/ martes 19 de noviembre de 2019

¡No te equivoques Rosario!

Por: Martha Tagle

Rosario Piedra, con mucha responsabilidad he decidido usar de nueva cuenta esta frase “No te equivoques” como una advertencia sincera, atingente con aquella que hace más de un año usé para señalar, con conocimiento de causa, que ni las personas más avezadas en política están exentas de caer en las trampas del poder. La conexión la hice cuando vi que, en un ánimo de justificar tu llegada a la presidencia de la CNDH, se pretendió argüir que la oposición al proceso de tu designación era discriminación por género y/o clase. Nada más alejado de la realidad.

La advertencia Rosario es porque veo, como vi entonces, que una persona comprometida con un proyecto, ya sea por lealtad o ingenuidad, se presta a ser usada por el poder, que no discrimina género, y al final las responsabilidades recaen comenzando por el eslabón más débil.

No te equivoques Rosario, las personas que te pusieron al frente de la CNDH, que estuvieron dispuestas a hacer lo que fuera, incluso a costa de la legalidad del proceso, que aplaudieron el desastre, son iguales o peores que las del “haiga sido, como haiga sido”, y no quieren al frente de la CNDH a una mujer fuerte, empoderada, autónoma, independiente; condicionan tu llegada, te recordarán en todo momento que estás al frente del organismo gracias a la imposición, que pudiendo haber sido legítima tu aspiración de estar al frente de un organismo con grandes retos, lo único que esperan es tener ahí alguien que vea a otro lado y no les sea incómoda.

La CNDH, no lo puedo negar, nació desde la visión del poder para legitimarlo y controlar las demandas por violaciones a los derechos humanos, pero al paso de los años, y gracias al activismo de la sociedad civil, pero en especial de las víctimas, la CNDH fue ganando terreno y autonomía. Este gobierno llegó con el mandato de hacer las cosas diferentes y le corresponde fortalecer a la CNDH, y eso no se logra sin la independencia de su titular, ni tampoco si no deja espacio para que el organismo actúe y le señale faltas.

Necesitamos a una ombudsperson que ante la violencia feminicida, señale que el Estado está fallando en su principal objetivo que es garantizar la seguridad de sus habitantes, y que este gobierno se equivoca en recortar recursos para atender y prevenir la violencia, que hacen falta refugios para poner a salvo la vida de mujeres en riesgo; que si se ha aprendido del pasado con las “muertas de Juárez” hace falta un gobierno socialmente responsable, y eso implica además que haya lugares seguros para que niñas y niños sean atendidos mientras las mujeres trabajan fuera de casa, y que también se requiere promover la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo, y por ello son inaceptables los recortes en materia de salud sexual y reproductiva.

Una presidenta de la CNDH que pueda comprender que cuando desde el gobierno se estigmatiza a periodistas se potencian los riesgos y que eso está vinculado con la libertad de expresión, y advierta que el Estado está obligado a garantizarla como un derecho fundamental de nuestra democracia.

Rosario, al frente de la CNDH sin duda deberás señalar que la crisis de derechos humanos que se vive en México tiene como origen las acciones u omisiones de los gobiernos pasados, pero también reconocer que a este gobierno le corresponde dar garantías de no repetición. Porque a un familiar de una persona desparecida no le basta con que la CNDH le diga que fue por culpa de los gobiernos anteriores; su exigencia es saber qué paso, dónde está la persona que fue sustraída de su familia, y qué es lo que se está haciendo para evitar que otras familias pasen por ese dolor.

No te equivoques Rosario, aceptar la titularidad de la CNDH en medio de un proceso cuestionado, sin legitimidad ni legalidad, no ayuda al proyecto de transformación que acompañas, no le es útil tu lealtad. Se requiere de dignidad para ser la voz incómoda que se levante y señale las violaciones a los derechos humanos. Las víctimas te lo reclaman.

Por: Martha Tagle

Rosario Piedra, con mucha responsabilidad he decidido usar de nueva cuenta esta frase “No te equivoques” como una advertencia sincera, atingente con aquella que hace más de un año usé para señalar, con conocimiento de causa, que ni las personas más avezadas en política están exentas de caer en las trampas del poder. La conexión la hice cuando vi que, en un ánimo de justificar tu llegada a la presidencia de la CNDH, se pretendió argüir que la oposición al proceso de tu designación era discriminación por género y/o clase. Nada más alejado de la realidad.

La advertencia Rosario es porque veo, como vi entonces, que una persona comprometida con un proyecto, ya sea por lealtad o ingenuidad, se presta a ser usada por el poder, que no discrimina género, y al final las responsabilidades recaen comenzando por el eslabón más débil.

No te equivoques Rosario, las personas que te pusieron al frente de la CNDH, que estuvieron dispuestas a hacer lo que fuera, incluso a costa de la legalidad del proceso, que aplaudieron el desastre, son iguales o peores que las del “haiga sido, como haiga sido”, y no quieren al frente de la CNDH a una mujer fuerte, empoderada, autónoma, independiente; condicionan tu llegada, te recordarán en todo momento que estás al frente del organismo gracias a la imposición, que pudiendo haber sido legítima tu aspiración de estar al frente de un organismo con grandes retos, lo único que esperan es tener ahí alguien que vea a otro lado y no les sea incómoda.

La CNDH, no lo puedo negar, nació desde la visión del poder para legitimarlo y controlar las demandas por violaciones a los derechos humanos, pero al paso de los años, y gracias al activismo de la sociedad civil, pero en especial de las víctimas, la CNDH fue ganando terreno y autonomía. Este gobierno llegó con el mandato de hacer las cosas diferentes y le corresponde fortalecer a la CNDH, y eso no se logra sin la independencia de su titular, ni tampoco si no deja espacio para que el organismo actúe y le señale faltas.

Necesitamos a una ombudsperson que ante la violencia feminicida, señale que el Estado está fallando en su principal objetivo que es garantizar la seguridad de sus habitantes, y que este gobierno se equivoca en recortar recursos para atender y prevenir la violencia, que hacen falta refugios para poner a salvo la vida de mujeres en riesgo; que si se ha aprendido del pasado con las “muertas de Juárez” hace falta un gobierno socialmente responsable, y eso implica además que haya lugares seguros para que niñas y niños sean atendidos mientras las mujeres trabajan fuera de casa, y que también se requiere promover la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo, y por ello son inaceptables los recortes en materia de salud sexual y reproductiva.

Una presidenta de la CNDH que pueda comprender que cuando desde el gobierno se estigmatiza a periodistas se potencian los riesgos y que eso está vinculado con la libertad de expresión, y advierta que el Estado está obligado a garantizarla como un derecho fundamental de nuestra democracia.

Rosario, al frente de la CNDH sin duda deberás señalar que la crisis de derechos humanos que se vive en México tiene como origen las acciones u omisiones de los gobiernos pasados, pero también reconocer que a este gobierno le corresponde dar garantías de no repetición. Porque a un familiar de una persona desparecida no le basta con que la CNDH le diga que fue por culpa de los gobiernos anteriores; su exigencia es saber qué paso, dónde está la persona que fue sustraída de su familia, y qué es lo que se está haciendo para evitar que otras familias pasen por ese dolor.

No te equivoques Rosario, aceptar la titularidad de la CNDH en medio de un proceso cuestionado, sin legitimidad ni legalidad, no ayuda al proyecto de transformación que acompañas, no le es útil tu lealtad. Se requiere de dignidad para ser la voz incómoda que se levante y señale las violaciones a los derechos humanos. Las víctimas te lo reclaman.