/ sábado 26 de septiembre de 2020

Mi pasión por la comunicación (III)

1951. Ese año se nos fue entre las manos con nuestra nueva diversión, la televisión y las luchas. Debo decir que en México solo existían tres canales de televisión para entonces, el 2, el 4 y el 5. Las transmisiones iniciaban a las 4 de la tarde y finalizaban a las 10 de la noche. Un horario bastante respetable.

Además de la Lucha Libre, que era nuestra pasión, un día de 1951 nos encontramos con una transmisión en directo desde el Parque Delta, que era el parque de beisbol, otros de nuestros deportes favoritos, y que más o menos estaba cerca de nuestras casas. Fue la locura. No recuerdo quienes jugaron, pero nuestra atención estuvo enfocada al televisor. Empezaba la manipulación de la que habló MacLuhan una década después con la famosa frase “El medio es el Mensaje”, de su libro Las Extensiones del Hombre.

A finales del año se empezó a transmitir una novedad en ese “espejo mágico”, como dijera años después don Pedro de Lille. Era una serie televisiva norteamericana, que según investigué, tenía por lo menos 70 años de creada como novela, después pasó a ser una serie de programas de radio fuera de México, y finalmente decidieron hacerla serie de televisión de los Estados Unidos. Se llamó Las Aventuras de Boston Blackie, y era la historia de un detective privado, acompañado de su mascota Whitie, un perrito. Ambos ayudaban a la policía en sus pesquisas. El protagonista fue Kent Taylor, y la serie tuvo 58 capítulos, desde septiembre de1951 hasta 1953. Gran éxito.

En esos primeros años de los cincuentas, la televisión mexicana transmitía caricaturas, partidos de beisbol, documentales, funciones de lucha libre y noticiarios.

En enero de 1953 nos mudamos a la colonia Narvarte, a la calle de Uxmal, a media cuadra del Parque Delta, que luego se llamó Parque del Seguro Social, y hoy es una gran plaza comercial llamada Delta. Continuamos viendo a la palomilla de la Roma, pero adquirimos nuevas amistades en Narvarte: Sergio Corona y Alfonso Arau, mayores que mi hermano Ramón y yo, los amigos Mendoza Galindo, Anfossi, Triay, Sánchez Nava, Acevedo, y muchos más. Ya éramos mayores, nos creíamos más importantes.

En la equina de la casa, a 20 pasos vivían dos hermanitas güeritas muy bonitas: María Eugenia Llamas y María Victoria Llamas. Maria Eugenia (1944-1914) mejor conocida como “La Tucita”, se inició en la actuación a la edad de 4 años, en la película Los tres Huastecos, protagonizada por Pedro Infante. Esta actuación le valió una nominación al Ariel que, aunque no ganó en esa ocasión, años después sí lo obtuvo.

María Victoria Llamas, su hermana (1940-2008) fue una gran comunicadora mexicana. Colaboró en diversas publicaciones escritas del país, en radio y en televisión. Se destacó siempre por su delicadeza al decir las verdades, y por su gran amabilidad. Trabajamos juntos en varios proyectos. Nacimos el mismo día y mes, pero de diferente año. Recuerdo que cuando enfermó gravemente me envió un mail diciendo “voy a castigar la computadora y el teléfono, no quiero que nadie llame para decirme: échale ganas, tú puedes, lo vas a superar, etc. Falleció prácticamente en los brazos de Pilar Ferreira, quien fuera directora editorial de El Sol de México. Fuimos muy buenos amigos y la quise mucho. Tengo varias anécdotas de ella que no me permitirán olvidarla nunca.

Nuestros juegos de banqueta disminuyeron y seguimos pegados al aparato de televisión. Esa pantallita nos atraía y nos hacía entrar en su juego. Junto con Boston Blackie, también inició en 1951 otra serie llamada Yo amo a Lucy (I Love Lucy). La interpretaban Lucille Ball y Desi Arnaz. Se transmitió casi una década y recibió muchos premios en varios países.

Después vinieron a distraernos nuevas series norteamericanas: Papá lo Sabe Todo (1954), La Ley del Revólver (1955), Perry Mason (1957), Caravana (1957-1966), Maverick (1957), Mike Hammer (1958), Los Aventureros del Mississippi (1959), Ajedrez Fatal (1959), Dick Van Dike (1961), Mis Adorables Sobrinos (1966), Valle de Pasiones (1965).

La lista es interminable porque los productores norteamericanos encontraron sus minas de oro en la producción y venta de estas y otras muchísimas decenas de series, hasta la fecha, internamente y al extranjero.

Mientras nosotros nos divertíamos con nuestros programas y con nuestros juegos al aire libre, los propietarios de los negocios televisivos Emilio Azcárraga Vidaurreta del canal 2, Rómulo O´Farrill del canal 4, y Guillermo González Camarena del canal 5 se unieron para formar una cadena que duró por lo menos 20 años, Telesistema Mexicano.

La televisión mexicana planeaba transmitir películas después de las 22 horas. Hubo una reunión de empresarios cinematográficos para no permitir que la televisión mexicana transmitiera películas mexicanas hasta 6 años después de su estreno.

