Una vez más, el Papa Francisco nos da una lección en materia de filosofía que habría de hacer reflexionar a la humanidad: se trata de una visión en torno a lo que habría de ser la festividad de este día, lo que realmente significa para el mundo –independientemente de la religión e ideología que cada quién profese-, lo cierto es que si lo aplicáramos, nuestra actitud, valores y filosofía de vida serían realmente diferentes, veamos:
“La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor… Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir… Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad”.
“Les invito a detenerse ante el pesebre, porque allí nos habla la ternura -de Dios-. Allí se contempla la misericordia divina que se ha hecho carne –en todo recién nacido la admiramos-,, y que enternece nuestra mirada.El pesebre nos dice que Él nunca se impone con la fuerza; recordad bien esto… el Señor nunca se impone con la fuerza; ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre –mucho de esto hace falta a la humanidad…-; Dios –nuestro Dios, el Dios de cada uno, aun nosotros mismos-, no ama las imponentes revoluciones de los potentes de la Historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones: se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo”… ¿No hace falta humildad, bondad, conmovernos por nosotros mismos, tocar nuestros corazones para comenzar el cambio que esta sociedad requiere?
Respecto a los actores del Nacimiento, refiere: “Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor; la estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien... Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien. Los pastores fueron los primeros que vieron el pesebre, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, los marginados; y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche”…
La Navidad “no se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento: el pueblo en camino ve una gran luz que nos invita a reflexionar en este misterio de caminar y de ver”.
“La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado”.
“Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo –un mensaje interno, salvador-, sin ruidos ni grandes celebraciones… tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti”.
¡Una muy Feliz Navidad para todos! ¿Y si intentáramos parecernos un poco a la Navidad?
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