Infortunadamente esta vez fue Norberto; pese a que nunca lo conocí, sabemos que se trató de un talentoso joven de 22 años, sano, tranquilo y que apenas concluía sus estudios de Licenciatura razón por la que su madre, procedente de su natal Chihuahua, se encontraba en esta CDMX para acompañar a su hijo en los diversos eventos de graduación: como ella misma expresó, venía por un Certificado de conclusión de estudios, de esos que tanta satisfacción nos dan a los padres, y se llevó a su hijo con otro Certificado, solo que de Defunción…
Y es que el muy desafortunado caso que conmovió a la sociedad mexicana, no es más que uno más –solo que de éste la agraviada madre y la sociedad en general se atrevió a denunciar y reclamar desde que ocurrió el secuestro-, contra tantos casos más que a diario se suscitan por todo el país: plagios, asaltos, homicidios, son cientos los que día a día no regresan a casa... El caso de Norberto es más que uno más dado que en él se escucho el reclamo de todos, se evidencia la frustración e impotencia de este agraviado México en el que la mayoría en algún momento hemos sido víctimas de delito.
Se trata pues de la más clara evidencia de esta impunidad que paulatinamente se ha venido apropiando del país, de la que en alguna forma hemos sido parte al ceder espacio, al permitir la incompetencia, la negligencia, la corrupción y el abuso de la misma autoridad, al acostumbrarnos a saberla, a vivirla, a permitirla como parte de nuestra vida provocando heridas que jamás sanarán; Se trata de este nivel delincuencial que jamás debimos haber permitido y que hoy URGE eliminar; hablamos de esta tranquilidad arrebatada, que hoy anhelamos; la paz que al paso de los años hemos perdido, pese a las innumerables promesas de quienes en afán de llegar al poder se han cansado de prometer, pero que no hemos sabido exigir…
Y asi, sin darnos cuenta y sin explicación, después de una baja aparente, pero desafortunadamente hoy los secuestros vuelven a convertirse en tema. A decir del Observatorio Nacional Ciudadano, entre enero y abril de 2019, se pudo observar un repunte dramático: la tasa creció 77.65% en relación con el mismo periodo de 2018: cifras de una realidad que nos rebasa…
Hoy sabemos que sólo en la colonia Arboledas del Sur, lugar en que se ubica la Universidad del Pedregal, se han abierto 35 en los más de cinco meses de este terrorífico 2019; es cierto que en su mayoría se trata de robos –hoy por hoy esto ya se vuelve una fortuna…-. Cada día los asaltos conviven más entre esta agraviada sociedad.
A manera de ejemplo, se estima que en esta Ciudad de México, el primer trimestre de 2019 el 18.9% de los comerciantes fue víctima de por lo menos un delito, ya sea asalto, robo y/ó extorsión; y esto, tan solo en esta CDMX sin considerar los innumerables comercios que en diferentes entidades y ciudades del país han tenido que cerrar sus puertas tras ser presas de delincuentes y extorsionadores.
Lo cierto hoy por hoy, es que nuestro amado México tiene años, muchos años en medio del terror; el tema de la inseguridad es cada vez más recurrente, cada día nos afecta más y, pese a los innumerables sentimientos que nos provoca –terror, odio, agravio, impotencia…-, inexplicablemente convivimos más con él, sin aceptarlo lo tratamos; gastamos tiempo, reuniones, distracción, en extensas pláticas sin sentido que no llevan a ninguna parte en afán de encontrar visos de solución, argumentos para justificar la defensa de nuestro territorio, hoy indefendible ante los índices delincuenciales a lo largo y ancho del territorio nacional… ¿Estado de Derecho???
La exigencia de justicia es clamor nacional, al igual que la Guarda, esa nueva Institución que no tarda en llegar pero, ¿será realmente la solución? Imposible a corto, seguramente a largo y en el mejor de los casos a mediano plazo pero, ¿quién lo puede asegurar? Por muy claras que sean las estrategias, ¿serán una pequeña luz que nos otorgue un viso de esperanza respecto al futuro mediato??? En el nombre de Norberto y de las innumerables víctimas de la delincuencia, así sea!!!
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