/ lunes 17 de agosto de 2020

Paridad de géneros: reto histórico

La Constitución Política establece paridad en todo y el marco legal secundario y de las 32 entidades al armonizarse, debe hacerlo desde una doble mirada: constitucionalidad y convencionalidad, como lo señala Sergio García Ramírez, puesto que se trata del ejercicio y garantía de los derechos humanos de las mujeres. Esta mirada obliga a revisar profundamente nuestras formas de pensar desde los principios de progresividad y adelanto de las mujeres señalados en la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres CEDAW.


La paridad va acompañada de un gran paquete de reformas en materia de violencia política contra las mujeres por serlo. El Congreso motivó la importancia de prevenir no se cometa delito contra las mujeres que compiten u ocuparán un cargo, de lo contrario quién lo perpetre se hará acreedor a una sanción.


Hace años cuando promovíamos en un Congreso Nacional del PRD el 50/50 -y la cuota de jóvenes y de indígenas- en el Estatuto, hubo reacciones en contra a no aprobarlas porque ese precepto provocaría una “discriminación de los hombres” porque las candidaturas y los espacios los “ocuparían” la mitad las mujeres, además de los que corresponden a jóvenes, indígenas, “con cuántos se quedarían ellos?” se alertaban. Hubo corrientes que disciplinaron a todas sus compañeras para que votaran en contra de la paridad. Algunas mujeres desde tribuna decían “los espacios nos los tenemos que ganar con méritos y capacidad”, por lo que era indigno establecer la obligación: la realidad ha demostrado que ese argumento denotaba una ingenuidad simplista, era obvio su comportamiento estaba delineado por algunos; aún así ganó la paridad.


Para avanzar hacia la igualdad sustantiva es indispensable lograr cambios estructurales de fondo, desde luego para cumplir con la ley. Pero es harto complicado concretarlos porque todas las estructuras institucionales, sociales, familiares, y sobretodo políticas, siguen perpetuando el androcentrismo y la paridad se topa como sabemos, con obstáculos que impiden acatarla irrestrictamente de manera horizontal, vertical e integralmente y ante la obligación de que deben cumplir, hay riesgos lo hagan desde la formalidad y los espacios sean ocupados por mujeres alineadas y disciplinadas; ejemplos sobran.


En todos los partidos habrá quienes pretendan darle la vuelta a la paridad esgrimiendo interpretaciones, algunas no dudo sean por ignorancia. Pero hay que decirlo claro: el verbo que obliga la CPEUM es: garantizar la paridad. No tengo duda las autoridades electorales, o desde el poder judicial electoral, se obligará a cumplir el mandato constitucional, como ya lo han ordenado respecto a algunos procesos partidistas.


En junio del 21 se van a elegir 500 curules de la Cámara de diputados; renovarán 15 gubernaturas y 30 congresos locales: 1,063 diputaciones locales; 1,926 municipios con regidurías y sindicaturas: paridad horizontal y vertical. Las mujeres de todas las formas, colores, edades, idiomas, diversidad de pensamientos van a competir por miles de cargos.


Entre nosotras hay diferencias, algunas tienen que ver con el aborto u otros temas, aún así tendremos que sopesar la importancia de los contrapesos y hacerlo con civilidad. Tengo confianza contribuyamos en la vindicación de la política y la tolerancia, hoy tan vilipendiadas. Reto histórico, no cree usted?

Defensora de derechos humanos

La Constitución Política establece paridad en todo y el marco legal secundario y de las 32 entidades al armonizarse, debe hacerlo desde una doble mirada: constitucionalidad y convencionalidad, como lo señala Sergio García Ramírez, puesto que se trata del ejercicio y garantía de los derechos humanos de las mujeres. Esta mirada obliga a revisar profundamente nuestras formas de pensar desde los principios de progresividad y adelanto de las mujeres señalados en la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres CEDAW.


La paridad va acompañada de un gran paquete de reformas en materia de violencia política contra las mujeres por serlo. El Congreso motivó la importancia de prevenir no se cometa delito contra las mujeres que compiten u ocuparán un cargo, de lo contrario quién lo perpetre se hará acreedor a una sanción.


Hace años cuando promovíamos en un Congreso Nacional del PRD el 50/50 -y la cuota de jóvenes y de indígenas- en el Estatuto, hubo reacciones en contra a no aprobarlas porque ese precepto provocaría una “discriminación de los hombres” porque las candidaturas y los espacios los “ocuparían” la mitad las mujeres, además de los que corresponden a jóvenes, indígenas, “con cuántos se quedarían ellos?” se alertaban. Hubo corrientes que disciplinaron a todas sus compañeras para que votaran en contra de la paridad. Algunas mujeres desde tribuna decían “los espacios nos los tenemos que ganar con méritos y capacidad”, por lo que era indigno establecer la obligación: la realidad ha demostrado que ese argumento denotaba una ingenuidad simplista, era obvio su comportamiento estaba delineado por algunos; aún así ganó la paridad.


Para avanzar hacia la igualdad sustantiva es indispensable lograr cambios estructurales de fondo, desde luego para cumplir con la ley. Pero es harto complicado concretarlos porque todas las estructuras institucionales, sociales, familiares, y sobretodo políticas, siguen perpetuando el androcentrismo y la paridad se topa como sabemos, con obstáculos que impiden acatarla irrestrictamente de manera horizontal, vertical e integralmente y ante la obligación de que deben cumplir, hay riesgos lo hagan desde la formalidad y los espacios sean ocupados por mujeres alineadas y disciplinadas; ejemplos sobran.


En todos los partidos habrá quienes pretendan darle la vuelta a la paridad esgrimiendo interpretaciones, algunas no dudo sean por ignorancia. Pero hay que decirlo claro: el verbo que obliga la CPEUM es: garantizar la paridad. No tengo duda las autoridades electorales, o desde el poder judicial electoral, se obligará a cumplir el mandato constitucional, como ya lo han ordenado respecto a algunos procesos partidistas.


En junio del 21 se van a elegir 500 curules de la Cámara de diputados; renovarán 15 gubernaturas y 30 congresos locales: 1,063 diputaciones locales; 1,926 municipios con regidurías y sindicaturas: paridad horizontal y vertical. Las mujeres de todas las formas, colores, edades, idiomas, diversidad de pensamientos van a competir por miles de cargos.


Entre nosotras hay diferencias, algunas tienen que ver con el aborto u otros temas, aún así tendremos que sopesar la importancia de los contrapesos y hacerlo con civilidad. Tengo confianza contribuyamos en la vindicación de la política y la tolerancia, hoy tan vilipendiadas. Reto histórico, no cree usted?

Defensora de derechos humanos