/ domingo 26 de diciembre de 2021

Otro país, con Jesucristo

VER

Desde hace años, la Secretaría de Educación Pública de nuestro país, algunas televisoras y empresas, así como otras entidades, al designar los días no laborables con ocasión de la Navidad, no hace alusión a ésta, sino que les llaman vacaciones o fiestas decembrinas, de invierno, de fin de año… Algo semejante sucede en la Semana Santa; no la mencionan, sino que hablan de vacaciones de primavera… No quieren reconocer el origen histórico de estas fechas y para nada hablan del motivo de estas celebraciones, que es Jesucristo. Como si su existencia fuera sólo un dato piadoso de una religión, siendo que, con datos también extrabíblicos, está probada históricamente. La Navidad es un hecho histórico.

Durante estos días, hay católicos y cristianos confesos que se intercambian regalos, hacen reuniones familiares, aprovechan para vacacionar, pero que casi para nada toman en cuenta a Jesús, quien es el motivo original de estas celebraciones. Quizá algunos pongan un “Nacimiento”, con las figuras tradicionales, incluso con la imagen del Niño Jesús, pero no leen su Palabra en la Sagrada Escritura, no participan en los ritos religiosos, no hacen siquiera una oración familiar, mucho menos se acercan al sacramento de la reconciliación, ni reciben la Eucaristía. Tampoco se preocupan por hacer algo en favor de los pobres, siendo que Jesús está vivo y verdadero en ellos. ¡Una Navidad sin Cristo!

El domingo pasado, empezábamos el Rosario de “Posadas” en el templo de mi pueblo natal. En ese momento, se presentó en la oficina parroquial el mando local del grupo de extorsionadores de la región, transmitiendo en forma prepotente la orden de su comandante superior de que se tenían que hacer las “Posadas” no en el templo, sino en las calles del pueblo. Acompañé al párroco y pedimos hablar con su jefe. Platicamos con él y le expusimos las razones de hacerlas sólo en el templo, para evitar contagios. Le dijo a su subalterno: “Con la Iglesia no nos metemos”. Y decidieron ellos organizar por su cuenta tres “Posadas”, con su gente, en las calles del pueblo, pero no de parte de la parroquia. No les interesa lo tradicional de esa novena, sino que haya fiesta, baile, música, bebida y quizá droga. No les importa Jesucristo, sino usar su Navidad para sus placeres. Pero no nos podemos quedar tranquilos sin hacer cuanto podamos por evangelizar a estas personas. Por ello, pedí a dicho jefe superior hablar más largamente con él, a lo que accedió, en una fecha posterior.

PENSAR

El Papa Francisco, en su exhortación Evangelii gaudium, nos dice:

“Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive. De otro modo, «si Cristo no resucitó, nuestra predicación está vacía» (1 Co 15,14). El Evangelio nos relata que cuando los primeros discípulos salieron a predicar, «el Señor colaboraba con ellos y confirmaba la Palabra» (Mc 16,20). Eso también sucede hoy. Se nos invita a descubrirlo, a vivirlo. Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda” (275).

ACTUAR

Si queremos otro país, donde haya esa paz que nos trae Jesús en su Nacimiento, donde haya justicia y respeto, donde brillen la fraternidad y la armonía, necesitamos pedir al Espíritu Santo y a la Virgen María que nos ayuden para llevar a Jesús a tantas personas que no lo conocen, para que se conviertan y cambien de vida.


¡Santa Navidad para todos!

VER

Desde hace años, la Secretaría de Educación Pública de nuestro país, algunas televisoras y empresas, así como otras entidades, al designar los días no laborables con ocasión de la Navidad, no hace alusión a ésta, sino que les llaman vacaciones o fiestas decembrinas, de invierno, de fin de año… Algo semejante sucede en la Semana Santa; no la mencionan, sino que hablan de vacaciones de primavera… No quieren reconocer el origen histórico de estas fechas y para nada hablan del motivo de estas celebraciones, que es Jesucristo. Como si su existencia fuera sólo un dato piadoso de una religión, siendo que, con datos también extrabíblicos, está probada históricamente. La Navidad es un hecho histórico.

Durante estos días, hay católicos y cristianos confesos que se intercambian regalos, hacen reuniones familiares, aprovechan para vacacionar, pero que casi para nada toman en cuenta a Jesús, quien es el motivo original de estas celebraciones. Quizá algunos pongan un “Nacimiento”, con las figuras tradicionales, incluso con la imagen del Niño Jesús, pero no leen su Palabra en la Sagrada Escritura, no participan en los ritos religiosos, no hacen siquiera una oración familiar, mucho menos se acercan al sacramento de la reconciliación, ni reciben la Eucaristía. Tampoco se preocupan por hacer algo en favor de los pobres, siendo que Jesús está vivo y verdadero en ellos. ¡Una Navidad sin Cristo!

El domingo pasado, empezábamos el Rosario de “Posadas” en el templo de mi pueblo natal. En ese momento, se presentó en la oficina parroquial el mando local del grupo de extorsionadores de la región, transmitiendo en forma prepotente la orden de su comandante superior de que se tenían que hacer las “Posadas” no en el templo, sino en las calles del pueblo. Acompañé al párroco y pedimos hablar con su jefe. Platicamos con él y le expusimos las razones de hacerlas sólo en el templo, para evitar contagios. Le dijo a su subalterno: “Con la Iglesia no nos metemos”. Y decidieron ellos organizar por su cuenta tres “Posadas”, con su gente, en las calles del pueblo, pero no de parte de la parroquia. No les interesa lo tradicional de esa novena, sino que haya fiesta, baile, música, bebida y quizá droga. No les importa Jesucristo, sino usar su Navidad para sus placeres. Pero no nos podemos quedar tranquilos sin hacer cuanto podamos por evangelizar a estas personas. Por ello, pedí a dicho jefe superior hablar más largamente con él, a lo que accedió, en una fecha posterior.

PENSAR

El Papa Francisco, en su exhortación Evangelii gaudium, nos dice:

“Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive. De otro modo, «si Cristo no resucitó, nuestra predicación está vacía» (1 Co 15,14). El Evangelio nos relata que cuando los primeros discípulos salieron a predicar, «el Señor colaboraba con ellos y confirmaba la Palabra» (Mc 16,20). Eso también sucede hoy. Se nos invita a descubrirlo, a vivirlo. Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda” (275).

ACTUAR

Si queremos otro país, donde haya esa paz que nos trae Jesús en su Nacimiento, donde haya justicia y respeto, donde brillen la fraternidad y la armonía, necesitamos pedir al Espíritu Santo y a la Virgen María que nos ayuden para llevar a Jesús a tantas personas que no lo conocen, para que se conviertan y cambien de vida.


¡Santa Navidad para todos!