… es la que tenemos ahora. Ni un segundo más, ni un segundo menos”.
A unas cuantas horas de volver a la normalidad y comenzar un nuevo año laboral, permítaseme hacer un último espacio para la reflexión y la conciencia, producto aun de la emotividad de las fiestas decembrinas.
Y para ello, qué mejor que traer a la memoria al emotivo psicólogo estadounidense Harold Schlosberg (1904-1964), cuyo legado nos deja esta obra de arte respecto al paso de los años:
"En la vida todos tenemos un secreto inconfesable,un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable. Las mujeres y hombres maduros de ahora, hemos llegado a una edad maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje. Fuimos criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: mejores estudiantes, mejores esposas, mejores esposos, mejores profesionales, mejores madres y padres, etc. Fuimos educados con la creencia de que TODO es pecado. Ha llegado la hora del desaprendizaje, o lo que mi hija llama, graciosamente, el importaculismo.
Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones. Pasó la hora de las responsabilidades desvelantes. Ahora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros, o que no le importa que opinemos diferente. Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa.
Es hora de ver películas, de estar en una finca, de ir a pescar al río durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas. Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas.
Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana!! Viajar al máximo, tomando café con amigos, conversando con todo el que nos encontremos.
Ya pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos. Ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie. Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos. Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal. Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe. Redescubrimos al Quijote.
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal. La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin.
Es la hora de empezar a relajarnos, y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.
Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no. Mandaremos para donde sabemos a la gente que nos molesta, la tóxica. Quienes nos buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, y afecto
Somos, ahora sí, libres de ataduras, de prejuicios, de creencias. Somos libres porque ya no le tememos ni a la vida ni a la muerte…”
Y en efecto, pura verdad en este pequeño texto: Ha llegado la hora de ser y ver por nosotros mismos. Dejar de lado la opinión de los demás bajo la convicción de que es la nuestra para nosotros mismos la más importante –pese a que pueda no ser la mejor-; llego el momento de “desaprender” y conservar esos secretos, aquellos sueños e incluso reir de los arrepentimientos… ya no tenemos que ser los mejores en todo e incluso podemos darnos el lujo de decir SI o NO según nos plazca.
Disfrutemos pues las ofertas y bondades de esta Gran Tipa en tanto tengamos la oportunidad de “sonreír” al reloj, de disfrutar una hora, un día, el paso del tiempo que implica la oportunidad de vivir!!!
gamogui@hotmail.com