/ viernes 23 de agosto de 2019

México y la emergencia climática

Por: Camila Barragán

El frente Verde ha llegado más fuerte que nunca al Parlamento Europeo. El auge de los partidos ecologistas en las elecciones del pasado 26 de mayo, particularmente enérgico en Alemania, Francia y Finlandia, pone en evidencia la creciente exigencia de parte de la población de la Unión Europea de colocar el combate al cambio climático en el corazón del fortalecimiento de la política social. En contraste, el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno al bienestar de la población de México parece ajeno a los impactos que el cambio climático tendrá en los grupos más vulnerables del país. El combate a la pobreza sin combate al cambio climático es insostenible.

La crisis climática ya comenzó. La última vez en la historia de la humanidad que tuvimos una concentración de CO2 en la atmósfera como la que tenemos hoy, el nivel del mar era 20 metros más alto y crecían árboles en la Antártida. La organización de la Cruz Roja Internacional ha dicho que el cambio climático está exacerbando los conflictos armados a nivel internacional. Los sistemas que sustentan la vida en la Tierra están en peligro, y 1 millón de especies se encuentran en peligro de extinción. El último reporte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático –el órgano científico internacional que reúne todo el conocimiento sobre la crisis climática al día de hoy– afirma que el mundo aún puede evitar los peores impactos del calentamiento global, pero sólo si de aquí al 2030 actúa rápido y con firmeza para limitar el aumento de temperatura global en 1.5°C frente a niveles preindustriales, en lugar de los 2°C convenidos en el Acuerdo de París sobre el cambio climático de 2015.

El reconocimiento de la crisis va más allá de las organizaciones internacionales. Inspirados por la joven activista ambiental sueca Greta Thunberg, jóvenes de todo el mundo (incluyendo a México) participan cada viernes en las marchas #FridaysForFuture para exigir acción urgente contra el cambio climático. Jurisdicciones como Irlanda, Reino Unido, Escocia y Cataluña han respondido con declaraciones de “emergencia climática”.

La coyuntura nacional e internacional ofrece a México dos grandes oportunidades de sumarse a esta ola de reconocimiento de la urgencia climática. En primer lugar, es crucial que la Cámara de Diputados apruebe como Plan Nacional de Desarrollo aquella sección que hasta ahora ha aparecido sólo como “anexo”, pero que en realidad es la única que cumple con lo estipulado en la Ley de Planeación, y que acertadamente contiene los conceptos de Desarrollo Sostenible y el combate al Cambio Climático como elementos necesarios en la construcción del bienestar de la población. Esto deberá ser complementado alineando el Presupuesto Federal de Egresos con el PND. En segundo lugar, México debe presentar en febrero del próximo año sus compromisos actualizados ante el Acuerdo de París (el AP prevé una actualización de las contribuciones determinadas a nivel nacional cada 5 años), cuyo nivel de ambición debe esta vez estar alineado al límite de aumento de temperatura de 1.5°C.

El 2030 está a la vuelta de la esquina, y la administración actual tiene la enorme responsabilidad de ponernos –o no– en la trayectoria requerida para mantenernos debajo de los 1.5°C. Es momento que la ciudadanía de México exija un reconocimiento de la urgencia climática. Es vital exigir que la emergencia ambiental se vea reflejada en la planeación y asignación de recursos en el país.

Asociada Joven COMEXI

@camclimatica

Por: Camila Barragán

El frente Verde ha llegado más fuerte que nunca al Parlamento Europeo. El auge de los partidos ecologistas en las elecciones del pasado 26 de mayo, particularmente enérgico en Alemania, Francia y Finlandia, pone en evidencia la creciente exigencia de parte de la población de la Unión Europea de colocar el combate al cambio climático en el corazón del fortalecimiento de la política social. En contraste, el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno al bienestar de la población de México parece ajeno a los impactos que el cambio climático tendrá en los grupos más vulnerables del país. El combate a la pobreza sin combate al cambio climático es insostenible.

La crisis climática ya comenzó. La última vez en la historia de la humanidad que tuvimos una concentración de CO2 en la atmósfera como la que tenemos hoy, el nivel del mar era 20 metros más alto y crecían árboles en la Antártida. La organización de la Cruz Roja Internacional ha dicho que el cambio climático está exacerbando los conflictos armados a nivel internacional. Los sistemas que sustentan la vida en la Tierra están en peligro, y 1 millón de especies se encuentran en peligro de extinción. El último reporte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático –el órgano científico internacional que reúne todo el conocimiento sobre la crisis climática al día de hoy– afirma que el mundo aún puede evitar los peores impactos del calentamiento global, pero sólo si de aquí al 2030 actúa rápido y con firmeza para limitar el aumento de temperatura global en 1.5°C frente a niveles preindustriales, en lugar de los 2°C convenidos en el Acuerdo de París sobre el cambio climático de 2015.

El reconocimiento de la crisis va más allá de las organizaciones internacionales. Inspirados por la joven activista ambiental sueca Greta Thunberg, jóvenes de todo el mundo (incluyendo a México) participan cada viernes en las marchas #FridaysForFuture para exigir acción urgente contra el cambio climático. Jurisdicciones como Irlanda, Reino Unido, Escocia y Cataluña han respondido con declaraciones de “emergencia climática”.

La coyuntura nacional e internacional ofrece a México dos grandes oportunidades de sumarse a esta ola de reconocimiento de la urgencia climática. En primer lugar, es crucial que la Cámara de Diputados apruebe como Plan Nacional de Desarrollo aquella sección que hasta ahora ha aparecido sólo como “anexo”, pero que en realidad es la única que cumple con lo estipulado en la Ley de Planeación, y que acertadamente contiene los conceptos de Desarrollo Sostenible y el combate al Cambio Climático como elementos necesarios en la construcción del bienestar de la población. Esto deberá ser complementado alineando el Presupuesto Federal de Egresos con el PND. En segundo lugar, México debe presentar en febrero del próximo año sus compromisos actualizados ante el Acuerdo de París (el AP prevé una actualización de las contribuciones determinadas a nivel nacional cada 5 años), cuyo nivel de ambición debe esta vez estar alineado al límite de aumento de temperatura de 1.5°C.

El 2030 está a la vuelta de la esquina, y la administración actual tiene la enorme responsabilidad de ponernos –o no– en la trayectoria requerida para mantenernos debajo de los 1.5°C. Es momento que la ciudadanía de México exija un reconocimiento de la urgencia climática. Es vital exigir que la emergencia ambiental se vea reflejada en la planeación y asignación de recursos en el país.

Asociada Joven COMEXI

@camclimatica

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