/ miércoles 14 de noviembre de 2018

Misterio: ¿quién manda aquí?

En la política mexicana, como en la de otros países, el liderazgo del presidente de la República sobre su partido es un axioma que se muestra en las principales decisiones de gobierno, sobre todo en materia legislativa. Esa disciplina partidista se ha puesto en duda y está sujeta desde hace varios días a una serie de cambios, como si la opinión pública viera el desarrollo de un thriller cinematográfico cuyos capítulos están lejos del desenlace.

En las primeras horas de la tarde del jueves pasado, cundió la noticia de una iniciativa de ley del coordinador del partido Morena en el Senado, Ricardo Monreal, para la regulación hasta posibles cancelaciones de las comisiones que el sistema bancario cobra por sus servicios a los usuarios. La mano invisible del mercado reaccionó de inmediato con el desplome de las bolsas de valores y la caída de la cotización del peso frente al dólar. Nerviosas, las fuerzas económicas tenían la seguridad de que la inspiración, la autoría y hasta la orden de esa iniciativa provenían del dirigente indiscutido de Morena, el todavía presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Quién manda aquí había sido el mensaje del futuro presidente al mostrar en un video grabado desde su domicilio, la portada de un libro cuyo título era contundente: Quién manda aquí.

Horas después la autoría de la iniciativa del senador Monreal parecía destinada al archivo muerto de la Cámara. López Obrador mostraba en conferencia de prensa su desaprobación a esa propuesta de ley tras haber escuchado las voces de quienes figuran en la parte moderada de su próximo gobierno, el secretario de Hacienda y el jefe de la Oficina de la Presidencia. Por lo menos en el primer trienio del gobierno no aprobaré ni aplicaré cambio alguno en la política económica, fiscal y financiera, dijo López Obrador con evidente intención de calmar los ánimos y el nerviosismo en el mercado.

Al día siguiente, conocidas las declaraciones de López Obrador la tormenta de las bolsas y la paridad cambiaria amainaba. Era claro que quien manda es el líder del partido y su desaprobación a la iniciativa era contundente. La propia dirigente de Morena Yeidckol Polevnsky, daba por muerta la propuesta de Monreal y a ella se sumaban otros miembros destacados del partido que estará en el poder a partir de diciembre próximo. Los capítulos de la intriga siguieron dando sorpresas al espectador: el senador Monreal rechazaba haber sido objeto de un regaño por parte de López Obrador y aseguraba que su iniciativa de ley para regular, reducir o desaparecer las altas comisiones de la banca comercial siguen su curso en el Congreso, no se detendrán. Somos, dijo, un poder autónomo y no tenemos por qué consultar nuestras decisiones a nadie.

En esas horas crecía la incertidumbre sobre el poder del líder natural del partido, en tanto que otros legisladores manifestaran su apoyo a Monreal en lo que parecía una rebelión interna; al mismo tiempo, el senador Mario Delgado se reunía con el dirigente máximo de la cúpula empresarial, Juan Pablo Castañón, para anunciar próximas reuniones en las que se analizarán posibles cambios en las leyes y reglamentos que rigen el sistema de comisiones de la banca privada. El suspenso no termina en ese thriller. Continúan las fluctuaciones en el mercado con la pregunta de un posible valor entendido entre la dirigencia del partido Morena y una aparente disidencia o rebeldía para llevar adelante los proyectos de regulación de las comisiones que constituyen la alta proporción de los ingresos de la banca. ¿Quién manda aquí?

Srio28@prodigy.net.mx

En la política mexicana, como en la de otros países, el liderazgo del presidente de la República sobre su partido es un axioma que se muestra en las principales decisiones de gobierno, sobre todo en materia legislativa. Esa disciplina partidista se ha puesto en duda y está sujeta desde hace varios días a una serie de cambios, como si la opinión pública viera el desarrollo de un thriller cinematográfico cuyos capítulos están lejos del desenlace.

En las primeras horas de la tarde del jueves pasado, cundió la noticia de una iniciativa de ley del coordinador del partido Morena en el Senado, Ricardo Monreal, para la regulación hasta posibles cancelaciones de las comisiones que el sistema bancario cobra por sus servicios a los usuarios. La mano invisible del mercado reaccionó de inmediato con el desplome de las bolsas de valores y la caída de la cotización del peso frente al dólar. Nerviosas, las fuerzas económicas tenían la seguridad de que la inspiración, la autoría y hasta la orden de esa iniciativa provenían del dirigente indiscutido de Morena, el todavía presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Quién manda aquí había sido el mensaje del futuro presidente al mostrar en un video grabado desde su domicilio, la portada de un libro cuyo título era contundente: Quién manda aquí.

Horas después la autoría de la iniciativa del senador Monreal parecía destinada al archivo muerto de la Cámara. López Obrador mostraba en conferencia de prensa su desaprobación a esa propuesta de ley tras haber escuchado las voces de quienes figuran en la parte moderada de su próximo gobierno, el secretario de Hacienda y el jefe de la Oficina de la Presidencia. Por lo menos en el primer trienio del gobierno no aprobaré ni aplicaré cambio alguno en la política económica, fiscal y financiera, dijo López Obrador con evidente intención de calmar los ánimos y el nerviosismo en el mercado.

Al día siguiente, conocidas las declaraciones de López Obrador la tormenta de las bolsas y la paridad cambiaria amainaba. Era claro que quien manda es el líder del partido y su desaprobación a la iniciativa era contundente. La propia dirigente de Morena Yeidckol Polevnsky, daba por muerta la propuesta de Monreal y a ella se sumaban otros miembros destacados del partido que estará en el poder a partir de diciembre próximo. Los capítulos de la intriga siguieron dando sorpresas al espectador: el senador Monreal rechazaba haber sido objeto de un regaño por parte de López Obrador y aseguraba que su iniciativa de ley para regular, reducir o desaparecer las altas comisiones de la banca comercial siguen su curso en el Congreso, no se detendrán. Somos, dijo, un poder autónomo y no tenemos por qué consultar nuestras decisiones a nadie.

En esas horas crecía la incertidumbre sobre el poder del líder natural del partido, en tanto que otros legisladores manifestaran su apoyo a Monreal en lo que parecía una rebelión interna; al mismo tiempo, el senador Mario Delgado se reunía con el dirigente máximo de la cúpula empresarial, Juan Pablo Castañón, para anunciar próximas reuniones en las que se analizarán posibles cambios en las leyes y reglamentos que rigen el sistema de comisiones de la banca privada. El suspenso no termina en ese thriller. Continúan las fluctuaciones en el mercado con la pregunta de un posible valor entendido entre la dirigencia del partido Morena y una aparente disidencia o rebeldía para llevar adelante los proyectos de regulación de las comisiones que constituyen la alta proporción de los ingresos de la banca. ¿Quién manda aquí?

Srio28@prodigy.net.mx