/ domingo 25 de octubre de 2020

Parece, camina y vuela como pato, pero no es pato

La apuesta en materia de seguridad pública del gobierno federal fue la creación de la Guardia Nacional; un cuerpo que, según han referido, es civil. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario: es una corporación militar cuyo proceso de construcción y operación ha sido liderado por la SEDENA. Contrario a sus propuestas de campañas, y contraviniendo sus críticas sobre el uso incorrecto y abusivo de las Fuerzas Armadas en seguridad, el presidente ha llevado la militarización a un extremo del cual no se tiene precedente.

Autoridades, activistas y medios de comunicación han mencionado que la Guardia Nacional es una corporación civil debido a que el artículo 21° constitucional dice textualmente que “…será de carácter civil, profesional y disciplinado”. Sin embargo, un artículo transitorio menciona también que su estructura, sus normas, responsabilidades y tareas podrán homologarse a las de las Fuerzas Armadas. Vale la pena mencionar, por más obvio que parezca, que los artículos transitorios también son parte de la Constitución. Por lo tanto, desde marzo de 2019, cuando fue publicada la reforma constitucional de la Guardia Nacional, se aprobó la creación de un cuerpo de seguridad a la semejanza de las Fuerzas Armadas, y no de las policías.

A partir de esto, comenzó una simulación sobre la supuesta construcción de un cuerpo civil. El primer paso fue nombrar a un militar en activo como titular de la Guardia Nacional. Asimismo, solo nombraron a militares como coordinadores estatales. Lo anterior, debido a que la Ley de la Guardia Nacional, publicada en 2019, menciona que únicamente podrían nombrar a elementos de las Fuerzas Armadas o de la Policía Federal que tuvieran, por lo menos, 20 años en servicio. Cabe aclarar que la Policía Federal fue creada en 2009.

Posteriormente, por más que intentaron justificar el carácter civil, diversos elementos y procesos confirmaron que es un cuerpo militar. Por ejemplo, la mayoría del estado de fuerza (número de elementos) provienen de las Fuerzas Armadas, siendo la SEDENA la que aporta más. Todos los centros de reclutamiento se encuentran en zonas militares. Los cuarteles se están construyendo en predios donados a la SEDENA, y no a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en donde está la supuesta adscripción de la Guardia Nacional. Asimismo, no se han reclutado civiles a la nueva corporación, sólo se han incrementado los números de ingreso en la SEDENA y SEMAR.

Durante este mes, dos sucesos volvieron a confirmar el carácter castrense de la Guardia Nacional. Primero, a través de un oficio se dio a conocer que el presidente autorizó que la SEDENA tome el control operativo de la Guardia Nacional, incluyendo, además, el reclutamiento del personal de nuevo ingreso. Segundo, mediante una demanda de amparo se constató que no existe una separación entre las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional porque son los propios militares quienes ordenan, definen los nombramientos, e incluso, atienden a víctimas; corroborando que esta corporación es una extensión de los cuerpos militares en el país.

Ciertamente, este gobierno es distinto a los demás ya que ha militarizado la seguridad pública como ninguno otro. Por más que lo intenten negar, ocultar o disfrazar, no existe ningún elemento que respalde el carácter civil de la nueva corporación. Cuando vemos que la Guardia Nacional se construye como un cuerpo militar, se ve como un cuerpo militar y opera como un cuerpo militar, no nos queda más que llamarlo así: un cuerpo militar.



Consultor independiente

@ddblanc

La apuesta en materia de seguridad pública del gobierno federal fue la creación de la Guardia Nacional; un cuerpo que, según han referido, es civil. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario: es una corporación militar cuyo proceso de construcción y operación ha sido liderado por la SEDENA. Contrario a sus propuestas de campañas, y contraviniendo sus críticas sobre el uso incorrecto y abusivo de las Fuerzas Armadas en seguridad, el presidente ha llevado la militarización a un extremo del cual no se tiene precedente.

Autoridades, activistas y medios de comunicación han mencionado que la Guardia Nacional es una corporación civil debido a que el artículo 21° constitucional dice textualmente que “…será de carácter civil, profesional y disciplinado”. Sin embargo, un artículo transitorio menciona también que su estructura, sus normas, responsabilidades y tareas podrán homologarse a las de las Fuerzas Armadas. Vale la pena mencionar, por más obvio que parezca, que los artículos transitorios también son parte de la Constitución. Por lo tanto, desde marzo de 2019, cuando fue publicada la reforma constitucional de la Guardia Nacional, se aprobó la creación de un cuerpo de seguridad a la semejanza de las Fuerzas Armadas, y no de las policías.

A partir de esto, comenzó una simulación sobre la supuesta construcción de un cuerpo civil. El primer paso fue nombrar a un militar en activo como titular de la Guardia Nacional. Asimismo, solo nombraron a militares como coordinadores estatales. Lo anterior, debido a que la Ley de la Guardia Nacional, publicada en 2019, menciona que únicamente podrían nombrar a elementos de las Fuerzas Armadas o de la Policía Federal que tuvieran, por lo menos, 20 años en servicio. Cabe aclarar que la Policía Federal fue creada en 2009.

Posteriormente, por más que intentaron justificar el carácter civil, diversos elementos y procesos confirmaron que es un cuerpo militar. Por ejemplo, la mayoría del estado de fuerza (número de elementos) provienen de las Fuerzas Armadas, siendo la SEDENA la que aporta más. Todos los centros de reclutamiento se encuentran en zonas militares. Los cuarteles se están construyendo en predios donados a la SEDENA, y no a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en donde está la supuesta adscripción de la Guardia Nacional. Asimismo, no se han reclutado civiles a la nueva corporación, sólo se han incrementado los números de ingreso en la SEDENA y SEMAR.

Durante este mes, dos sucesos volvieron a confirmar el carácter castrense de la Guardia Nacional. Primero, a través de un oficio se dio a conocer que el presidente autorizó que la SEDENA tome el control operativo de la Guardia Nacional, incluyendo, además, el reclutamiento del personal de nuevo ingreso. Segundo, mediante una demanda de amparo se constató que no existe una separación entre las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional porque son los propios militares quienes ordenan, definen los nombramientos, e incluso, atienden a víctimas; corroborando que esta corporación es una extensión de los cuerpos militares en el país.

Ciertamente, este gobierno es distinto a los demás ya que ha militarizado la seguridad pública como ninguno otro. Por más que lo intenten negar, ocultar o disfrazar, no existe ningún elemento que respalde el carácter civil de la nueva corporación. Cuando vemos que la Guardia Nacional se construye como un cuerpo militar, se ve como un cuerpo militar y opera como un cuerpo militar, no nos queda más que llamarlo así: un cuerpo militar.



Consultor independiente

@ddblanc

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