/ martes 8 de diciembre de 2020

Niñas y niños en peligro

Una sociedad atónita observa de manera cada vez más recurrente escenas cruentas donde la violencia perturba la niñez mexicana. Escenas que trastocan y rebasan los parámetros de la racionalidad.

¿Cuál fue el detonante para que un adolescente asesinara a sus dos hermanas de 7 y 12 años? ¿Quién tuvo la aberrante determinación de descuartizar a dos menores mazahuas en el Centro Histórico de la Ciudad de México? ¿Existen límites para que la humanidad contenga tanta brutalidad? ¿La niñez perdió su inocencia?

Cuando la niñez se encuentra amenazada, debemos comprender que existe una responsabilidad compartida entre una ciudadanía indiferente y la incapacidad de las autoridades, quienes no han podido proteger a nuestros infantes.

En la última década, 13 mil 582 niñas, niños y adolescentes han sido asesinados, datos del INEGI. Mientras persista la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades, nuestra niñez será parte de las estadísticas de la muerte y lo más grave, el crimen organizado continuará reclutando o secuestrando a los menores como lo alertan la Red por los Derechos de la Infancia en México y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La situación es preocupante. La UNICEF observa que a nivel mundial dos de cada diez niñas y uno de cada diez niños han sufrido abuso sexual y cada 7 minutos en algún lugar del mundo, un adolescente es asesinado Y habrá que sumar que México se encuentra en primer lugar de violencia y abuso infantil de acuerdo a la OCDE. Además, 3 menores mueren cada día a causa de la violencia de nuestro país y el 70% de los infantes son víctimas de algún tipo de violencia.

El embrión de la violencia, por cierto, silenciosa, radica en el maltrato físico y mental, abandono, explotación, abuso sexual y se encuentra en el hogar, acoso o bullying en las escuelas y diversas manifestaciones de hostigamiento en las calles, escenarios de completa indefensión.

Nuestro futuro como país está condenado sino se garantizan los derechos de la niñez y el derecho a la vida.

Una sociedad atónita observa de manera cada vez más recurrente escenas cruentas donde la violencia perturba la niñez mexicana. Escenas que trastocan y rebasan los parámetros de la racionalidad.

¿Cuál fue el detonante para que un adolescente asesinara a sus dos hermanas de 7 y 12 años? ¿Quién tuvo la aberrante determinación de descuartizar a dos menores mazahuas en el Centro Histórico de la Ciudad de México? ¿Existen límites para que la humanidad contenga tanta brutalidad? ¿La niñez perdió su inocencia?

Cuando la niñez se encuentra amenazada, debemos comprender que existe una responsabilidad compartida entre una ciudadanía indiferente y la incapacidad de las autoridades, quienes no han podido proteger a nuestros infantes.

En la última década, 13 mil 582 niñas, niños y adolescentes han sido asesinados, datos del INEGI. Mientras persista la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades, nuestra niñez será parte de las estadísticas de la muerte y lo más grave, el crimen organizado continuará reclutando o secuestrando a los menores como lo alertan la Red por los Derechos de la Infancia en México y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La situación es preocupante. La UNICEF observa que a nivel mundial dos de cada diez niñas y uno de cada diez niños han sufrido abuso sexual y cada 7 minutos en algún lugar del mundo, un adolescente es asesinado Y habrá que sumar que México se encuentra en primer lugar de violencia y abuso infantil de acuerdo a la OCDE. Además, 3 menores mueren cada día a causa de la violencia de nuestro país y el 70% de los infantes son víctimas de algún tipo de violencia.

El embrión de la violencia, por cierto, silenciosa, radica en el maltrato físico y mental, abandono, explotación, abuso sexual y se encuentra en el hogar, acoso o bullying en las escuelas y diversas manifestaciones de hostigamiento en las calles, escenarios de completa indefensión.

Nuestro futuro como país está condenado sino se garantizan los derechos de la niñez y el derecho a la vida.