/ viernes 9 de diciembre de 2022

Noche de paz… y otras metáforas 

Por Arturo Duque

Ha llegado esa época del año quieridx lectorx: las posadas, los convivios, las fiestas de fin de año y los merecidos días de descanso. Es época de estar en familia y entre amigos. Sin importar la religión que profeses o la cultura a la que pertenezcas, diciembre tiene una vibra especial que se avoca a la luz, al calor humano, a la unión y a la familia (la que eliges y en la que naces).

No es coincidencia que tantas culturas diversas compaginen festividades similares en estas fechas, especialmente si su origen se ubica en el hemisferio norte, en el cual se vive el solsticio de invierno (21 de diciembre), cuando la noche es más larga y el sol parece detenerse durante el día. Pero más allá de concentrarnos en las causas geográficas o astronómicas, quisiera hacer énfasis en la similitud y la importancia de las metáforas que estas festividades nos han heredado.

¿Por qué hablar de metáforas? Porque es a través de éstas que los seres humanos comenzamos a desarrollar un pensamiento conceptual complicado. Las usamos, muchas veces sin darnos cuenta, en casi todas las expresiones humanas. Por ello, no es extraño que en general pensemos, por ejemplo, que estar arriba se relaciona con un aspecto positivo (es bueno); mientras que estar abajo se relaciona con una situación negativa (es malo). Las metáforas son los peldaños que construyen y moldean las estructuras mentales a través de las que pensamos y vemos nuestro mundo. (Lakoff, 2004)

Quizás ahora podemos encontrar más sentido a las metáforas de las festividades decembrinas. En navidad las calles se llenan de luces con el anhelo de que sea Nochebuena una noche de paz; Janucá es considerada la fiesta de las luces en la tradición judía; los aztecas celebraban la llegada de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra; los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol; los germanos y escandinavos celebraban el nacimiento de Freyr, dios de la fertilidad íntimamente ligado al sol. Todas estas tradiciones están relacionadas a una misma metáfora: dar luz en tiempos de oscuridad.

La humanidad ha utilizado la luz como metáfora de diferentes formas. Pensemos por ejemplo en la Ilustración y la relación establecida entre la luz y la sabiduría, o en la expresión “ver la luz al final del túnel” que nos da a entender que vendrán cosas mejores.

Al igual que sucede con los conceptos de arriba y abajo, asimilamos que la luz se relaciona con lo bueno y la oscuridad con lo malo. Constantemente buscamos llenar nuestras vidas de luz y es importante reconocer qué cosas y qué personas nos la brindan. Estas fechas nos dan no solo la oportunidad de reflexionar qué y quiénes nos iluminan, también de compartir y agradecer el acompañamiento, pues así sabemos que siempre tendremos una luz sin importar cuan abrumadora pueda ser la oscuridad que nos rodea.

Por Arturo Duque

Ha llegado esa época del año quieridx lectorx: las posadas, los convivios, las fiestas de fin de año y los merecidos días de descanso. Es época de estar en familia y entre amigos. Sin importar la religión que profeses o la cultura a la que pertenezcas, diciembre tiene una vibra especial que se avoca a la luz, al calor humano, a la unión y a la familia (la que eliges y en la que naces).

No es coincidencia que tantas culturas diversas compaginen festividades similares en estas fechas, especialmente si su origen se ubica en el hemisferio norte, en el cual se vive el solsticio de invierno (21 de diciembre), cuando la noche es más larga y el sol parece detenerse durante el día. Pero más allá de concentrarnos en las causas geográficas o astronómicas, quisiera hacer énfasis en la similitud y la importancia de las metáforas que estas festividades nos han heredado.

¿Por qué hablar de metáforas? Porque es a través de éstas que los seres humanos comenzamos a desarrollar un pensamiento conceptual complicado. Las usamos, muchas veces sin darnos cuenta, en casi todas las expresiones humanas. Por ello, no es extraño que en general pensemos, por ejemplo, que estar arriba se relaciona con un aspecto positivo (es bueno); mientras que estar abajo se relaciona con una situación negativa (es malo). Las metáforas son los peldaños que construyen y moldean las estructuras mentales a través de las que pensamos y vemos nuestro mundo. (Lakoff, 2004)

Quizás ahora podemos encontrar más sentido a las metáforas de las festividades decembrinas. En navidad las calles se llenan de luces con el anhelo de que sea Nochebuena una noche de paz; Janucá es considerada la fiesta de las luces en la tradición judía; los aztecas celebraban la llegada de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra; los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol; los germanos y escandinavos celebraban el nacimiento de Freyr, dios de la fertilidad íntimamente ligado al sol. Todas estas tradiciones están relacionadas a una misma metáfora: dar luz en tiempos de oscuridad.

La humanidad ha utilizado la luz como metáfora de diferentes formas. Pensemos por ejemplo en la Ilustración y la relación establecida entre la luz y la sabiduría, o en la expresión “ver la luz al final del túnel” que nos da a entender que vendrán cosas mejores.

Al igual que sucede con los conceptos de arriba y abajo, asimilamos que la luz se relaciona con lo bueno y la oscuridad con lo malo. Constantemente buscamos llenar nuestras vidas de luz y es importante reconocer qué cosas y qué personas nos la brindan. Estas fechas nos dan no solo la oportunidad de reflexionar qué y quiénes nos iluminan, también de compartir y agradecer el acompañamiento, pues así sabemos que siempre tendremos una luz sin importar cuan abrumadora pueda ser la oscuridad que nos rodea.