/ sábado 30 de julio de 2022

Millones de niñas y niños no se desarrollan adecuadamente en México

Hoy no cabe duda que la primera infancia es una etapa determinante para el desarrollo. La creciente evidencia científica ha confirmado que, durante esta etapa, los individuos se desarrollan más rápidamente y son más sensibles a los factores ambientales. Es durante este período que los niños y las niñas comienzan a alcanzar hitos básicos del desarrollo que les permiten involucrarse más y beneficiarse de su entorno.

Si bien se piensa que adquirimos capacidades, aprendizajes y habilidades en la etapa de adolescencia y de la adultez, la realidad es que nuestras capacidades para adquirir conociomientos y aprendizajes se desasarrollan, sobretodo, cuando somos niñas y niños pequeños (primera infancia). Esto tiene su fundamento en la neurobiología, pues durante esta etapa el cerebro crece exponencialmente, y se crean alrededor de 1,000 conexiones sinápticas por segundo.

Desafortunadamente, en México millones de niñas y niños están en riesgo de no alcanzar su potencial óptimo de desarrollo. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018-2019, 2 de cada 10 niñas y niños de entre 3 y 4 años no se están desarrollando adecuadamente, según el Índice de Desarrollo Infantil Temprano.

El Índice mide el desarrollo a través de cuatro aspectos: 1) físico, 2) aprendizaje, 3) socio emocional y 4) alfabetización y conocimientos númericos. Al respecto se conoce que a nivel físico y de aprendizaje se tienen avances, pues únicamente el 4% de las niñas y niños no se están desarrollando a nivel físico, y el 2% a nivel de aprendizaje.

No obstante, en México tenemos un problema a nivel socioemocional, ya que el 20% no se está desarrollando adecuadamente en este aspecto, es decir son niñas y niños que pegan, muerden, y golpean al relacionarse con las demás niñas y niños. Además, resulta alarmante que el 80% de las niñas y niños de esta edad no tienen un buen desarrollo respecto a la alfabetización y conocimientos numéricos.

Durante décadas, se han incrementado las investigaciones entorno al papel del desarrollo de la primera infancia para el éxito de la adultez. Como resultado, desde Early Institute -, think tank especializado en primera infancia- se reconoce que esta etapa es una “ventana de oportunidad” para mejorar no sólo los resultados del desarrollo de cada niño y niña, sino también el bienestar social y económico de la sociedad en su conjunto.

A pesar de su obligatoriedad, la matriculación en educación inicial y preescolar no es lo que debería ser; 6 de cada 10 niñas y niños no se encuentran matriculados en educación inicial y 3 de cada 10 niñas y niños no están se encuentran inscritos en preescolar. Debido a que un grado escolar sienta las bases para el siguiente, resulta fundamental impulsar políticas públicas enfocadas en mejorar los resultados del desarrollo infantil temprano a través de una matriculación completa y personal docente de calidad para redoblar esfuerzos en las habilidades socio emocionales y en el aprendizaje de números y letras y así reducir las desigualdades sociales desde una temprana edad.

Sólo en la medida en la que logremos monitorear y dar seguimiento a indicadores tan relevantes como el desarrollo infantil temprano, se podrá garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje para todos, como lo establecido en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4,. hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 impulsada por Naciones Unidas y comprometida por México.


Hoy no cabe duda que la primera infancia es una etapa determinante para el desarrollo. La creciente evidencia científica ha confirmado que, durante esta etapa, los individuos se desarrollan más rápidamente y son más sensibles a los factores ambientales. Es durante este período que los niños y las niñas comienzan a alcanzar hitos básicos del desarrollo que les permiten involucrarse más y beneficiarse de su entorno.

Si bien se piensa que adquirimos capacidades, aprendizajes y habilidades en la etapa de adolescencia y de la adultez, la realidad es que nuestras capacidades para adquirir conociomientos y aprendizajes se desasarrollan, sobretodo, cuando somos niñas y niños pequeños (primera infancia). Esto tiene su fundamento en la neurobiología, pues durante esta etapa el cerebro crece exponencialmente, y se crean alrededor de 1,000 conexiones sinápticas por segundo.

Desafortunadamente, en México millones de niñas y niños están en riesgo de no alcanzar su potencial óptimo de desarrollo. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018-2019, 2 de cada 10 niñas y niños de entre 3 y 4 años no se están desarrollando adecuadamente, según el Índice de Desarrollo Infantil Temprano.

El Índice mide el desarrollo a través de cuatro aspectos: 1) físico, 2) aprendizaje, 3) socio emocional y 4) alfabetización y conocimientos númericos. Al respecto se conoce que a nivel físico y de aprendizaje se tienen avances, pues únicamente el 4% de las niñas y niños no se están desarrollando a nivel físico, y el 2% a nivel de aprendizaje.

No obstante, en México tenemos un problema a nivel socioemocional, ya que el 20% no se está desarrollando adecuadamente en este aspecto, es decir son niñas y niños que pegan, muerden, y golpean al relacionarse con las demás niñas y niños. Además, resulta alarmante que el 80% de las niñas y niños de esta edad no tienen un buen desarrollo respecto a la alfabetización y conocimientos numéricos.

Durante décadas, se han incrementado las investigaciones entorno al papel del desarrollo de la primera infancia para el éxito de la adultez. Como resultado, desde Early Institute -, think tank especializado en primera infancia- se reconoce que esta etapa es una “ventana de oportunidad” para mejorar no sólo los resultados del desarrollo de cada niño y niña, sino también el bienestar social y económico de la sociedad en su conjunto.

A pesar de su obligatoriedad, la matriculación en educación inicial y preescolar no es lo que debería ser; 6 de cada 10 niñas y niños no se encuentran matriculados en educación inicial y 3 de cada 10 niñas y niños no están se encuentran inscritos en preescolar. Debido a que un grado escolar sienta las bases para el siguiente, resulta fundamental impulsar políticas públicas enfocadas en mejorar los resultados del desarrollo infantil temprano a través de una matriculación completa y personal docente de calidad para redoblar esfuerzos en las habilidades socio emocionales y en el aprendizaje de números y letras y así reducir las desigualdades sociales desde una temprana edad.

Sólo en la medida en la que logremos monitorear y dar seguimiento a indicadores tan relevantes como el desarrollo infantil temprano, se podrá garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje para todos, como lo establecido en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4,. hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 impulsada por Naciones Unidas y comprometida por México.