/ viernes 27 de abril de 2018

Nosotrxs | ¿Avanzaremos en el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar?

Quedan pocos días para que pueda ratificarse en este sexenio el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con ello sentar las bases para hacer efectivos, en los próximos años, los derechos de las trabajadoras del hogar. En medio de las campañas electorales, distintos candidatos presidenciales han expresado el reconocimiento por la labor que realizan diariamente estas 2.4 millones de mujeres y han hecho promesas para convencernos de que su realidad laboral mejorará significativamente en el futuro, cuando ellos lleguen a gobernar. Sin embargo, es hoy cuando el Presidente puede realmente asegurar que esas propuestas de campaña no quedarán en el olvido y, al mismo tiempo, facilitar la implementación de dichas propuestas llegado su momento. Pero, ante todo, es hoy cuando puede asegurar que independientemente de quién gane la elección, habrá un compromiso del Estado mexicano a desplegar medidas que, por primera vez en la historia, garanticen las condiciones de igualdad laboral para este sector.

El tiempo desafortunadamente no ha jugado en favor de las trabajadoras del hogar. Al exigir sus derechos sale a la defensiva la retórica de la espera tan utilizada para frenar cambios históricos y culturales necesarios que involucran, entre otras cosas, combatir la hipocresía. Somos una sociedad que repite sistemáticamente que las empleadas del hogar “son como de la familia” y al mismo tiempo el país donde el 63 por ciento de ellas vive en la pobreza por no recibir los bienes y servicios suficientes para cubrir sus necesidades0020básicas. Somos, para vergüenza nuestra, el país con la menor tasa de formalización laboral de trabajadoras del hogar en toda América Latina.

La voluntad política se ha convertido en el principal obstáculo para revertir esta situación tan normalizada de atropellar los derechos de este grupo de trabajadoras. No es un asunto económico ni técnico, como se ha querido aparentar, el que ha frenado la ratificación del Convenio 189. Éste es lo suficientemente flexible que incluso permite una implementación progresiva, y es bajo este esquema que ha podido implementarse de forma exitosa en otros países. En todo caso, durante el sexenio se ha compartido y producido evidencia que respalda su viabilidad.

El Ejecutivo, tras su promesa en 2014 de enviar al Senado el Convenio 189 para su ratificación, sembró en las trabajadoras del hogar la esperanza de que su realidad, y por tanto la de sus familias, sería transformada. Sembró en la ciudadanía la esperanza de que podemos empujar cambios profundos que nos coloquen en vías de ser la nación incluyente a la que aspiramos ser. Sembró la esperanza de que en México podemos predicar con el ejemplo y derribar los muros de la desigualdad social.

Hoy decenas de organizaciones como Nosotrxs y miles de ciudadanos le exigimos al Presidente que honre su promesa y que no rompa con esta esperanza. Está en sus manos contribuir a cortar de raíz la injusticia o a perpetuarla.

Nosotrxs

@nosotrxsMX

Quedan pocos días para que pueda ratificarse en este sexenio el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con ello sentar las bases para hacer efectivos, en los próximos años, los derechos de las trabajadoras del hogar. En medio de las campañas electorales, distintos candidatos presidenciales han expresado el reconocimiento por la labor que realizan diariamente estas 2.4 millones de mujeres y han hecho promesas para convencernos de que su realidad laboral mejorará significativamente en el futuro, cuando ellos lleguen a gobernar. Sin embargo, es hoy cuando el Presidente puede realmente asegurar que esas propuestas de campaña no quedarán en el olvido y, al mismo tiempo, facilitar la implementación de dichas propuestas llegado su momento. Pero, ante todo, es hoy cuando puede asegurar que independientemente de quién gane la elección, habrá un compromiso del Estado mexicano a desplegar medidas que, por primera vez en la historia, garanticen las condiciones de igualdad laboral para este sector.

El tiempo desafortunadamente no ha jugado en favor de las trabajadoras del hogar. Al exigir sus derechos sale a la defensiva la retórica de la espera tan utilizada para frenar cambios históricos y culturales necesarios que involucran, entre otras cosas, combatir la hipocresía. Somos una sociedad que repite sistemáticamente que las empleadas del hogar “son como de la familia” y al mismo tiempo el país donde el 63 por ciento de ellas vive en la pobreza por no recibir los bienes y servicios suficientes para cubrir sus necesidades0020básicas. Somos, para vergüenza nuestra, el país con la menor tasa de formalización laboral de trabajadoras del hogar en toda América Latina.

La voluntad política se ha convertido en el principal obstáculo para revertir esta situación tan normalizada de atropellar los derechos de este grupo de trabajadoras. No es un asunto económico ni técnico, como se ha querido aparentar, el que ha frenado la ratificación del Convenio 189. Éste es lo suficientemente flexible que incluso permite una implementación progresiva, y es bajo este esquema que ha podido implementarse de forma exitosa en otros países. En todo caso, durante el sexenio se ha compartido y producido evidencia que respalda su viabilidad.

El Ejecutivo, tras su promesa en 2014 de enviar al Senado el Convenio 189 para su ratificación, sembró en las trabajadoras del hogar la esperanza de que su realidad, y por tanto la de sus familias, sería transformada. Sembró en la ciudadanía la esperanza de que podemos empujar cambios profundos que nos coloquen en vías de ser la nación incluyente a la que aspiramos ser. Sembró la esperanza de que en México podemos predicar con el ejemplo y derribar los muros de la desigualdad social.

Hoy decenas de organizaciones como Nosotrxs y miles de ciudadanos le exigimos al Presidente que honre su promesa y que no rompa con esta esperanza. Está en sus manos contribuir a cortar de raíz la injusticia o a perpetuarla.

Nosotrxs

@nosotrxsMX