En septiembre del 2023, poco más del 10% del pueblo de México dijo, a través del conjunto de encuestas que se llevaron a cabo por Morena para la definición de la candidatura de la alianza partidista (Morena- PT y Verde), que aceptaba a Gerardo Fernández Noroña como candidato a la presidencia de México.
Tres de dos encuestas dijeron prácticamente lo mismo en torno a la figura de Adán Augusto López. La diferencia entre uno y otro, según el conglomerado de las cinco encuestas que Morena presentó, fue de menos de un punto porcentual en favor de Adán.
El acuerdo firmado por los candidatos y emanado del consejo de Morena, era que el primer lugar obtendría la candidatura presidencial (Claudia Sheinbaum) el segundo y tercer lugar (Ebrard y Adán Augusto) podrían elegir entre el gabinete y la coordinación del congreso y del cuarto al sexto (Noroña, Velasco y Monreal) tendrían una candidatura plurinominal para alguna de las dos cámaras del Congreso de la Unión. Esta fue la formalidad y los acuerdos definidos y firmados.
Es así como Claudia Sheinbaum es hoy presidenta electa de México, Marcelo Ebrard será el secretario de Economía y Adán Augusto, el nuevo coordinador del Senado. Gerardo Fernández Noroña, Manuel Velasco y Ricardo Monreal ejercerán como tres congresistas plurinominales.
Sin embargo, después de cumplidas las formalidades, siguen otro tipo de acuerdos, por ejemplo que el sexto lugar, Monreal pueda ser coordinador de la Cámara de Diputados. Si ello es posible, la pregunta ahora sería si por su trayectoria, lealtad y trabajo solidario Gerardo Fernández Noroña merece una responsabilidad en el gabinete además de ser, a partir del 1o de septiembre, senador plurinominal por la bancada de Morena.
La respuesta unánime de una parte de los ciudadanos parece ser más que contundente: sí, que Gerardo Fernández Noroña sea parte del gabinete presidencial. Lo necesitamos, su congruencia y fortaleza serán un faro de luz ante la fuerza conservadora que logró penetrar una parte de la bancada de Morena en el legislativo.
Ahora, la cuestión será definir cuál sería el mejor espacio para que un talento político como el de Noroña pueda quedar ampliamente desarrollado y expuesto en favor de la sociedad y de muchos de sus seguidores que están ávidos de verlo en una cartera gubernamental.
Aquí, el tema es que una de las principales virtudes de Noroña, además de su valentía y congruencia, es su enorme capacidad como tribuno. La Cámara de Senadores seguiría teniendo en el legislador a un activo incomparable. Perderle ahí sería sin duda un notorio problema para el morenismo y sus aliados. Por otro lado, si las aspiraciones del nuevo senador Noroña son, hacia un futuro aun lejanos llegar a la presidencia de México, es ya momento de explorar otros espacios de la administración y demostrar ahí, en lo concreto, que además de haberse probado primordialmente como extraordinario orador y legislador, Noroña tiene también otras habilidades y capacidades como administrador público que le podrían hacer digno de ejercer con efectividad un mandato como el de la Jefatura de un gobierno, que podría ser el de la ciudad o el mismo gobierno federal.
El dilema que tienen enfrente tanto la virtual presidenta, como el propio Gerardo Fernández Noroña no es menor ni mucho menos. El momento de demostrar sus capacidades en la administración, además de la tribuna, ha llegado por fin; creo sin duda que mas allá de la tribuna, merce la oportunidad de pasar una prueba como Secretario de la Función Pública, o ramas como comunicaciones,, educación o cultura. Estas son sólo algunas de las oportunidades que podrían ponerse como posibilidad. Ya lo veremos, muy pronto sabremos en qué termina este nuevo affaire del senador Noroña. Estamos atentos