/ lunes 5 de julio de 2021

Necesario, sustituir a Hugo López Gatell

Cuando el cáncer afecta a niñas y niños pequeños es muy doloroso verles sufrir. Padres y madres no dudarían, si eso fuese posible, ocupar el lugar de su hija o hijo, con tal de no verles padecer esos dolores que van medrando su vitalidad. Pensaría, por sentido común y humanitario, que quienes atienden a estas criaturas, son las y los profesionales más generosos y humanos, aguerridos luchando contra esa enfermedad. No todos son así.


No conozco a Hugo López-Gatell, no le recuerdo como funcionario con Calderón. Solo sé que el secretario de salud de entonces, se puso de acuerdo con gobernadores y el congreso para hacer frente a la pandemia del virus AH1N1. Pero López-Gatell Llega a la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud con López Obrador y para su desgracia -Y LA NUESTRA- le toca atender la pandemia del COVID-19 con resultados catastróficos horrendos: pasan por mi mente decenas de personas allegadas que fallecieron, es tema común en todas partes hacer un recuento de las ausencias, muy triste la verdad. Y por supuesto la 4T no tiene responsabilidad de que este coronavirus ande haciendo estragos. Pero como lo haya enfrentado desde que llegó a México claro que conlleva una responsabilidad imposible no sea sopesada y evaluada.


Sobre las niñas y niños con cáncer dice el subsecretario de manera relajada que sólo son 20 papás los que protestan, “son los mismos desde hace 3 años”. Le preocupa la “infodemia”, la “abundancia de información falsa sincronizada” en los medios de comunicación para afectar “a la cuarta transformación”. Es como si el burro hablase de orejas. Da coraje la osadía.


Si hay transa en la compra y producción de medicamentos, de quien sea, debe fincarse responsabilidad penal, no sólo acusar veladamente, y si ese fue el motivo para cambiar de proveedores, se hace de tal manera que no deje sin tratamientos a quienes lo estaban recibiendo, porque se trata de vidas, no de cambio de marca de manteca para hacer tamales.


Decir que los medios, los partidos y diversos grupos “agarraron de bandera”, “algo muy sensible que es la niñez y el cáncer”, y que es mentira que no tengan tratamientos, es el colmo. Las madres y padres que han recurrido al amparo no mienten: el juez de cada caso constató que ciertamente las niñas y los niños no tienen medicamentos y se interrumpió sus tratamientos. Y por desgracia algunas criaturas murieron. Así que es una desfachatez inaudita decir que “hay intereses perversos” detrás del reclamo, y que “es un cuento bien armado”; y para distraernos hasta de golpistas les acusó.


Al respecto es necesario recordarle que como funcionario público está expuesto al escrutinio público y debe rendir cuentas. Frente a un grave problema como el de la niñez que interrumpió sus tratamientos contra el cáncer y todavía hoy no cuentan con sus medicamentos, debería tener no sólo mayor sensibilidad, sino también mantener la boca callada para no evidenciar que la vida de estas criaturas le importan un cacahuate. Su comportamiento es atípico de un profesional de la salud.


El Presidente debería sustituir a este señor que hoy se muestra feliz gozando de las mieles del poder, y como lo vimos en ese programa de los moneros, se va de boca con cierto descaro. Es realidad, es un abusivo del estado de vulnerabilidad de la sociedad más pobre que reclama su derecho.

Cuando el cáncer afecta a niñas y niños pequeños es muy doloroso verles sufrir. Padres y madres no dudarían, si eso fuese posible, ocupar el lugar de su hija o hijo, con tal de no verles padecer esos dolores que van medrando su vitalidad. Pensaría, por sentido común y humanitario, que quienes atienden a estas criaturas, son las y los profesionales más generosos y humanos, aguerridos luchando contra esa enfermedad. No todos son así.


No conozco a Hugo López-Gatell, no le recuerdo como funcionario con Calderón. Solo sé que el secretario de salud de entonces, se puso de acuerdo con gobernadores y el congreso para hacer frente a la pandemia del virus AH1N1. Pero López-Gatell Llega a la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud con López Obrador y para su desgracia -Y LA NUESTRA- le toca atender la pandemia del COVID-19 con resultados catastróficos horrendos: pasan por mi mente decenas de personas allegadas que fallecieron, es tema común en todas partes hacer un recuento de las ausencias, muy triste la verdad. Y por supuesto la 4T no tiene responsabilidad de que este coronavirus ande haciendo estragos. Pero como lo haya enfrentado desde que llegó a México claro que conlleva una responsabilidad imposible no sea sopesada y evaluada.


Sobre las niñas y niños con cáncer dice el subsecretario de manera relajada que sólo son 20 papás los que protestan, “son los mismos desde hace 3 años”. Le preocupa la “infodemia”, la “abundancia de información falsa sincronizada” en los medios de comunicación para afectar “a la cuarta transformación”. Es como si el burro hablase de orejas. Da coraje la osadía.


Si hay transa en la compra y producción de medicamentos, de quien sea, debe fincarse responsabilidad penal, no sólo acusar veladamente, y si ese fue el motivo para cambiar de proveedores, se hace de tal manera que no deje sin tratamientos a quienes lo estaban recibiendo, porque se trata de vidas, no de cambio de marca de manteca para hacer tamales.


Decir que los medios, los partidos y diversos grupos “agarraron de bandera”, “algo muy sensible que es la niñez y el cáncer”, y que es mentira que no tengan tratamientos, es el colmo. Las madres y padres que han recurrido al amparo no mienten: el juez de cada caso constató que ciertamente las niñas y los niños no tienen medicamentos y se interrumpió sus tratamientos. Y por desgracia algunas criaturas murieron. Así que es una desfachatez inaudita decir que “hay intereses perversos” detrás del reclamo, y que “es un cuento bien armado”; y para distraernos hasta de golpistas les acusó.


Al respecto es necesario recordarle que como funcionario público está expuesto al escrutinio público y debe rendir cuentas. Frente a un grave problema como el de la niñez que interrumpió sus tratamientos contra el cáncer y todavía hoy no cuentan con sus medicamentos, debería tener no sólo mayor sensibilidad, sino también mantener la boca callada para no evidenciar que la vida de estas criaturas le importan un cacahuate. Su comportamiento es atípico de un profesional de la salud.


El Presidente debería sustituir a este señor que hoy se muestra feliz gozando de las mieles del poder, y como lo vimos en ese programa de los moneros, se va de boca con cierto descaro. Es realidad, es un abusivo del estado de vulnerabilidad de la sociedad más pobre que reclama su derecho.