/ viernes 29 de marzo de 2019

Para recrear el optimismo

En medio de los grandes retos a los que la Nación tiene que hacer frente (altos índices de inseguridad y violencia; escaso crecimiento económico; estancamiento de la pobreza y desigualdad; mujeres violentadas en sus derechos; ejecuciones masivas; expansión del crimen organizado; niñas, niños y jóvenes desaparecidos, etc.), pareciera que lo único que puede privar en el ánimo de los mexicanos es el pesimismo y la desesperanza.

Y peor aún, con un gobierno que cotidianamente muestra sus contradicciones y que mantiene múltiples frentes abiertos, con un gabinete inexperto y desarticulado; con un Presidente que sigue exhibiendo ocurrencias y desaciertos difíciles de comprender -el más reciente ha sido su exabrupto respecto a la conquista española-, que evade respuestas y que en lugar de ofrecer argumentos, simplemente se asume como la víctima de una “mafia del poder” que todos los días obstaculiza el avance de su cuarta transformación.

En medio de todo este escenario de incertidumbre, quiero rescatar una noticia de optimismo y al mismo tiempo expresar un reconocimiento a los mexicanos, por su capacidad para resistir tantas y tantas cosas: desconfianza, agobio, temor y muchos sentimientos más.

¿A que me refiero con lo anterior ?, pues resulta que los mexicanos somos más felices en comparación con el año 2018. Así es mis queridos lectores, por increíble que nos pueda parecer.

De acuerdo con el Reporte Mundial de la Felicidad 2019, publicado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México pasó del sitio 24 al 23. Si consideramos que en el Ranking compiten un total de 156 países, entonces nuestra posición la envidiarían más de cien naciones, entre las que se encuentran experiencias de la talla de Francia (lugar 24), Arabia Saudita (28), España (30), Singapur (34), Italia (36), Tailandia (52), Rusia (68) y China (93), sólo por citar casos emblemáticos y que a primera vista parecería que, por distintas razones, sus habitantes teóricamente vivirían más felices que los mexicanos.

Pero como todo en la vida es avanzar, mejorar y porque no decirlo, también “trascender”, esto significa que para aspirar a alcanzar mejores posiciones en los próximos años, los mexicanos en principio tendríamos que desplazar a países como: Emiratos Árabes Unidos (posición 21), Estados Unidos (19), Alemania (17), Inglaterra (15), Austria (10), Nueva Zelanda (8), Suiza (6), Noruega (3), Dinamarca (2) y Finlandia, que ocupa el primer lugar.

Por lo visto y al paso que vamos, el camino que nos queda por recorrer es bastante largo e incierto, pues los parámetros que la ONU toma en cuenta en sus evaluaciones son muy precisos: expectativas de vida, educación, apoyo social y la corrupción que tienen lugar en cada país evaluado.

El hecho de que el citado Reporte -que se viene realizando desde hace siete años- haya sido elaborado por la Organización de las Naciones Unidas, no deja lugar para ninguna duda, ni mucho menos para cuestionar o descalificar la seriedad y objetividad de sus conclusiones. Sin embargo, no hay que olvidar que es un índice subjetivo, esto es, se basa en la opinión de las personas sobre su grado de felicidad. En un país con los problemas de violencia que tenemos, no cabe duda que somos una sociedad optimista.

Es importante destacar que la ONU considera que en el caso de México, en esta ocasión, inevitablemente influyeron los resultados de las elecciones de 2018 en las que Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia de la República y que, en gran medida, esto fue resultado del malestar y hartazgo prevalecientes en millones de mexicanos.

Desde luego que hay mucho de razón en esta apreciación y en esto existen amplias coincidencias entre los distintos sectores de nuestra sociedad, al grado tal que es posible afirmar que, al menos en este punto, prevalece un gran consenso nacional.

Por lo mismo, resultará muy interesante darle seguimiento a los Reportes Mundiales de la Felicidad que la ONU irá publicando en los próximos años, particularmente hacia el final del actual sexenio, pues una cosa es que el Presidente López Obrador actualmente mantenga los índices más altos de aprobación y apoyo social y otra cosa muy diferente serán los resultados que urge tener ya en temas que, a casi cuatro meses de iniciado el nuevo gobierno, siguen haciendo crisis.

Lo cierto es que el país difícilmente podrá avanzar hacia mejores horizontes de desarrollo, certidumbre, paz, legalidad y convivencia armónica; e igualmente, muy difícilmente los mexicanos mejorarán sus condiciones de vida -o, en este caso, podrán ser más felices-, si como hemos visto en los primeros 100 días de su gobierno, el Presidente dedica un día y el otro también, a polarizar, descalificar y dividir a los mexicanos, escudándose en el argumento de que el conservadurismo, los “fifís” y toda una enorme mafia le están haciendo la vida de cuadritos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación

En medio de los grandes retos a los que la Nación tiene que hacer frente (altos índices de inseguridad y violencia; escaso crecimiento económico; estancamiento de la pobreza y desigualdad; mujeres violentadas en sus derechos; ejecuciones masivas; expansión del crimen organizado; niñas, niños y jóvenes desaparecidos, etc.), pareciera que lo único que puede privar en el ánimo de los mexicanos es el pesimismo y la desesperanza.

