/ miércoles 18 de diciembre de 2019

Parquímetros, un programa inconcluso

Por: Gabriela Salido

Hace más de seis años, cuando inició el proceso de implementación de los parquímetros en diferentes zonas de la Ciudad, solo se tenia como referencia lo realizado en las colonias Juárez y Cuauhtémoc el cual estaba bajo un modelo de administración totalmente distinto al que se pretendía implementar por el gobierno de la Ciudad. Para esa nueva implementación se realizó un gran esfuerzo por convencer a los habitantes de las colonias sobre las bondades del sistema

Entre esas bondades resaltaban tres: la inhibición del uso del automóvil, el ordenamiento del espacio público y lo más importante es que un tercio de los recursos recaudados se destinarían a las propias colonias para proyectos de mejora y otro tercio se destinaría a materia de seguridad.

En esta dinámica, la autoridad realizó esfuerzos sobresalientes para acercarse a los vecinos de los polígonos y facilitarles cualquier trámite administrativo con respecto a los tarjetones que se otorgaban para aquellos que no tenían un lugar de estacionamiento en su domicilio, proporcionado inclusive, una atención especial a adultos mayores solucionando esta situación en tiempo record.

En su momento, cuestioné la falta de transparencia y claridad en la entrega de los permisos de operación a empresas creadas ex profeso y sin experiencia. Asimismo, la mayoría de las organizaciones en favor de la movilidad coincidían en no prestar demasiada atención a la posible corrupción y opacidad estos permisos ya que consideraban que el beneficio sería mayor y que era prioridad la implementación de una agenda específica en materia de movilidad para la ciudad.

Así las cosas, avanzó la implementación de los parquímetros en colonias como Roma, Condesa, Hipódromo, Hipódromo Condesa y Anzures; hoy el programa existe no solo en las alcaldías de Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, sino también en Benito Juárez y Álvaro Obregón.

A la luz de los años y como parte de las experiencias aprendidas en este proceso podemos decir que se han generado vicios en la operación del programa como el evidente abuso de los valet parkings y los llamados “viene-viene” convirtiéndose ahora en administradores del espacio público, mismo que no sería posible sin la complicidad de algunas autoridades.

Por otra parte, respecto a la colocación de inmovilizadores, mejor conocidos como “arañas” y la imposición de las multas correspondientes, es importante destacar que, con la llegada de la nueva administración se definió que sólo serían colocadas a los vehículos con placas foráneas, siguiendo aún sin explicar el destino de estos recursos y si deberían ser consideradas o no dentro del monto total para su asignación en la colonia que los genera, continuando con la opacidad.

Otro tema es que, aunque existe la posibilidad, los parquímetros no procesan actualmente operaciones canceladas y obviamente tampoco se especifica el destino de este recurso, es decir no especifica si el ingreso se registra o se marca como cancelado y los espacios quedan libres y pueden volverse aprovechar esto es, se puede cobrar por dos vehículos el mismo espacio en el mismo horario y no se ve ningún avance en esto como en el posible pago con tarjeta.

El espacio público siempre ha sido un tema de debate, hoy más que nunca queda claro que el espacio público es de todos y debemos buscarle el mejor destino y aprovechamiento posible en beneficio de la sociedad.

Sin embargo, cada vez que se plantea la modificación del programa para tratar de aprovechar el espacio destinado como cajones estacionamiento con otros fines siempre encontramos una autoridad defensora del concesionario.

La realidad es que al corte del 2018 este sistema había logrado recaudar montos superiores a los 650 millones de pesos y se calcula que cerca del 50 por ciento de los recursos que debieron destinarse a las colonias donde se encuentra el programa sigue sin ejercerse y está nueva administración por mucho no ha realizado esfuerzos claros para su ejecución.

Contrario a lo que se planteó en campaña y lo que se señaló en el Informe de Gobierno entregado al Congreso de la Ciudad de México, los responsables del programa en la administración pública no han ciudadanizado, ni transparentado las concesiones, ni mejorado, ni corregido el programa.

Han anunciado que se ha hecho pública información que ya lo era y han limitado el programa a un modelo recaudatorio donde no han buscado mejorar sus prácticas y día a día con la misma tolerancia que se tuvo ante lo cuestionable de su origen son pocas las voces que demandan su actualización y mejora, así como la ejecución del recurso pendiente.

