/ domingo 26 de julio de 2020

Morena tiene que posponer la selección de su dirigencia

El primero de julio de 2018, con más de 30 millones de votos de mexicanos cansados de los regímenes anteriores, Morena irrumpió en la vida política del país y pasó de ser la cuarta fuerza a nivel nacional en las elecciones intermedias anteriores a convertirse en la primera fuerza partidaria en México.

Las fuerzas derrotadas fueron devastadas y, como dice el presidente, “la oposición está moralmente derrotada” por un tsunami democrático, por la alegría de un pueblo que se desbordó para construir una herramienta para transformar a México.

La fuerza que acumuló Morena rápidamente lo convierte en el objetivo a vencer.

Hoy Morena atraviesa una crisis en el proceso de la elección de su dirigencia, azuzada por el Tribunal Electoral de la Federación, el cual promueve las fricciones internas del partido, dejando de lado la premisa de que los partidos deben de fortalecer tener su vida interna, su autonomía y su actividad autogestiva.

Por esto creemos en que la elección del presidente y de los órganos de dirección de Morena se deben de posponer para después de que haya concluido el proceso electoral de 2021.

Es un hecho que no existen condiciones para llevar a cabo los procesos para la elección de la dirección del partido pues según los estatutos, los encargados de elegir a los órganos de representación son los militantes participando con su voto a través de las asambleas distritales, consejo estatal y Congreso Nacional, hoy, no puede renovarse.

El Consejo Nacional es designado por el Congreso Nacional, el cual está formado por 3 mil 600 delegados elegidos en las 300 asambleas realizadas en los distritos federales (5 hombres y 5 mujeres por distrito) y la representación electa de los comités de mexicanos en el exterior.

Sobra decir que los cientos de asambleas necesarias para elegir a los consejeros no pueden llevarse a cabo por la emergencia sanitaria del Covid-19; ya lo informó la Secretaría de Salud del Gobierno Federal

Hoy, están vigentes el Congreso y el Consejo nacional de Morena anteriores; en donde se dieron de baja a los actuales funcionarios públicos o aquellos que ostentan cargos de representación popular; y no hay condiciones sanitarias para un nuevo proceso de elección de nuevas autoridades. Así, los candidatos a dirigir nuestro partido-movimiento sólo pueden ser los miembros de Consejo anterior, toda vez que, en nuestros estatutos se reglamenta que cada candidato para órganos de dirección partidario Nacional tiene que ser primero Consejero Nacional.

Sumado al escenario de que no podemos elegir nuevos consejeros nacionales que sean propuestos para la dirección nacional del partido, de hacerlo así se generaría una avalancha de impugnaciones, toda vez que el padrón para construir la muestra del estudio demoscópico es poco confiable, pues alrededor del 79% de afiliados, tiene inconsistencias, lo que hace vital que el partido inicie los trabajos para tener un padrón en que podamos confiar.

Tenemos que posponer el proceso para solucionar la situación que hoy no nos permite una nueva dirección nacional. En morena la base debe de decidir quien dirige al partido, no podemos tener candidatos ya que no podemos elegirlos por la emergencia sanitaria y las encuestas no pueden aplicarse a una militancia registrada en un padrón mal hecho.

Asimismo, es imperativo evitar a toda costa las demandas penales y injerencia del Tribunal pues tenemos que defender nuestro derecho a la autonomía partidaria. Los conflictos pueden ser dirimidos por los órganos partidarios encargados de la resolución de éstos; tenemos que resolver nuestra dirigencia y dejar de distraernos en los conflictos que sólo sirven a las fuerzas de derecha que el pueblo, con su voto, sacó del poder.

Morena necesita una dirigencia fuerte y unificada para poder enfilar sus baterías hacia los graves problemas del país; tiene que construir un gran acuerdo con los movimientos sociales; tiene que prepararse para ganar el proceso electoral del año que entra, el cual significa la ratificación de la administración de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Aún existe un camino largo para que se concrete la cuarta transformación y para lograrlo es necesaria la unidad al interior del partido y la unidad de los ciudadanos.