Y peor aún, con un gobierno que cotidianamente muestra sus contradicciones y que mantiene múltiples frentes abiertos, con un gabinete inexperto y desarticulado; con un Presidente que sigue exhibiendo ocurrencias y desaciertos difíciles de comprender -el más reciente ha sido su exabrupto respecto a la conquista española-, que evade respuestas y que en lugar de ofrecer argumentos, simplemente se asume como la víctima de una “mafia del poder” que todos los días obstaculiza el avance de su cuarta transformación.

En medio de todo este escenario de incertidumbre, quiero rescatar una noticia de optimismo y al mismo tiempo expresar un reconocimiento a los mexicanos, por su capacidad para resistir tantas y tantas cosas: desconfianza, agobio, temor y muchos sentimientos más.

¿A que me refiero con lo anterior ?, pues resulta que los mexicanos somos más felices en comparación con el año 2018. Así es mis queridos lectores, por increíble que nos pueda parecer.

De acuerdo con el Reporte Mundial de la Felicidad 2019, publicado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México pasó del sitio 24 al 23. Si consideramos que en el Ranking compiten un total de 156 países, entonces nuestra posición la envidiarían más de cien naciones, entre las que se encuentran experiencias de la talla de Francia (lugar 24), Arabia Saudita (28), España (30), Singapur (34), Italia (36), Tailandia (52), Rusia (68) y China (93), sólo por citar casos emblemáticos y que a primera vista parecería que, por distintas razones, sus habitantes teóricamente vivirían más felices que los mexicanos.

Pero como todo en la vida es avanzar, mejorar y porque no decirlo, también “trascender”, esto significa que para aspirar a alcanzar mejores posiciones en los próximos años, los mexicanos en principio tendríamos que desplazar a países como: Emiratos Árabes Unidos (posición 21), Estados Unidos (19), Alemania (17), Inglaterra (15), Austria (10), Nueva Zelanda (8), Suiza (6), Noruega (3), Dinamarca (2) y Finlandia, que ocupa el primer lugar.

Por lo visto y al paso que vamos, el camino que nos queda por recorrer es bastante largo e incierto, pues los parámetros que la ONU toma en cuenta en sus evaluaciones son muy precisos: expectativas de vida, educación, apoyo social y la corrupción que tienen lugar en cada país evaluado.

El hecho de que el citado Reporte -que se viene realizando desde hace siete años- haya sido elaborado por la Organización de las Naciones Unidas, no deja lugar para ninguna duda, ni mucho menos para cuestionar o descalificar la seriedad y objetividad de sus conclusiones. Sin embargo, no hay que olvidar que es un índice subjetivo, esto es, se basa en la opinión de las personas sobre su grado de felicidad. En un país con los problemas de violencia que tenemos, no cabe duda que somos una sociedad optimista.

Es importante destacar que la ONU considera que en el caso de México, en esta ocasión, inevitablemente influyeron los resultados de las elecciones de 2018 en las que Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia de la República y que, en gran medida, esto fue resultado del malestar y hartazgo prevalecientes en millones de mexicanos.

Desde luego que hay mucho de razón en esta apreciación y en esto existen amplias coincidencias entre los distintos sectores de nuestra sociedad, al grado tal que es posible afirmar que, al menos en este punto, prevalece un gran consenso nacional.

Por lo mismo, resultará muy interesante darle seguimiento a los Reportes Mundiales de la Felicidad que la ONU irá publicando en los próximos años, particularmente hacia el final del actual sexenio, pues una cosa es que el Presidente López Obrador actualmente mantenga los índices más altos de aprobación y apoyo social y otra cosa muy diferente serán los resultados que urge tener ya en temas que, a casi cuatro meses de iniciado el nuevo gobierno, siguen haciendo crisis.

Lo cierto es que el país difícilmente podrá avanzar hacia mejores horizontes de desarrollo, certidumbre, paz, legalidad y convivencia armónica; e igualmente, muy difícilmente los mexicanos mejorarán sus condiciones de vida -o, en este caso, podrán ser más felices-, si como hemos visto en los primeros 100 días de su gobierno, el Presidente dedica un día y el otro también, a polarizar, descalificar y dividir a los mexicanos, escudándose en el argumento de que el conservadurismo, los “fifís” y toda una enorme mafia le están haciendo la vida de cuadritos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación