/ viernes 15 de diciembre de 2017

Ni agua ni aceite, solo política

Por Gustavo Adolfo Pérez

 

Gran indignación ha resultado entre los seguidores fieles al PAN, PRD, MC, Morena y el PES, tras las dos grandes alianzas estratégicas en busca de la presidencia para el 2018. La primera alianza, el Frente entre el PAN, PRD y MC tiene una lectura evidente: Pragmatismo puro. Pues es evidente que matemáticamente estos partidos por separado no podrían siquiera competir ante AMLO ni contra Meade; en paquete sí.

El Frente por su parte, comprendió finalmente que si no iban juntos, sencillamente no tendrían posibilidades de competir. Ni agua ni aceite, esa es una alianza que ya se venía gestando, desde hace algunos años con los experimentos en algunas gubernaturas. Para muchos cuadros del PAN, la alianza con el PRD es un sapo que habrán de comerse, pues muchos han terminado en pleitos cuando estaban en las cámaras, locales y federales. Ya ni hablar de Margarita. Para el PRD, era su única esperanza de no desparecer tras el fuerte golpe que le asestó su fratricida hermano. Los cuadros de ambos partidos terminaron aceptando y pidiendo que se concretara la alianza, de hecho.

La segunda alianza, Morena, PT y  PES, pragmatismo visceral. Esta alianza no estaba vislumbrada por los feligreses de la orden morena. Motivo uno: El PES, como he señalado es uno de los partidos franquicia de nueva generación. Estos partidos se caracterizan por ofrecer propuestas políticas limitadas, pues su verdadera intención es llegar a mantener el registro y así poder cobrar su dieta económica. Les urgía la alianza con un “grande”. Motivo 2: Se dice que el PES fue alentado por Osorio Chong, para vengarse de Meade, no es información fidedigna y creo más en la primera opción.

Morena ya viajaba en esta aventura electoral con su primer parásito: el PT, que a partir del 2000 se identifica como un partido de izquierda… vale se dice de izquierda. ¿Pero qué pasa con el PES? Doña Elena Poniatowska, ferviente admiradora del tabasqueño, fue la primera en aparecer con su pancarta en contra de esta anexión. Pues les resultará de risa señalar ahora al PAN, MC y PRD como incongruentes, pues el nuevo aliado de AMLO, el PES, es liderado por un pastor neopentecostal ¿Un juarista laico apoyado por un partido de esta naturaleza?

¿Qué pasa por la cabeza de AMLO con esta alianza? Lejos de sumar votos, el PES es un newbie, sin un peso electoral sólido ni cotejado a nivel federal. El hecho de que varios de los fieles morenistas expresen su decepción ante esta alianza deja en claro que lejos de ayudarle le puede restar. Es una alianza visceral, porque López Obrador, ya se dio cuenta que empezó a bajar en las encuestas, algo que era evidente. El equipo de Morena ve que esta alianza le puede favorecer a dar una imagen de apertura. Con un partido de tipo religioso, para acercarse a núcleos conservadores que no habían sido alcanzados en 2006 ni en 2012.

Mi amigo el doctor José Fernández de Cevallos, dice: “hay un desencanto por toda la cosa pública (…) la política ha generado un gran descontento.” Tiene razón, cuando los partidos evidencian así su falta de coherencia, demuestran que no existen ideales de fondo, solo hay intereses. Estos son los inhibidores del voto más peligrosos. Todos sabemos lo que pasa con aquellos que se sienten fuera del juego, comienza la apatía, el hartazgo y el desinterés.

 

Coordinador del Diplomado en Gestión de Marketing Político de la IBERO

@drgustavoadolfo

Por Gustavo Adolfo Pérez

 

Gran indignación ha resultado entre los seguidores fieles al PAN, PRD, MC, Morena y el PES, tras las dos grandes alianzas estratégicas en busca de la presidencia para el 2018. La primera alianza, el Frente entre el PAN, PRD y MC tiene una lectura evidente: Pragmatismo puro. Pues es evidente que matemáticamente estos partidos por separado no podrían siquiera competir ante AMLO ni contra Meade; en paquete sí.

El Frente por su parte, comprendió finalmente que si no iban juntos, sencillamente no tendrían posibilidades de competir. Ni agua ni aceite, esa es una alianza que ya se venía gestando, desde hace algunos años con los experimentos en algunas gubernaturas. Para muchos cuadros del PAN, la alianza con el PRD es un sapo que habrán de comerse, pues muchos han terminado en pleitos cuando estaban en las cámaras, locales y federales. Ya ni hablar de Margarita. Para el PRD, era su única esperanza de no desparecer tras el fuerte golpe que le asestó su fratricida hermano. Los cuadros de ambos partidos terminaron aceptando y pidiendo que se concretara la alianza, de hecho.

La segunda alianza, Morena, PT y  PES, pragmatismo visceral. Esta alianza no estaba vislumbrada por los feligreses de la orden morena. Motivo uno: El PES, como he señalado es uno de los partidos franquicia de nueva generación. Estos partidos se caracterizan por ofrecer propuestas políticas limitadas, pues su verdadera intención es llegar a mantener el registro y así poder cobrar su dieta económica. Les urgía la alianza con un “grande”. Motivo 2: Se dice que el PES fue alentado por Osorio Chong, para vengarse de Meade, no es información fidedigna y creo más en la primera opción.

Morena ya viajaba en esta aventura electoral con su primer parásito: el PT, que a partir del 2000 se identifica como un partido de izquierda… vale se dice de izquierda. ¿Pero qué pasa con el PES? Doña Elena Poniatowska, ferviente admiradora del tabasqueño, fue la primera en aparecer con su pancarta en contra de esta anexión. Pues les resultará de risa señalar ahora al PAN, MC y PRD como incongruentes, pues el nuevo aliado de AMLO, el PES, es liderado por un pastor neopentecostal ¿Un juarista laico apoyado por un partido de esta naturaleza?

¿Qué pasa por la cabeza de AMLO con esta alianza? Lejos de sumar votos, el PES es un newbie, sin un peso electoral sólido ni cotejado a nivel federal. El hecho de que varios de los fieles morenistas expresen su decepción ante esta alianza deja en claro que lejos de ayudarle le puede restar. Es una alianza visceral, porque López Obrador, ya se dio cuenta que empezó a bajar en las encuestas, algo que era evidente. El equipo de Morena ve que esta alianza le puede favorecer a dar una imagen de apertura. Con un partido de tipo religioso, para acercarse a núcleos conservadores que no habían sido alcanzados en 2006 ni en 2012.

Mi amigo el doctor José Fernández de Cevallos, dice: “hay un desencanto por toda la cosa pública (…) la política ha generado un gran descontento.” Tiene razón, cuando los partidos evidencian así su falta de coherencia, demuestran que no existen ideales de fondo, solo hay intereses. Estos son los inhibidores del voto más peligrosos. Todos sabemos lo que pasa con aquellos que se sienten fuera del juego, comienza la apatía, el hartazgo y el desinterés.

 

Coordinador del Diplomado en Gestión de Marketing Político de la IBERO

@drgustavoadolfo

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