/ jueves 28 de mayo de 2020

Mi vida sin el deporte | Los goles acrobáticos de Javier Hernández

La Premier League conmemoró los 10 años de la llegada de Javier Hernández al Manchester United. El tiempo, con esa capacidad que tiene para esconderse detrás de los días frenéticos, ha pasado rápido. Cuesta trabajo creer que el recuerdo de aquellos días sea tan lejano. Un recuerdo marcado por lo inminente del Mundial de Sudáfrica.

Cuando todo México sólo hablaba de la Selección Nacional, la noticia de la marcha del delantero de las Chivas al futbol de Europa sacudió a propios y extraños. Es cierto que “Chicharito” ya cumplía con grandes actuaciones en el Guadalajara, sin embargo, de ahí a fichar con uno de los grandes clubes del mundo parecía una idea imposible. Pero no, la noticia era real, tan real como ese video de presentación con el Teatro de los Sueños de fondo, acompañado del visionario Jorge Vergara.

Como la escenografía perfecta para el cuento de hadas, o el sueño del pibe, como relata ese tango argentino que cuenta las hazañas de un joven debutante. Por aquel entonces era difícil pronosticar lo que sería su fenómeno en los años que siguieron, acaso el más optimista se atrevía a imaginar uno que otro gol, pero poco más.

El “Chicharito”, consciente de que los pronósticos nunca habían estado de su lado, y aún, así cumplía de a poco con lo que se proponía, trabajó desde el silencio, y tras un paso breve por las tierras sudafricanas, donde le anotó a Francia y se despidió del torneo con un fogonazo que se clavó en el ángulo argentino, debutó con el United. Su primer gol corresponde al mundo de los sueños, y de una manera u otra, es capaz de definir la carrera del mexicano con el Manchester. Fue contra el Chelsea, en la Community Shield. El delantero recibió un centro raso de Antonio Valencia, y en el acto remató dos veces. El primero, el consciente, fue con la pierna derecha, casi a trompicones, el segundo, el sin querer, con la cara, de rebote, aunque poco importa, porque el balón se fue al fondo del marco, y ahí comenzó su romance con la grada. Chicharito se apoderó de la titularidad y la Premier, un lugar nunca antes conquistado, por un futbolista mexicano, fue suya por algunos años. Era común despertar los fines de semana con la noticia de que Javier Hernández había vuelto a anotar, como la muestra inequívoca de que en este loco mundo todo es posible.

Precisamente, la Premier League publicó un video con sus mejores goles. Todos con una variedad importante, y que dan cuenta de la clase de delantero que es el Chicharito, con esa capacidad casi única de encontrar los espacios mediante el movimiento. Como si cada partido se citara previamente con el balón, en el lugar y el momento exacto. Javier anotó de todas las formas, de primer toque, en el mano a mano, hasta con la nuca, porque no había tiempo de voltearse para meter el frentazo. El problema, a veces, llegaba cuando la técnica individual lo abandonaba a la hora buena, y el gol quedaba a merced de la suerte, en esa delgada línea que separa a los goles de bandera de las fallas inauditas. Pero era un riesgo presupuestado. Por eso y más, en la Premier League lo recuerdan con cariño.

La Premier League conmemoró los 10 años de la llegada de Javier Hernández al Manchester United. El tiempo, con esa capacidad que tiene para esconderse detrás de los días frenéticos, ha pasado rápido. Cuesta trabajo creer que el recuerdo de aquellos días sea tan lejano. Un recuerdo marcado por lo inminente del Mundial de Sudáfrica.

Cuando todo México sólo hablaba de la Selección Nacional, la noticia de la marcha del delantero de las Chivas al futbol de Europa sacudió a propios y extraños. Es cierto que “Chicharito” ya cumplía con grandes actuaciones en el Guadalajara, sin embargo, de ahí a fichar con uno de los grandes clubes del mundo parecía una idea imposible. Pero no, la noticia era real, tan real como ese video de presentación con el Teatro de los Sueños de fondo, acompañado del visionario Jorge Vergara.

Como la escenografía perfecta para el cuento de hadas, o el sueño del pibe, como relata ese tango argentino que cuenta las hazañas de un joven debutante. Por aquel entonces era difícil pronosticar lo que sería su fenómeno en los años que siguieron, acaso el más optimista se atrevía a imaginar uno que otro gol, pero poco más.

El “Chicharito”, consciente de que los pronósticos nunca habían estado de su lado, y aún, así cumplía de a poco con lo que se proponía, trabajó desde el silencio, y tras un paso breve por las tierras sudafricanas, donde le anotó a Francia y se despidió del torneo con un fogonazo que se clavó en el ángulo argentino, debutó con el United. Su primer gol corresponde al mundo de los sueños, y de una manera u otra, es capaz de definir la carrera del mexicano con el Manchester. Fue contra el Chelsea, en la Community Shield. El delantero recibió un centro raso de Antonio Valencia, y en el acto remató dos veces. El primero, el consciente, fue con la pierna derecha, casi a trompicones, el segundo, el sin querer, con la cara, de rebote, aunque poco importa, porque el balón se fue al fondo del marco, y ahí comenzó su romance con la grada. Chicharito se apoderó de la titularidad y la Premier, un lugar nunca antes conquistado, por un futbolista mexicano, fue suya por algunos años. Era común despertar los fines de semana con la noticia de que Javier Hernández había vuelto a anotar, como la muestra inequívoca de que en este loco mundo todo es posible.

Precisamente, la Premier League publicó un video con sus mejores goles. Todos con una variedad importante, y que dan cuenta de la clase de delantero que es el Chicharito, con esa capacidad casi única de encontrar los espacios mediante el movimiento. Como si cada partido se citara previamente con el balón, en el lugar y el momento exacto. Javier anotó de todas las formas, de primer toque, en el mano a mano, hasta con la nuca, porque no había tiempo de voltearse para meter el frentazo. El problema, a veces, llegaba cuando la técnica individual lo abandonaba a la hora buena, y el gol quedaba a merced de la suerte, en esa delgada línea que separa a los goles de bandera de las fallas inauditas. Pero era un riesgo presupuestado. Por eso y más, en la Premier League lo recuerdan con cariño.