/ domingo 7 de mayo de 2023

No se hagan bolas... pero, se hicieron...

Por lo que se ve y siente, la política en México es un campo en punto de ebullición donde la conciliación civilizada ha fracasado rotundamente al ser aprobadas por Morena y sus aliados en el Senado de la República, sin la participación de las voces y votos de la oposición, todas las iniciativas presentadas por el Ejecutivo Federal, con lo que parece, se cerraron las puertas para posibles acuerdos futuros entre las distintas fracciones parlamentarias. Aunque los ciudadanos estemos acostumbrados a las sorpresas que nos recetan frecuentemente los políticos de nuestro país, no deja de ser impactante el caos provocado. Por ahí andan Alito y compañía, que en el camino todavía pueden dar la nota.

La aprobación se ejecutó a pesar de que, en la mayoría de los proyectos de reforma, previamente se escucharon opiniones de especialistas, advirtiendo sobre los riesgos que implicaría su aplicación, incluso y principalmente, pero más aún en el método finalmente utilizado para ello, pues sin duda, es evidente su inconstitucionalidad, por la que todas serán impugnadas y como bolas de fuego, caerán en la cancha de la Suprema Corte de la Nación que a decir por las autoridades en la materia, técnicamente tendría que invalidarlas. Es difícil pensar que los diputados y senadores del partido en el poder, incluso sus asesores, estuvieran ignorantes de tal hecho, por lo que habrá que esperar un poco más para conocer el verdadero propósito que entraña esta decisión que a quienes conocemos un poco de la materia jurídica, hoy, nos parece un soberano disparate.

Desde luego que todas y cada una de las reformas aprobadas merecen ser comentadas profundamente, pero en lo personal me llama la atención aquella que decreta la extinción del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que en el inicio de la actual administración parecía estar destinada a ser la joya de la corona, sustituyendo al Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular) instituido en 2003. Al igual este, tenía por objetivo el proporcionar servicios de salud a una población abierta que no estaba inscrita en el IMSS, ISSSTE, ISSFAM etcétera, con la diferencia respecto del INSABI, a decir de sus promotores, que los servicios eran completamente gratuitos y que según entendimos al presidente, sería la punta de lanza para que todos los mexicanos pudieran contar con un sistema de salud en las mimas condiciones que Dinamarca ofrece a sus ciudadanos. Tal afirmación recibió juicios jocosos, pero también entusiastas, dependiendo de cada persona; después de todo, ¿quién no querría algo así?

Lo cierto es que eso no pasó o no ha pasado todavía y los legisladores acaban de enterrar el organismo en el que apostaron esa esperanza, por lo que ya no se entiende si la decisión es una autocrítica del ejecutivo pero que no fue manifestada con la claridad que merece tal acto, ya que se desmanteló una institución que ya estaba operando, fueron muy cuantiosos los recursos invertidos en su funcionamiento y es necesario que la ciudadanía sepa qué fue lo que falló, al grado de dar marcha atrás a un proyecto tan grande y también, quiénes son los responsables del hecho. No creo que sea un argumento suficiente y convincente el argumento de que se pretende crear un sistema de salud único, por lo que sin duda:


Esto, es solo la punta del iceberg.


napoleonef@hotmail.com

Por lo que se ve y siente, la política en México es un campo en punto de ebullición donde la conciliación civilizada ha fracasado rotundamente al ser aprobadas por Morena y sus aliados en el Senado de la República, sin la participación de las voces y votos de la oposición, todas las iniciativas presentadas por el Ejecutivo Federal, con lo que parece, se cerraron las puertas para posibles acuerdos futuros entre las distintas fracciones parlamentarias. Aunque los ciudadanos estemos acostumbrados a las sorpresas que nos recetan frecuentemente los políticos de nuestro país, no deja de ser impactante el caos provocado. Por ahí andan Alito y compañía, que en el camino todavía pueden dar la nota.

La aprobación se ejecutó a pesar de que, en la mayoría de los proyectos de reforma, previamente se escucharon opiniones de especialistas, advirtiendo sobre los riesgos que implicaría su aplicación, incluso y principalmente, pero más aún en el método finalmente utilizado para ello, pues sin duda, es evidente su inconstitucionalidad, por la que todas serán impugnadas y como bolas de fuego, caerán en la cancha de la Suprema Corte de la Nación que a decir por las autoridades en la materia, técnicamente tendría que invalidarlas. Es difícil pensar que los diputados y senadores del partido en el poder, incluso sus asesores, estuvieran ignorantes de tal hecho, por lo que habrá que esperar un poco más para conocer el verdadero propósito que entraña esta decisión que a quienes conocemos un poco de la materia jurídica, hoy, nos parece un soberano disparate.

Desde luego que todas y cada una de las reformas aprobadas merecen ser comentadas profundamente, pero en lo personal me llama la atención aquella que decreta la extinción del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que en el inicio de la actual administración parecía estar destinada a ser la joya de la corona, sustituyendo al Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular) instituido en 2003. Al igual este, tenía por objetivo el proporcionar servicios de salud a una población abierta que no estaba inscrita en el IMSS, ISSSTE, ISSFAM etcétera, con la diferencia respecto del INSABI, a decir de sus promotores, que los servicios eran completamente gratuitos y que según entendimos al presidente, sería la punta de lanza para que todos los mexicanos pudieran contar con un sistema de salud en las mimas condiciones que Dinamarca ofrece a sus ciudadanos. Tal afirmación recibió juicios jocosos, pero también entusiastas, dependiendo de cada persona; después de todo, ¿quién no querría algo así?

Lo cierto es que eso no pasó o no ha pasado todavía y los legisladores acaban de enterrar el organismo en el que apostaron esa esperanza, por lo que ya no se entiende si la decisión es una autocrítica del ejecutivo pero que no fue manifestada con la claridad que merece tal acto, ya que se desmanteló una institución que ya estaba operando, fueron muy cuantiosos los recursos invertidos en su funcionamiento y es necesario que la ciudadanía sepa qué fue lo que falló, al grado de dar marcha atrás a un proyecto tan grande y también, quiénes son los responsables del hecho. No creo que sea un argumento suficiente y convincente el argumento de que se pretende crear un sistema de salud único, por lo que sin duda:


Esto, es solo la punta del iceberg.


napoleonef@hotmail.com