, del bienestar para nuestros pueblos.
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