Por: Gabriela Salido

Hace más de seis años, cuando inició el proceso de implementación de los parquímetros en diferentes zonas de la Ciudad, solo se tenia como referencia lo realizado en las colonias Juárez y Cuauhtémoc el cual estaba bajo un modelo de administración totalmente distinto al que se pretendía implementar por el gobierno de la Ciudad. Para esa nueva implementación se realizó un gran esfuerzo por convencer a los habitantes de las colonias sobre las bondades del sistema

Entre esas bondades resaltaban tres: la inhibición del uso del automóvil, el ordenamiento del espacio público y lo más importante es que un tercio de los recursos recaudados se destinarían a las propias colonias para proyectos de mejora y otro tercio se destinaría a materia de seguridad.

En esta dinámica, la autoridad realizó esfuerzos sobresalientes para acercarse a los vecinos de los polígonos y facilitarles cualquier trámite administrativo con respecto a los tarjetones que se otorgaban para aquellos que no tenían un lugar de estacionamiento en su domicilio, proporcionado inclusive, una atención especial a adultos mayores solucionando esta situación en tiempo record.

En su momento, cuestioné la falta de transparencia y claridad en la entrega de los permisos de operación a empresas creadas ex profeso y sin experiencia. Asimismo, la mayoría de las organizaciones en favor de la movilidad coincidían en no prestar demasiada atención a la posible corrupción y opacidad estos permisos ya que consideraban que el beneficio sería mayor y que era prioridad la implementación de una agenda específica en materia de movilidad para la ciudad.

Así las cosas, avanzó la implementación de los parquímetros en colonias como Roma, Condesa, Hipódromo, Hipódromo Condesa y Anzures; hoy el programa existe no solo en las alcaldías de Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, sino también en Benito Juárez y Álvaro Obregón.

A la luz de los años y como parte de las experiencias aprendidas en este proceso podemos decir que se han generado vicios en la operación del programa como el evidente abuso de los valet parkings y los llamados “viene-viene” convirtiéndose ahora en administradores del espacio público, mismo que no sería posible sin la complicidad de algunas autoridades.

Por otra parte, respecto a la colocación de inmovilizadores, mejor conocidos como “arañas” y la imposición de las multas correspondientes, es importante destacar que, con la llegada de la nueva administración se definió que sólo serían colocadas a los vehículos con placas foráneas, siguiendo aún sin explicar el destino de estos recursos y si deberían ser consideradas o no dentro del monto total para su asignación en la colonia que los genera, continuando con la opacidad.

Otro tema es que, aunque existe la posibilidad, los parquímetros no procesan actualmente operaciones canceladas y obviamente tampoco se especifica el destino de este recurso, es decir no especifica si el ingreso se registra o se marca como cancelado y los espacios quedan libres y pueden volverse aprovechar esto es, se puede cobrar por dos vehículos el mismo espacio en el mismo horario y no se ve ningún avance en esto como en el posible pago con tarjeta.

El espacio público siempre ha sido un tema de debate, hoy más que nunca queda claro que el espacio público es de todos y debemos buscarle el mejor destino y aprovechamiento posible en beneficio de la sociedad.

Sin embargo, cada vez que se plantea la modificación del programa para tratar de aprovechar el espacio destinado como cajones estacionamiento con otros fines siempre encontramos una autoridad defensora del concesionario.

La realidad es que al corte del 2018 este sistema había logrado recaudar montos superiores a los 650 millones de pesos y se calcula que cerca del 50 por ciento de los recursos que debieron destinarse a las colonias donde se encuentra el programa sigue sin ejercerse y está nueva administración por mucho no ha realizado esfuerzos claros para su ejecución.

Contrario a lo que se planteó en campaña y lo que se señaló en el Informe de Gobierno entregado al Congreso de la Ciudad de México, los responsables del programa en la administración pública no han ciudadanizado, ni transparentado las concesiones, ni mejorado, ni corregido el programa.

Han anunciado que se ha hecho pública información que ya lo era y han limitado el programa a un modelo recaudatorio donde no han buscado mejorar sus prácticas y día a día con la misma tolerancia que se tuvo ante lo cuestionable de su origen son pocas las voces que demandan su actualización y mejora, así como la ejecución del recurso pendiente.