Aparte de los deportes, el consorcio Telesistema transmitía películas con la antigüedad debida, las famosas películas de El Gordo y El Flaco y las series de tv de los EU. (continuaré)


Premio Nacional de Periodismo

Fundador de Notimex

1951. Ese año se nos fue entre las manos con nuestra nueva diversión, la televisión y las luchas. Debo decir que en México solo existían tres canales de televisión para entonces, el 2, el 4 y el 5. Las transmisiones iniciaban a las 4 de la tarde y finalizaban a las 10 de la noche. Un horario bastante respetable.

Además de la Lucha Libre, que era nuestra pasión, un día de 1951 nos encontramos con una transmisión en directo desde el Parque Delta, que era el parque de beisbol, otros de nuestros deportes favoritos, y que más o menos estaba cerca de nuestras casas. Fue la locura. No recuerdo quienes jugaron, pero nuestra atención estuvo enfocada al televisor. Empezaba la manipulación de la que habló MacLuhan una década después con la famosa frase “El medio es el Mensaje”, de su libro Las Extensiones del Hombre.

A finales del año se empezó a transmitir una novedad en ese “espejo mágico”, como dijera años después don Pedro de Lille. Era una serie televisiva norteamericana, que según investigué, tenía por lo menos 70 años de creada como novela, después pasó a ser una serie de programas de radio fuera de México, y finalmente decidieron hacerla serie de televisión de los Estados Unidos. Se llamó Las Aventuras de Boston Blackie, y era la historia de un detective privado, acompañado de su mascota Whitie, un perrito. Ambos ayudaban a la policía en sus pesquisas. El protagonista fue Kent Taylor, y la serie tuvo 58 capítulos, desde septiembre de1951 hasta 1953. Gran éxito.

En esos primeros años de los cincuentas, la televisión mexicana transmitía caricaturas, partidos de beisbol, documentales, funciones de lucha libre y noticiarios.

En enero de 1953 nos mudamos a la colonia Narvarte, a la calle de Uxmal, a media cuadra del Parque Delta, que luego se llamó Parque del Seguro Social, y hoy es una gran plaza comercial llamada Delta. Continuamos viendo a la palomilla de la Roma, pero adquirimos nuevas amistades en Narvarte: Sergio Corona y Alfonso Arau, mayores que mi hermano Ramón y yo, los amigos Mendoza Galindo, Anfossi, Triay, Sánchez Nava, Acevedo, y muchos más. Ya éramos mayores, nos creíamos más importantes.

En la equina de la casa, a 20 pasos vivían dos hermanitas güeritas muy bonitas: María Eugenia Llamas y María Victoria Llamas. Maria Eugenia (1944-1914) mejor conocida como “La Tucita”, se inició en la actuación a la edad de 4 años, en la película Los tres Huastecos, protagonizada por Pedro Infante. Esta actuación le valió una nominación al Ariel que, aunque no ganó en esa ocasión, años después sí lo obtuvo.

María Victoria Llamas, su hermana (1940-2008) fue una gran comunicadora mexicana. Colaboró en diversas publicaciones escritas del país, en radio y en televisión. Se destacó siempre por su delicadeza al decir las verdades, y por su gran amabilidad. Trabajamos juntos en varios proyectos. Nacimos el mismo día y mes, pero de diferente año. Recuerdo que cuando enfermó gravemente me envió un mail diciendo “voy a castigar la computadora y el teléfono, no quiero que nadie llame para decirme: échale ganas, tú puedes, lo vas a superar, etc. Falleció prácticamente en los brazos de Pilar Ferreira, quien fuera directora editorial de El Sol de México. Fuimos muy buenos amigos y la quise mucho. Tengo varias anécdotas de ella que no me permitirán olvidarla nunca.

Nuestros juegos de banqueta disminuyeron y seguimos pegados al aparato de televisión. Esa pantallita nos atraía y nos hacía entrar en su juego. Junto con Boston Blackie, también inició en 1951 otra serie llamada Yo amo a Lucy (I Love Lucy). La interpretaban Lucille Ball y Desi Arnaz. Se transmitió casi una década y recibió muchos premios en varios países.

Después vinieron a distraernos nuevas series norteamericanas: Papá lo Sabe Todo (1954), La Ley del Revólver (1955), Perry Mason (1957), Caravana (1957-1966), Maverick (1957), Mike Hammer (1958), Los Aventureros del Mississippi (1959), Ajedrez Fatal (1959), Dick Van Dike (1961), Mis Adorables Sobrinos (1966), Valle de Pasiones (1965).

La lista es interminable porque los productores norteamericanos encontraron sus minas de oro en la producción y venta de estas y otras muchísimas decenas de series, hasta la fecha, internamente y al extranjero.

Mientras nosotros nos divertíamos con nuestros programas y con nuestros juegos al aire libre, los propietarios de los negocios televisivos Emilio Azcárraga Vidaurreta del canal 2, Rómulo O´Farrill del canal 4, y Guillermo González Camarena del canal 5 se unieron para formar una cadena que duró por lo menos 20 años, Telesistema Mexicano.

La televisión mexicana planeaba transmitir películas después de las 22 horas. Hubo una reunión de empresarios cinematográficos para no permitir que la televisión mexicana transmitiera películas mexicanas hasta 6 años después de su estreno.

Aparte de los deportes, el consorcio Telesistema transmitía películas con la antigüedad debida, las famosas películas de El Gordo y El Flaco y las series de tv de los EU. (continuaré)


Premio Nacional de Periodismo

Fundador de Notimex