/ lunes 13 de mayo de 2019

Otro programa puede terminar en prebendas: Proequidad

¿Hemos avanzado hacia la Igualdad Sustantiva en el siglo XXI? ¿Lo que se ha construido hasta hoy, en estos lustros, ha influido para que las mujeres estemos en mejores condiciones que nuestras madres y abuelas? Conviene preguntárnoslo para motivarnos a hacer un balance objetivo y tener presente los retos, los pendientes, identificar lo que falta y lo que se tiene que revisar para garantizar adelantos.

Los datos estadísticos y los diagnósticos muestran que hay muchos rezagos y un alto índice de discriminaciones múltiples que no se han podido resolver, ciertamente en la población femenina las desventajas históricas son más cruentas.

Hay tres rubros en donde el país ha avanzado a favor de las causas de las mujeres: su presencia en los espacios de decisión y de poder derivado de reformas legislativas que han obligado a avanzar hacia la paridad; la institucionalidad en materia de género derivada de compromisos internacionales, y el incremento año con año de los presupuestos para programas etiquetados hacia la igualdad entre mujeres y hombres.

La constitución del Instituto Nacional de las Mujeres en el año 2000 fue un avance trascendental hacia la institucionalización de la materia de igualdad inscrito en el objeto de su creación.

Hay un programa de apenas 86 millones que ha logrado articular de manera especializada, la política pública hacia grupos de mujeres con problemáticas concretas, es el Proequidad. Su cometido es financiar a organizaciones de la sociedad civil quienes coadyuvan con proyectos dirigidos a la promoción y empoderamiento de las mujeres, el fomento de la ciudadanía y la autonomía de las mujeres de todas las condiciones y edades y su acceso a una vida libre de violencia.

El Proequidad deriva del pacto que el gobierno concreta con las mujeres a través de las OSC para incidir en el adelanto de quienes sufren deterioro o vulneración de sus derechos; como todo programa que se sustenta con recursos públicos debe evaluarse sus resultados y corregirse para que cumpla el objeto de su creación. Sin embargo, nada indica que su inscripción sea ociosa, por el contrario las propuestas para su mejora están inscritas por el Inmujeres.

Hoy este programa va hacia su desaparición por instrucciones el Presidente López Obrador.

Al igual que otros programas logrados por la lucha de las mujeres y las OSC, los recursos del Proequidad puede terminar siendo utilizados como prebendas asistencialistas y con fines electorales por el Presidente quien esgrime que en su gobierno él directamente decidirá como usa los recursos públicos. Las integrantes honoríficas de los Consejos Social y Consultivo del Inmujeres quienes se caracterizan por su diversidad, hoy están unidas en defensa del Proequidad y hacen gestiones ante el propio Instituto y la Segob para evitar su desaparición o tergiversación; ojalá sean escuchadas.

Hay que decirlo claramente: adelgazar los programas sociales del Estado a favor de las causas de las mujeres, es echar por la borda lo que hemos construido: no es un asunto de tal o cual expresidente “neoliberal”. También ojalá que las mujeres, quienes participaron en estas luchas y hoy forman parte del gobierno, eviten el desmantelamiento que tanto trabajo nos costó construir. Es incongruente que a Elena Poniatowska se le etiqueten en el Presupuesto 5 millones, en razón de qué?

Defensora de Derechos Humanos

@angelicadelap

¿Hemos avanzado hacia la Igualdad Sustantiva en el siglo XXI? ¿Lo que se ha construido hasta hoy, en estos lustros, ha influido para que las mujeres estemos en mejores condiciones que nuestras madres y abuelas? Conviene preguntárnoslo para motivarnos a hacer un balance objetivo y tener presente los retos, los pendientes, identificar lo que falta y lo que se tiene que revisar para garantizar adelantos.

Los datos estadísticos y los diagnósticos muestran que hay muchos rezagos y un alto índice de discriminaciones múltiples que no se han podido resolver, ciertamente en la población femenina las desventajas históricas son más cruentas.

Hay tres rubros en donde el país ha avanzado a favor de las causas de las mujeres: su presencia en los espacios de decisión y de poder derivado de reformas legislativas que han obligado a avanzar hacia la paridad; la institucionalidad en materia de género derivada de compromisos internacionales, y el incremento año con año de los presupuestos para programas etiquetados hacia la igualdad entre mujeres y hombres.

La constitución del Instituto Nacional de las Mujeres en el año 2000 fue un avance trascendental hacia la institucionalización de la materia de igualdad inscrito en el objeto de su creación.

Hay un programa de apenas 86 millones que ha logrado articular de manera especializada, la política pública hacia grupos de mujeres con problemáticas concretas, es el Proequidad. Su cometido es financiar a organizaciones de la sociedad civil quienes coadyuvan con proyectos dirigidos a la promoción y empoderamiento de las mujeres, el fomento de la ciudadanía y la autonomía de las mujeres de todas las condiciones y edades y su acceso a una vida libre de violencia.

El Proequidad deriva del pacto que el gobierno concreta con las mujeres a través de las OSC para incidir en el adelanto de quienes sufren deterioro o vulneración de sus derechos; como todo programa que se sustenta con recursos públicos debe evaluarse sus resultados y corregirse para que cumpla el objeto de su creación. Sin embargo, nada indica que su inscripción sea ociosa, por el contrario las propuestas para su mejora están inscritas por el Inmujeres.

Hoy este programa va hacia su desaparición por instrucciones el Presidente López Obrador.

Al igual que otros programas logrados por la lucha de las mujeres y las OSC, los recursos del Proequidad puede terminar siendo utilizados como prebendas asistencialistas y con fines electorales por el Presidente quien esgrime que en su gobierno él directamente decidirá como usa los recursos públicos. Las integrantes honoríficas de los Consejos Social y Consultivo del Inmujeres quienes se caracterizan por su diversidad, hoy están unidas en defensa del Proequidad y hacen gestiones ante el propio Instituto y la Segob para evitar su desaparición o tergiversación; ojalá sean escuchadas.

Hay que decirlo claramente: adelgazar los programas sociales del Estado a favor de las causas de las mujeres, es echar por la borda lo que hemos construido: no es un asunto de tal o cual expresidente “neoliberal”. También ojalá que las mujeres, quienes participaron en estas luchas y hoy forman parte del gobierno, eviten el desmantelamiento que tanto trabajo nos costó construir. Es incongruente que a Elena Poniatowska se le etiqueten en el Presupuesto 5 millones, en razón de qué?

Defensora de Derechos Humanos

@angelicadelap