/ jueves 12 de septiembre de 2019

Muere la democracia en EU

En su libro de 2018 Cómo mueren las democracias , los politólogos Steven Levitsky y Daniel Ziblatt documentaron cómo se ha desarrollado este proceso en varios países, desde la Rusia de Vladimir Putin, hasta la Turquía de Recep Tayyip Erdogan y la Hungría de Viktor Orbán. Poco a poco, se fueron derribando las vallas de contención que protegían la democracia, a medida que instituciones pensadas para servir al público se convirtieron en herramientas del partido gobernante, para luego ser usadas como armas para castigar e intimidar a los opositores del partido.

Como parte de su yihad contra las normas ambientales, el gobierno de Trump ha declarado su intención de anular las normas de la era de Obama, que pedían un aumento gradual en el rendimiento del combustible.

Tal vez piensen que la industria automovilística agradecería esta invitación para seguir contaminando.

Pero lo que sucede, de hecho, es que los fabricantes de automóviles ya basaron sus planes de negocios en el supuesto de que las normas de rendimiento de combustible aumentarían.

No quieren que sus planes se vean afectados. En parte, podríamos sospechar, porque entienden que la realidad del cambio climático tarde o temprano hará necesario que esas reglas vuelvan a entrar en vigor. Entonces, en realidad se han manifestado en contra de la desregulación de Trump, la cual advierten conducirá a “un periodo extendido de litigios e inestabilidad”.

Además, varias empresas han hecho más que protestar. En un reproche destacable al gobierno, han llegado a un acuerdo con el estado de California para cumplir con normas casi tan restrictivas como las de Obama, incluso si el gobierno federal ya no los obliga a hacerlo.

Ahora bien, según The Wall Street Journal , el Departamento de Justicia está considerando presentar una demanda colectiva antimonopolio contra esas empresas, como si convenir normas ambientales fuera un delito equiparable a, por ejemplo, fijar precios. Esto sería perturbador incluso si proviniera de un gobierno que anteriormente hubiera expuesto su interés en una política antimonopólica real. Viniendo de gente que hasta ahora no ha mostrado preocupación alguna por el poder de los monopolios, está claro que esto es un intento de usar como arma las demandas colectivas antimonopolio, para convertirlas en una herramienta de intimidación.

¿Quién sigue? En al menos dos casos, Trump parece haber tratado de usar su poder para castigar a Amazon, cuyo fundador, Jeff Bezos, es propietario de The Washington Post , al cual el presidente considera un enemigo (al igual que a este periódico). Primero presionó para que aumentaran las tarifas para la entrega postal de paquetes, lo cual dañaría los costos de envío de Amazon. Luego, el Pentágono, de manera repentina, anunció que estaba reconsiderando el proceso para asignar un enorme proyecto de computación en la nube que Amazon esperaba a todas luces ganar. La cuestión es que así es como se da la transición repentina hacia la autocracia. Las dictaduras de facto modernas por lo general no asesinan a sus opositores (aunque Trump ha sido excesivo en sus alabanzas a regímenes que, de hecho, dependen de la fuerza bruta). En cambio, lo que hacen es usar su control sobre la maquinaria gubernamental para hacerle la vida difícil a cualquiera que consideren desleal, hasta que la oposición real desaparece.

En su libro de 2018 Cómo mueren las democracias , los politólogos Steven Levitsky y Daniel Ziblatt documentaron cómo se ha desarrollado este proceso en varios países, desde la Rusia de Vladimir Putin, hasta la Turquía de Recep Tayyip Erdogan y la Hungría de Viktor Orbán. Poco a poco, se fueron derribando las vallas de contención que protegían la democracia, a medida que instituciones pensadas para servir al público se convirtieron en herramientas del partido gobernante, para luego ser usadas como armas para castigar e intimidar a los opositores del partido.

Como parte de su yihad contra las normas ambientales, el gobierno de Trump ha declarado su intención de anular las normas de la era de Obama, que pedían un aumento gradual en el rendimiento del combustible.

Tal vez piensen que la industria automovilística agradecería esta invitación para seguir contaminando.

Pero lo que sucede, de hecho, es que los fabricantes de automóviles ya basaron sus planes de negocios en el supuesto de que las normas de rendimiento de combustible aumentarían.

No quieren que sus planes se vean afectados. En parte, podríamos sospechar, porque entienden que la realidad del cambio climático tarde o temprano hará necesario que esas reglas vuelvan a entrar en vigor. Entonces, en realidad se han manifestado en contra de la desregulación de Trump, la cual advierten conducirá a “un periodo extendido de litigios e inestabilidad”.

Además, varias empresas han hecho más que protestar. En un reproche destacable al gobierno, han llegado a un acuerdo con el estado de California para cumplir con normas casi tan restrictivas como las de Obama, incluso si el gobierno federal ya no los obliga a hacerlo.

Ahora bien, según The Wall Street Journal , el Departamento de Justicia está considerando presentar una demanda colectiva antimonopolio contra esas empresas, como si convenir normas ambientales fuera un delito equiparable a, por ejemplo, fijar precios. Esto sería perturbador incluso si proviniera de un gobierno que anteriormente hubiera expuesto su interés en una política antimonopólica real. Viniendo de gente que hasta ahora no ha mostrado preocupación alguna por el poder de los monopolios, está claro que esto es un intento de usar como arma las demandas colectivas antimonopolio, para convertirlas en una herramienta de intimidación.

¿Quién sigue? En al menos dos casos, Trump parece haber tratado de usar su poder para castigar a Amazon, cuyo fundador, Jeff Bezos, es propietario de The Washington Post , al cual el presidente considera un enemigo (al igual que a este periódico). Primero presionó para que aumentaran las tarifas para la entrega postal de paquetes, lo cual dañaría los costos de envío de Amazon. Luego, el Pentágono, de manera repentina, anunció que estaba reconsiderando el proceso para asignar un enorme proyecto de computación en la nube que Amazon esperaba a todas luces ganar. La cuestión es que así es como se da la transición repentina hacia la autocracia. Las dictaduras de facto modernas por lo general no asesinan a sus opositores (aunque Trump ha sido excesivo en sus alabanzas a regímenes que, de hecho, dependen de la fuerza bruta). En cambio, lo que hacen es usar su control sobre la maquinaria gubernamental para hacerle la vida difícil a cualquiera que consideren desleal, hasta que la oposición real desaparece.