/ miércoles 9 de septiembre de 2020

Mi vida trans

Por Elián G. Yáñez


Me llamaron Zoé. Tengo 5 años, nunca entiendo porque me separan de la fila de niños; tampoco porque no puedo entrar a su baño: mi maestra contesta porque no tenemos los mismos órganos sexuales. Yo digo que soy igual a ellos. Es raro sentirme así. ¿Por qué me llaman como una niña, si yo soy un niño? Ellos dicen que soy una niña pero yo digo que no es así. ¿Por qué todos dicen eso?

Hoy fui a comprar ropa con mi mamá, no entiendo porque me lleva a una sección donde hay vestidos. Me gusta las camisas de vestir, las corbatas, me gusta la sección de "niños": mi sección. A mis 6 años me regalaron muñecas. Yo prefiero los carros de mi hermano. ¿Por qué me regalan esto si no me gusta? Era un día importante y mi mamá me obligó a usar un vestido ¿Cómo le explico que eso no debe ser lo mío?

Llegaron las vacaciones de la escuela, mis papás me llevaron en la familia de mi papá. Me tratan bien, aunque no entiendo porque ellos también me llaman "niña." A los 7 años, en la playa, veía a los niños sin camisa, yo también quería hacerlo. Mi mamá dijo que no, porque ellos eran niños. No entiende que yo también. En ese intento de querer estar sin camisa, note que mi cuerpo no era plano, como el de ellos, fue mucha confusión para mí. En mis clases, mi libro de ciencias decía una cosa, pero mi cabeza otra.

Cuando cumplí 8 años, decidí investigar lo que sentía, descubrí que no era el único: eran más como yo. El término era transgénero. Estaba feliz por saber que no era algo extraño, aunque tenía miedo por cómo decir lo que sentía. Mi cuerpo era cada vez menos plano. Definitivamente odiaba verme al espejo. Odiaba ver mi cuerpo. Fueron años difíciles. Llegó la primera menstruación: me sentía muy mal, sentía que todo estaba mal conmigo, me daba asco mi cuerpo. Me odiaba. En las noches, seguido me ponía a llorar, por ser lo que era.

A los 11 años, por fin pude hablar y mostrar mi realidad. El miedo me impulsó, fui valiente. Mi mamá, no reaccionó como esperaba. Me mandó casi un año con una psicóloga que siempre quería cambiar mi realidad. En mi familia tampoco lo aceptaron. Me sentía solo, triste, sentía que el mundo se me caía abajo.

Yo investigaba día tras día. Cumplí 12 años, fue duro, porque nadie me apoyaba, pero me tenía a mí, y eso era suficiente. En la secundaria, generé una duda grande a varias personas que querían saber si era "hombre o mujer." No se conformaban con saber que simplemente era un ser humano. Tenía pocos amigos, no era muy sociable, me gustaba alejarme de todos hasta conocer a Lesly mi actual novia a los 13 años que me apoyó.

Nunca me he sentido identificado con mi nombre. Tengo 14 años. Soy Elián, un chico orgulloso de ser quien soy y mi mamá ya me apoya. La ley de identidad para adolescentes y/o niñxs transgénero es muy importante para facilitar el trámite para nuestro derecho a nuestra identidad. Con esta Ley las cosas serían diferentes. Habría menos transfobia de la sociedad. Nos sentiríamos libres con nosotros mismos y podríamos expresarnos. Esto y lo que dijo la Jefa de Gobierno para nuestro derecho a la identidad el sábado debe llevarse a cabo. No es exigencia o un favor, son nuestros derechos.

Por Elián G. Yáñez


Me llamaron Zoé. Tengo 5 años, nunca entiendo porque me separan de la fila de niños; tampoco porque no puedo entrar a su baño: mi maestra contesta porque no tenemos los mismos órganos sexuales. Yo digo que soy igual a ellos. Es raro sentirme así. ¿Por qué me llaman como una niña, si yo soy un niño? Ellos dicen que soy una niña pero yo digo que no es así. ¿Por qué todos dicen eso?

Hoy fui a comprar ropa con mi mamá, no entiendo porque me lleva a una sección donde hay vestidos. Me gusta las camisas de vestir, las corbatas, me gusta la sección de "niños": mi sección. A mis 6 años me regalaron muñecas. Yo prefiero los carros de mi hermano. ¿Por qué me regalan esto si no me gusta? Era un día importante y mi mamá me obligó a usar un vestido ¿Cómo le explico que eso no debe ser lo mío?

Llegaron las vacaciones de la escuela, mis papás me llevaron en la familia de mi papá. Me tratan bien, aunque no entiendo porque ellos también me llaman "niña." A los 7 años, en la playa, veía a los niños sin camisa, yo también quería hacerlo. Mi mamá dijo que no, porque ellos eran niños. No entiende que yo también. En ese intento de querer estar sin camisa, note que mi cuerpo no era plano, como el de ellos, fue mucha confusión para mí. En mis clases, mi libro de ciencias decía una cosa, pero mi cabeza otra.

Cuando cumplí 8 años, decidí investigar lo que sentía, descubrí que no era el único: eran más como yo. El término era transgénero. Estaba feliz por saber que no era algo extraño, aunque tenía miedo por cómo decir lo que sentía. Mi cuerpo era cada vez menos plano. Definitivamente odiaba verme al espejo. Odiaba ver mi cuerpo. Fueron años difíciles. Llegó la primera menstruación: me sentía muy mal, sentía que todo estaba mal conmigo, me daba asco mi cuerpo. Me odiaba. En las noches, seguido me ponía a llorar, por ser lo que era.

A los 11 años, por fin pude hablar y mostrar mi realidad. El miedo me impulsó, fui valiente. Mi mamá, no reaccionó como esperaba. Me mandó casi un año con una psicóloga que siempre quería cambiar mi realidad. En mi familia tampoco lo aceptaron. Me sentía solo, triste, sentía que el mundo se me caía abajo.

Yo investigaba día tras día. Cumplí 12 años, fue duro, porque nadie me apoyaba, pero me tenía a mí, y eso era suficiente. En la secundaria, generé una duda grande a varias personas que querían saber si era "hombre o mujer." No se conformaban con saber que simplemente era un ser humano. Tenía pocos amigos, no era muy sociable, me gustaba alejarme de todos hasta conocer a Lesly mi actual novia a los 13 años que me apoyó.

Nunca me he sentido identificado con mi nombre. Tengo 14 años. Soy Elián, un chico orgulloso de ser quien soy y mi mamá ya me apoya. La ley de identidad para adolescentes y/o niñxs transgénero es muy importante para facilitar el trámite para nuestro derecho a nuestra identidad. Con esta Ley las cosas serían diferentes. Habría menos transfobia de la sociedad. Nos sentiríamos libres con nosotros mismos y podríamos expresarnos. Esto y lo que dijo la Jefa de Gobierno para nuestro derecho a la identidad el sábado debe llevarse a cabo. No es exigencia o un favor, son nuestros derechos.