/ miércoles 16 de mayo de 2018

Muro de inteligencia

El tema de un imaginario muro tecnológico para combatir el lavado de dinero y otros delitos como el tráfico de armas, como lo proponen el candidato José Antonio Meade, no es candente. El no sistemático a lo hecho y la mirada hacia el pasado despiertan ciertamente el debate, la discusión en corrillos políticos, pláticas familiares o de café en una sociedad alterada por la proximidad de las elecciones más complicadas en la historia reciente de México.

La propuesta del abanderado del PRI-Verde Ecologista-Nueva Alianza presentada en Tijuana, una de las fronteras más importantes entre nuestro país y Estados Unidos, merece una valoración, un análisis y una reflexión, por el alcance que tiene como solución racional a uno de los más graves problemas que enfrenta el país desde hace décadas: la delincuencia organizada. El crimen en sus diversas formas tiene como soporte el poder económico que alcanza dimensiones internacionales mayores y cada vez más amenazantes, precisamente con el uso de la tecnología. El trasiego de armas que alimenta a las bandas delincuenciales, el tránsito de capitales mal habidos en operaciones financieras al margen del control fiscal, es una realidad que se comprueba con ejemplos como el recién conocido en el que un ataque cibernético a cinco bancos del país, con un click dio a sus autores dividendos por más de 400 millones de pesos.

El aspirante a la Presidencia de la República José Antonio Meade propone una serie de acciones que no por complejas resultan imposibles de aplicar. La tecnología para el bien. Muro de inteligencia en vez de muro de piedra. Secretario de Hacienda en dos ocasiones, de Relaciones Exteriores y de Desarrollo Social, José Antonio Meade conoce los vericuetos de las finanzas, de la evasión fiscal, del fraude y de la corrupción. Concretamente, en lo que se refiere al enorme poder económico de la delincuencia organizada, José Antonio Meade expuso y comenzó a aplicar, desde su gestión al frente de las finanzas públicas, el empleo de la tecnología para controlar el aparato fiscal y a la vez detectar y perseguir los delitos que en ese complicado mundo se cometen. Quebrar la espina dorsal de la delincuencia atacando hasta el fondo sus finanzas, es el camino para reducir la incidencia y la gravedad de esos delitos. La estrategia que propone Meade para minar y reducir el poder económico y financiero de la delincuencia requiere no sólo de la voluntad para atacar el problema de raíz, sino el conocimiento, la experiencia personal y de equipo que en el ejercicio de su carrera en la administración pública el cinco veces secretario de Estado ha adquirido.

Hablar de un muro tecnológico en la frontera con los Estados Unidos no es, como la de otros candidatos a la presidencia de la República, una mera ocurrencia ni un recurso para la obtención de votos a su favor en la contienda electoral. No es la negación de los avances alcanzados en los últimos años ni un retorno al pasado con el que se quiere homologar el ejemplo de Donald Trump, que ha dividido a su país y al mundo con imposibles para la convivencia civilizada. Es, como otras del candidato Meade, una propuesta pragmática, practicable en México y en otras partes del mundo.

Srio28@prodigy.net.mx

El tema de un imaginario muro tecnológico para combatir el lavado de dinero y otros delitos como el tráfico de armas, como lo proponen el candidato José Antonio Meade, no es candente. El no sistemático a lo hecho y la mirada hacia el pasado despiertan ciertamente el debate, la discusión en corrillos políticos, pláticas familiares o de café en una sociedad alterada por la proximidad de las elecciones más complicadas en la historia reciente de México.

La propuesta del abanderado del PRI-Verde Ecologista-Nueva Alianza presentada en Tijuana, una de las fronteras más importantes entre nuestro país y Estados Unidos, merece una valoración, un análisis y una reflexión, por el alcance que tiene como solución racional a uno de los más graves problemas que enfrenta el país desde hace décadas: la delincuencia organizada. El crimen en sus diversas formas tiene como soporte el poder económico que alcanza dimensiones internacionales mayores y cada vez más amenazantes, precisamente con el uso de la tecnología. El trasiego de armas que alimenta a las bandas delincuenciales, el tránsito de capitales mal habidos en operaciones financieras al margen del control fiscal, es una realidad que se comprueba con ejemplos como el recién conocido en el que un ataque cibernético a cinco bancos del país, con un click dio a sus autores dividendos por más de 400 millones de pesos.

El aspirante a la Presidencia de la República José Antonio Meade propone una serie de acciones que no por complejas resultan imposibles de aplicar. La tecnología para el bien. Muro de inteligencia en vez de muro de piedra. Secretario de Hacienda en dos ocasiones, de Relaciones Exteriores y de Desarrollo Social, José Antonio Meade conoce los vericuetos de las finanzas, de la evasión fiscal, del fraude y de la corrupción. Concretamente, en lo que se refiere al enorme poder económico de la delincuencia organizada, José Antonio Meade expuso y comenzó a aplicar, desde su gestión al frente de las finanzas públicas, el empleo de la tecnología para controlar el aparato fiscal y a la vez detectar y perseguir los delitos que en ese complicado mundo se cometen. Quebrar la espina dorsal de la delincuencia atacando hasta el fondo sus finanzas, es el camino para reducir la incidencia y la gravedad de esos delitos. La estrategia que propone Meade para minar y reducir el poder económico y financiero de la delincuencia requiere no sólo de la voluntad para atacar el problema de raíz, sino el conocimiento, la experiencia personal y de equipo que en el ejercicio de su carrera en la administración pública el cinco veces secretario de Estado ha adquirido.

Hablar de un muro tecnológico en la frontera con los Estados Unidos no es, como la de otros candidatos a la presidencia de la República, una mera ocurrencia ni un recurso para la obtención de votos a su favor en la contienda electoral. No es la negación de los avances alcanzados en los últimos años ni un retorno al pasado con el que se quiere homologar el ejemplo de Donald Trump, que ha dividido a su país y al mundo con imposibles para la convivencia civilizada. Es, como otras del candidato Meade, una propuesta pragmática, practicable en México y en otras partes del mundo.

Srio28@prodigy.net.mx