Senador por Morena



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El primero de julio de 2018, con más de 30 millones de votos de mexicanos cansados de los regímenes anteriores, Morena irrumpió en la vida política del país y pasó de ser la cuarta fuerza a nivel nacional en las elecciones intermedias anteriores a convertirse en la primera fuerza partidaria en México.

Las fuerzas derrotadas fueron devastadas y, como dice el presidente, “la oposición está moralmente derrotada” por un tsunami democrático, por la alegría de un pueblo que se desbordó para construir una herramienta para transformar a México.

La fuerza que acumuló Morena rápidamente lo convierte en el objetivo a vencer.

Hoy Morena atraviesa una crisis en el proceso de la elección de su dirigencia, azuzada por el Tribunal Electoral de la Federación, el cual promueve las fricciones internas del partido, dejando de lado la premisa de que los partidos deben de fortalecer tener su vida interna, su autonomía y su actividad autogestiva.

Por esto creemos en que la elección del presidente y de los órganos de dirección de Morena se deben de posponer para después de que haya concluido el proceso electoral de 2021.

Es un hecho que no existen condiciones para llevar a cabo los procesos para la elección de la dirección del partido pues según los estatutos, los encargados de elegir a los órganos de representación son los militantes participando con su voto a través de las asambleas distritales, consejo estatal y Congreso Nacional, hoy, no puede renovarse.

El Consejo Nacional es designado por el Congreso Nacional, el cual está formado por 3 mil 600 delegados elegidos en las 300 asambleas realizadas en los distritos federales (5 hombres y 5 mujeres por distrito) y la representación electa de los comités de mexicanos en el exterior.

Sobra decir que los cientos de asambleas necesarias para elegir a los consejeros no pueden llevarse a cabo por la emergencia sanitaria del Covid-19; ya lo informó la Secretaría de Salud del Gobierno Federal

Hoy, están vigentes el Congreso y el Consejo nacional de Morena anteriores; en donde se dieron de baja a los actuales funcionarios públicos o aquellos que ostentan cargos de representación popular; y no hay condiciones sanitarias para un nuevo proceso de elección de nuevas autoridades. Así, los candidatos a dirigir nuestro partido-movimiento sólo pueden ser los miembros de Consejo anterior, toda vez que, en nuestros estatutos se reglamenta que cada candidato para órganos de dirección partidario Nacional tiene que ser primero Consejero Nacional.

Sumado al escenario de que no podemos elegir nuevos consejeros nacionales que sean propuestos para la dirección nacional del partido, de hacerlo así se generaría una avalancha de impugnaciones, toda vez que el padrón para construir la muestra del estudio demoscópico es poco confiable, pues alrededor del 79% de afiliados, tiene inconsistencias, lo que hace vital que el partido inicie los trabajos para tener un padrón en que podamos confiar.

Tenemos que posponer el proceso para solucionar la situación que hoy no nos permite una nueva dirección nacional. En morena la base debe de decidir quien dirige al partido, no podemos tener candidatos ya que no podemos elegirlos por la emergencia sanitaria y las encuestas no pueden aplicarse a una militancia registrada en un padrón mal hecho.

Asimismo, es imperativo evitar a toda costa las demandas penales y injerencia del Tribunal pues tenemos que defender nuestro derecho a la autonomía partidaria. Los conflictos pueden ser dirimidos por los órganos partidarios encargados de la resolución de éstos; tenemos que resolver nuestra dirigencia y dejar de distraernos en los conflictos que sólo sirven a las fuerzas de derecha que el pueblo, con su voto, sacó del poder.

Morena necesita una dirigencia fuerte y unificada para poder enfilar sus baterías hacia los graves problemas del país; tiene que construir un gran acuerdo con los movimientos sociales; tiene que prepararse para ganar el proceso electoral del año que entra, el cual significa la ratificación de la administración de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Aún existe un camino largo para que se concrete la cuarta transformación y para lograrlo es necesaria la unidad al interior del partido y la unidad de los ciudadanos.


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