/ miércoles 18 de abril de 2018

“¡Muera la inteligencia!”

Lapidaria, la frase atronó en el paraninfo de la venerable y secular Universidad de Salamanca en voz de José Millán-Astray, en reproche a los intelectuales y académicos, con el rector Miguel de la Unamuno a la cabeza, que en octubre de 1936 se pronunciaban contra las ideas radicales de los falangistas después del golpe militar de Francisco Franco.

Muera la inteligencia quedó, a lo largo de las cruentas luchas en la Guerra Civil, como insignia de intolerancia frente a las transformaciones del régimen republicano finalmente derrotado en 1939. Progresar es renovarse, diría don Miguel de Unamuno, a quien se increpaba, entre otros, el haber reconsiderado y manifestarse por la República. Muera la inteligencia, Viva la muerte, se repitió a lo largo de la oscura noche del franquismo y queda en el mundo como el sello de quienes, por encima del progreso, proclaman la ignorancia y el retorno al pasado en medio de los avances de la civilización.

El desprecio a la inteligencia y al saber, propio de las dictaduras, se encuentra a menudo en las contiendas políticas y en las luchas por el poder. Es el caso del candidato de la alianza Morena-Partido del Trabajo-Encuentro Social, Andrés Manuel López Obrador. No a una educación de calidad ni a la capacitación de los maestros; retorno a la irresponsabilidad, la suspensión de clases, la venta de plazas y la predominancia de intereses en vez de reformas que garanticen la superación para la niñez y la juventud. Las movilizaciones de la minoritaria Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, inspiradas por Andrés Manuel López Obrador, son eso: rechazo a la inteligencia, condena a las nuevas generaciones a ver sus sueños frustrados, cegar el futuro de la patria.

Que la agresión de un grupo de seudo maestros de la CNTE contra manifestantes en un mitin del candidato José Antonio Meade en Oaxaca es parte del apoyo a las ideas retrógradas planteadas por López Obrador, es un hecho innegable que no puede ocultarse por más que el propio candidato de Morena lo niegue. Con la violencia desatada en el acto proselitista del viernes pasado en Puerto Escondido, Oaxaca, López Obrador y sus huestes de la Coordinadora pasan de los dichos a los hechos. El enfrentamiento con los contingentes priístas que asistían al evento es una grave señal, una amenaza al proceso electoral empañado ya en otras partes del país por los ataques de los que han sido objeto candidatos de diferentes partidos a cargos de elección popular.

La intolerancia de López Obrador, su proclividad a la violencia, se manifiestan desde ahora no sólo en lo que se refiere a la educación. Cancelar todo proyecto, programa, toda obra emprendidos o aplicados por la actual administración serán cancelados, anuncia desde ahora López Obrador. El regreso al pasado no únicamente en lo material, sino en las ideas; el rechazo al progreso, a la inteligencia creadora, a la modernización, son las amenazas del proyecto de López Obrador que comienzan a cobrar cuerpo, a mostrarse sin lugar a dudas con hechos tan lamentables y preocupantes como la instigación y la materialización de la violencia en plena campaña electoral

Srio28@prodigy.net.mx

Lapidaria, la frase atronó en el paraninfo de la venerable y secular Universidad de Salamanca en voz de José Millán-Astray, en reproche a los intelectuales y académicos, con el rector Miguel de la Unamuno a la cabeza, que en octubre de 1936 se pronunciaban contra las ideas radicales de los falangistas después del golpe militar de Francisco Franco.

Muera la inteligencia quedó, a lo largo de las cruentas luchas en la Guerra Civil, como insignia de intolerancia frente a las transformaciones del régimen republicano finalmente derrotado en 1939. Progresar es renovarse, diría don Miguel de Unamuno, a quien se increpaba, entre otros, el haber reconsiderado y manifestarse por la República. Muera la inteligencia, Viva la muerte, se repitió a lo largo de la oscura noche del franquismo y queda en el mundo como el sello de quienes, por encima del progreso, proclaman la ignorancia y el retorno al pasado en medio de los avances de la civilización.

El desprecio a la inteligencia y al saber, propio de las dictaduras, se encuentra a menudo en las contiendas políticas y en las luchas por el poder. Es el caso del candidato de la alianza Morena-Partido del Trabajo-Encuentro Social, Andrés Manuel López Obrador. No a una educación de calidad ni a la capacitación de los maestros; retorno a la irresponsabilidad, la suspensión de clases, la venta de plazas y la predominancia de intereses en vez de reformas que garanticen la superación para la niñez y la juventud. Las movilizaciones de la minoritaria Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, inspiradas por Andrés Manuel López Obrador, son eso: rechazo a la inteligencia, condena a las nuevas generaciones a ver sus sueños frustrados, cegar el futuro de la patria.

Que la agresión de un grupo de seudo maestros de la CNTE contra manifestantes en un mitin del candidato José Antonio Meade en Oaxaca es parte del apoyo a las ideas retrógradas planteadas por López Obrador, es un hecho innegable que no puede ocultarse por más que el propio candidato de Morena lo niegue. Con la violencia desatada en el acto proselitista del viernes pasado en Puerto Escondido, Oaxaca, López Obrador y sus huestes de la Coordinadora pasan de los dichos a los hechos. El enfrentamiento con los contingentes priístas que asistían al evento es una grave señal, una amenaza al proceso electoral empañado ya en otras partes del país por los ataques de los que han sido objeto candidatos de diferentes partidos a cargos de elección popular.

La intolerancia de López Obrador, su proclividad a la violencia, se manifiestan desde ahora no sólo en lo que se refiere a la educación. Cancelar todo proyecto, programa, toda obra emprendidos o aplicados por la actual administración serán cancelados, anuncia desde ahora López Obrador. El regreso al pasado no únicamente en lo material, sino en las ideas; el rechazo al progreso, a la inteligencia creadora, a la modernización, son las amenazas del proyecto de López Obrador que comienzan a cobrar cuerpo, a mostrarse sin lugar a dudas con hechos tan lamentables y preocupantes como la instigación y la materialización de la violencia en plena campaña electoral

Srio28@prodigy.net.mx