/ domingo 7 de noviembre de 2021

Otro país, con buenos gobernantes

VER

Quienes gobiernan en muchos de nuestros pueblos no son las autoridades constituidas, sino grupos de extorsionadores que explotan a todo el que ellos deciden. Como amenazan con armas de alto poder a quien se resista, imponen su ley. Ellos son los que gobiernan. Nadie se atreve a poner una denuncia formal ante las instancias judiciales, porque con ello firmaría su sentencia de muerte. Y si se les informa a éstas extraoficialmente, no se nota que hagan algo para remediar la situación. Parece que se sienten impotentes y están rebasados, pues el dominio de esos grupos se extiende más y más. No quisiera pensar que están coludidos. ¡Necesitamos mejores gobernantes, legítimamente constituidos!

En nuestro país, por primera vez, el 27 de marzo de 2022, ejerceremos el derecho a votar para que al primer mandatario se le revoque su mandato que recibió por seis años y que ya cambiemos de gobierno, o que siga el mismo. Es un paso importante en la democracia. Llama la atención que los enemigos del Presidente no apoyen esa votación; quizá porque prevén que el resultado mayoritario haría que se sienta con más poder. Pero también puede pasar que sea considerable el número de los votos contrarios y que eso le haga replantearse algunas de sus actitudes, que son cuestionables. Sin embargo, con un gobierno o con otro, podemos seguir igual o peor. Lo que importa es que, sea quien sea, el gobernante sea justo, austero, humilde, preocupado por el bien común, sobre todo de los más desprotegidos; que sepa aconsejarse y pensar, en vez de decidir en forma primaria y autoritaria; que sea equilibrado, reflexivo y no se la pase ofendiendo y descalificando a medio mundo.

En las comunidades indígenas que no se han contaminado con las mañas de los partidos, nadie se propone para un cargo; es la comunidad la que los selecciona, los propone y los elige, a veces contra su voluntad. Se fijan en sus cualidades, en los servicios que ha dado, y sobre todo en su amor desinteresado al pueblo. Si se corrompe y los defrauda, de inmediato convocan asamblea y lo cambian. Esa es otra forma de democracia sin partidos políticos, muy valiosa. Los pueblos originarios también pueden aportar su experiencia y sabiduría, y no hay que menospreciarlos.

PENSAR

El Papa Francisco, en su visita a nuestro país en febrero de 2016, dijo a los líderes políticos y sociales en Palacio Nacional: “Un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común. La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.

ACTUAR

Si alguien tiene un cargo público, ejérzalo con justicia y amor a los demás. Si alguien aspira a un puesto, edúquese en el servicio permanente a la comunidad. Si no lo eligen en una votación, siga desgastando su vida en bien de los demás; es lo que más lo colmará de satisfacción. Si alguien está siendo extorsionado, no responda con violencia o altanería, porque los armados se sienten omnipotentes y no entienden razones. Si alguien anda metido en esos grupos, conviértase de corazón: ame a Dios y ame a su prójimo. Su vida dará un giro de 90 grados y su conciencia le permitirá vivir y dormir tranquilo.


VER

Quienes gobiernan en muchos de nuestros pueblos no son las autoridades constituidas, sino grupos de extorsionadores que explotan a todo el que ellos deciden. Como amenazan con armas de alto poder a quien se resista, imponen su ley. Ellos son los que gobiernan. Nadie se atreve a poner una denuncia formal ante las instancias judiciales, porque con ello firmaría su sentencia de muerte. Y si se les informa a éstas extraoficialmente, no se nota que hagan algo para remediar la situación. Parece que se sienten impotentes y están rebasados, pues el dominio de esos grupos se extiende más y más. No quisiera pensar que están coludidos. ¡Necesitamos mejores gobernantes, legítimamente constituidos!

En nuestro país, por primera vez, el 27 de marzo de 2022, ejerceremos el derecho a votar para que al primer mandatario se le revoque su mandato que recibió por seis años y que ya cambiemos de gobierno, o que siga el mismo. Es un paso importante en la democracia. Llama la atención que los enemigos del Presidente no apoyen esa votación; quizá porque prevén que el resultado mayoritario haría que se sienta con más poder. Pero también puede pasar que sea considerable el número de los votos contrarios y que eso le haga replantearse algunas de sus actitudes, que son cuestionables. Sin embargo, con un gobierno o con otro, podemos seguir igual o peor. Lo que importa es que, sea quien sea, el gobernante sea justo, austero, humilde, preocupado por el bien común, sobre todo de los más desprotegidos; que sepa aconsejarse y pensar, en vez de decidir en forma primaria y autoritaria; que sea equilibrado, reflexivo y no se la pase ofendiendo y descalificando a medio mundo.

En las comunidades indígenas que no se han contaminado con las mañas de los partidos, nadie se propone para un cargo; es la comunidad la que los selecciona, los propone y los elige, a veces contra su voluntad. Se fijan en sus cualidades, en los servicios que ha dado, y sobre todo en su amor desinteresado al pueblo. Si se corrompe y los defrauda, de inmediato convocan asamblea y lo cambian. Esa es otra forma de democracia sin partidos políticos, muy valiosa. Los pueblos originarios también pueden aportar su experiencia y sabiduría, y no hay que menospreciarlos.

PENSAR

El Papa Francisco, en su visita a nuestro país en febrero de 2016, dijo a los líderes políticos y sociales en Palacio Nacional: “Un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común. La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.

ACTUAR

Si alguien tiene un cargo público, ejérzalo con justicia y amor a los demás. Si alguien aspira a un puesto, edúquese en el servicio permanente a la comunidad. Si no lo eligen en una votación, siga desgastando su vida en bien de los demás; es lo que más lo colmará de satisfacción. Si alguien está siendo extorsionado, no responda con violencia o altanería, porque los armados se sienten omnipotentes y no entienden razones. Si alguien anda metido en esos grupos, conviértase de corazón: ame a Dios y ame a su prójimo. Su vida dará un giro de 90 grados y su conciencia le permitirá vivir y dormir tranquilo.